martes, 25 de agosto de 2020
ZOOT SUITE
Por lo menos hasta fin de mes, sigo transitando mi cuarentena sin superhéroes, y es hora de compartir una reseña complementaria a la del 11/02/14, que nunca está demás repasar. En un libro bastante más finito que aquel y en formato comic-book, Fantagraphics recopila trabajos muy locos del glorioso neozelandés Roger Langridge, todos de 1992-96, esta vez acompañado por su hermano Andrew en los guiones. La portada te engaña: parece que de nuevo casi todo va a girar en torno a Art D´Ecco y The Gump, pero en realidad aparecen muy poquito y en historias muy breves, de una página, que complementan a la principal.
La historia más extensa se titula The Journey Halfway y es una tragicomedia absolutamente hipnótica que te hace reir, te pone nervioso, te bajonea y por momentos te deja en bolas, pensando qué quisieron decir los autores. Por momentos parece un sketch de los Monty Phyton, por momentos una parodia de Waiting for Godot (el clásico surrealista de Samuel Beckett), por momentos una aventura costumbrista de borrachos y perdedores que podría haber contado Peter Bagge en un número de Hate. Andrew Langridge ensaya distintos tipos de humor (de los Hermanos Marx a Bugs Bunny), distintos climas, y a la vez le da el pie a Roger para probar distintas grillas y distintos tempos narrativos a la hora de llevar la historia a la página. Y por supuesto Roger no se guarda nada y despliega ese asombroso arsenal gráfico que lo posiciona hace muchos años como uno de los mejores historietistas del planeta, el heredero natural de Will Elder y Harvey Kurtzman. Estamos hablando de un dibujante realmente fenomenal, brillante en todos los rubros. Un genio absoluto.
Por el lado de las historietas cortas, no sólo tenemos más despliegue visual por parte de Roger (que se anima a modificar el trazo, a narrar sin fondos, a irse más al carajo en el diseño de los personajes) sino que además Andrew abraza con más pasión el surrealismo, el delirio y el humor con mala leche, sin descuidar nunca la calidad de los diálogos, que es altísima en todo el tomito. Calling Claire y No Shit Man son verdaderas micro-joyas, The Friendly Pooh es tan graciosa que daba para seguirla hasta el infinito, y la onírica I Dreamt está repleta de ideas limadísimas, y además contiene las páginas mejor dibujadas por Roger a lo largo del librito.
Me da la sensación (chotísima, por cierto) de que en Argentina somos muy poco los fans de Langridge y no se me ocurre qué corno hacer para reparar esta horrorosa injusticia. Por ahí ponerle un chumbo en la cabeza a algún editor local para que le publiquen aunque sea una historia corta. Por lo pronto me sigo maravillando cada vez que uno de sus trabajos cae en mis manos, porque siempre encuentro cosas nuevas que me sorprenden y me fascinan, dentro de un estilo muy reconocible, capaz de brillar tanto en color como en blanco y negro, en historias más aventureras, más cómicas o más inclasificables, ya sea con guiones propios o ajenos. Sueño con el día en que los comiqueros de todo el planeta se apuñalen unos a otros por un libro de Roger Langridge, y en todos los medios más o menos especializados se lo cite como el referente, como el capo, como la bruta bestia que es desde hace más de 30 años.
No sé si Zoot Suite es un buen punto de entrada para el que no es fan de Langridge, porque si no te gusta el surrealismo tiene varios momentos medio WTF?!?. Pero aunque sea para flashear con los dibujos, todos, hasta los lectores más cabeza, se merecen tener frente a sus ojos estas historietas creadas por los gloriosos hermanos neozelandeses.
Esto es todo por hoy. Gracias por tanto, perdón por tan poco y seguramente antes de que termine Agosto tendremos una nueva reseña, acá en el blog.
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