el blog de reseñas de Andrés Accorsi

martes, 20 de septiembre de 2022

AKIRA Vol.2

Ay, Katsuhiro, querido... ¿por qué me hacés esto? Después de un primer tomo magnífico, el Vol.2 derrapa feo, por lo menos a nivel argumental. En un tomo de 300 páginas, las primeras 240 se pueden resumir en esta frase: "Tetsuo descubre que existe Akira, se encapricha con que lo quiere conocer, averigua dónde lo tienen guardado y elimina todos los obstáculos que se le ponen enfrente hasta quedar cara a cara con él". Ya desde la segunda mitad del tomo anterior, Otomo nos dejó en claro que Tetsuo es un wild card formidable, totalmente impredecible, pero sobre todo imparable. O sea que por más que el Coronel y sus tropas traten de detenerlo, sabés de antemano que va a cumplir con su deseo de conocer y liberar a Akira. Con lo cual estas primeras 240 páginas no revisten prácticamente ninguna sorpresa. Para que parezca que pasa algo mínimamente emocionante, Otomo las decora con una infinita sucesión de peripecias protagonizadas por Kaneda y Kei, siempre al límite de peligros muy extremos, de los que zafan milagrosamente. Y también con escenas que exploran los poderes (y el predicamento) de los niños-freaks-cautivos-psiónicos, escenas que nos muestran cómo las cosas se le van de las manos al Coronel, y escenas que revelan la existencia de un personaje enigmático, Lady Miyako, de la que por ahora no sabemos casi nada. Sin mucha conexión con todo el resto de estos "aderezos", avanza un poco el plan de Ryu, que recién va a quedar más o menos claro sobre el final del tomo. Y además tenemos (por primera vez) la irrupción de un personaje que no está ni bien presentado, ni bien explicado, ni bien desarrollado: el flaco de anteojos y corbata que en un momento ayuda a Kei y Kaneda y más tarde confronta con el amigo de Ryu. ¿Por qué está ahí ese tipo? No se entiende. Lamentablemente, si bien todo este relleno está narrado de manera trepidante, con muchísima acción, violencia al palo y un despliegue visual devastador, no le aporta casi nada a la trama. El resultado de la ecuación es que en esas 240 páginas Tetsuo gana una chapa infinita, y que el Coronel, que se perfilaba como un antagonista grosso, se convierte en un perdedor que no pega una, una especie de Wile E. Coyote o Dick Dastardly, cuyos planes fracasan uno atrás de otro. Si no fuera un personaje repulsivamente autoritario, te diría que me dio lástima, el pobre gil. Menos mal que están las 60 páginas finales, para las que Otomo se reserva las sorpresas más zarpadas del tomo. Ahí sí, no hay relleno: es lo más parecido a "la hora de la verdad", en la que las cartas están sobre la mesa y el conflicto (por lo menos UN conflicto) se tiene que resolver sí o sí. Son 60 páginas tensas, vibrantes, en las que realmente no tenés la menor idea de qué puede llegar a pasar (a diferencia de la larguísima previa que desemboca en este final). Y pasan cosas grossas. Entre ellas, se explica de manera diáfana el misterio de Akira, que nos había generado intriga en el tomo anterior. A lo largo de todo el tomo, presenciamos una escalada de poder hiper-recontra-zarpada. Los personajes con habilidades psiónicas son cada vez más grossos y usan estos poderes de maneras más extremas, mientras que el Coronel activa armas cada vez más bestiales para tratar de contrarrestar el kilombo que le están armando Tetsuo por un lado y la resistencia de Ryu por el otro. Ya esas super-motos de Kaneda y sus amigos que en el Vol.1 nos parecían "wow!", ahora nos parecen "bleh", porque todo escaló a un nivel mil veces más jodido. Y en esa escalada, se desdibujan gradualmente Kaneda y Kei, porque son básicamente adolescentes normales, muy ágiles, muy despiertos, pero que en este contexto de violencia extrema, mega-arsenales militares y superpoderes al palo, deberían ser boleta en la página 50, como mucho. Otomo pisotea bastante el verosímil al mantener el foco en estos personajes que, por lógica, no tienen un choto que hacer en un conflicto de esta magnitud. El dibujo, aunque parezca imposible, es mejor que en el Vol.1. Sobre todo la aplicación de los grises, que acá es maravillosa, perfecta, crucial para ponerle iluminación y texturas a todas esas secuencias que transcurren en la base subterránea de los milicos. Todos los fondos son impactantes, las armas y vehículos son alucinantes, los personajes parecen estar vivos, la acción está contada como los fuckin´dioses y el trazo de Otomo, técnicamente prodigioso, tiene momentos de esa magia inexplicable y fascinante típica de Moebius. Este Vol.2 y los posteriores los conseguí en la edición de Kodansha, que es 10 años posterior a la de Dark Horse, y que toma aspectos técnicos y gráficos de varias ediciones anteriores: la traducción de la de Epic/Marvel, efectos y onomatopeyas de la de Glénat, tipografías y retoques digitales de la de Dark Horse, etc.. Esto, sumado a un papel mucho mejor que el que usó Dark Horse, resulta en un producto de una calidad realmente superlativa. Lástima todas esas páginas en las que pasa tan poco... Mañana les cuento cómo me fue con el Vol.3. Gracias y hasta entonces.

2 comentarios:

Andrés dijo...

Hola Andrés! Qué edición estas leyendo? Es, a tu parecer, la mas recomendable? Se consigue facilmente?

Andrés Accorsi dijo...

Tengo el Vol.1 en la edición de Dark Horse (que no está nada mal) y el resto en la edición de Kodansha, que es excelente.
Con tarjeta de crédito e internet, se consigue fácilmente. Lo que no sé es a qué precio... Pero a mí me salió más barato que lo que me hubiese costado comprar los seis tomos de la edición argentina de OVNI, por ejemplo.