el blog de reseñas de Andrés Accorsi

martes, 4 de diciembre de 2018

EL MARTES, SEGUNDAS PARTES

Hoy tengo para reseñar dos libros que se complementan con otros dos ya reseñados acá en el blog.
Empezamos con Parker: The Outfit, la segunda novela de Richard Stark (en realidad, Donald Westlake firmando con pseudónimo) que adaptara al comic el inolvidable Darwyn Cooke. La primera (The Hunter) la reseñamos el 13/07/13.
El libro arranca con una especie de serendipia, una yapa imprevista que está demasiado bien para ser real: las 24 páginas de The Man with the Getaway Face, un breve relato que funciona muy bien en sí mismo, pero además sirve como puente entre The Hunter y The Outfit. Es una historia tan redondita, tan jodida, que si le ponés un garche y cinco chistes se convierte en uno de los mejores episodios de Torpedo 1936.
Y después, la historia larga en la que Parker sale con los tapones de punta, a escupirle el asado a una poderosa organización criminal que lo trató de matar, justo a él, que es un genio del delito low-fi. Stark primero y Cooke después nos cuentan minuciosamente cómo funcionan los grandes curros de este imperio clandestino, y acá es donde el historietista canadiense encuentra el mayor desafío: Buena parte de la novela es una explicación paso a paso, casi un manual de instrucciones, de cómo está armada la logística de cada uno de los negocios ilegales de esta “empresa” criminal. Son unas 30 páginas sin acción ni conflictos, que ahondan en detalles minuciosos acerca de estos operativos, y Cooke encuentra distintas formas de graficar estos procedimientos para hacerlos visualmente interesantes para el lector de historietas. Con distinto éxito, no? Porque no todos los recursos que emplea funcionan igual de bien. Pero el resultado es sumamente satisfactorio, y para cuando Parker y sus aliados empiezan a desbaratar sistemáticamente los negocios de “la empresa”, uno ya entendió perfectamente cómo están estructurados, cómo circula la guita negra, cómo se blanquea, cómo se reparte y demás. Una especie de Ruta del Dinero K, un poquito menos delirante que la que te vendieron los medios neoliberales de Argentina.
El dibujo… ufff, ni tiene sentido intentar explicar la magia que tira Cooke en la faz gráfica. A las influencias habituales de Bruce Timm, Alex Toth, Ty Templeton y David Mazzucchelli hay que sumarle páginas dibujadas en una línea clarísima, secuencias enteras ilustradas como si fueran cartoons humorísticos de los años ´50… un despelote realmente extraordinario, con una sofisticación increíble y una fuerza expresiva descomunal. Recontra-recomendable y sumamente imprescindible para las viudas de Cooke que creen que el ídolo era sólo un gran dibujante de superhéroes.
También en 2013, el 14 de Septiembre, me tocó reseñar el primer librito de Fumetsu, una saga de aventuras, machaca épica y ciencia-ficción creada por los chilenos Felipe Benavides y Fernando Pinto. Era apenas el inicio de dicha saga, y en esas primeras 48 páginas se empezaba a avizorar un universo vasto y atractivo. El Vol.2 en vez de 48 páginas tiene 80 y termina donde tiene que terminar: con el final de la historia de este bravo samurai del futuro remoto y su lucha por liberar a la humanidad del yugo de los Warui.
Una vez más, Benavides no se calienta mucho por desarrollar a los personajes. El elenco está muy bien armado y varias de las mejores secuencias surgen de la ingeniosa interacción entre estas criaturas. Pero no van del punto A al punto B, sino que se concentran en los diálogos y en la acción. También al igual que el Vol.1, esta segunda entrega tiene muchísima acción, extensas secuencias prácticamente sin textos en las que vemos unos combates electrizantes, casi siempre importantes para el devenir de la trama. La vez pasada, la abundancia de machaca hacía que el librito durara muy poco, como esos tomitos de shonen de 190 páginas que te bajás en menos de 15 minutos. Esta vez, al tratarse de un tomo bastante más voluminoso, eso se siente un poco menos.
Lo mejor que tiene Fumetsu es cómo Benavides mueve a los personajes por este mundo, cómo aprovecha ese trasfondo, esa complejidad de conceptos aventureros que supo construir a lo largo de toda la saga para llegar a un final potente. El dibujo de Pinto no desentona para nada con el clima épico de Fumetsu y además potencia muchísimo el aspecto más humano, el de la interacción entre los personajes. Una vez más me atrapó con ese trazo similar al de Enric Rebollo, con la coreografía de las batallas y obviamente con la aplicación de los grises, que es el punto más alto de la faz gráfica de Fumetsu.
No estamos ante el comic que marcará un antes y un después en la historia de la historieta chilena, pero la verdad que para pasar un rato entretenido y vibrar al ritmo de la machaca, está muy bien.

Volvemos pronto con nuevas reseñas y nos vemos este jueves en Sector 2814, donde voy a estar charlando con mi amigo e ídolo Agustín Graham Nakamura. Sayonara.  

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