el blog de reseñas de Andrés Accorsi

miércoles, 7 de septiembre de 2022

DE NUEVO AL RUEDO

Costó encontrar un rato para escribir las reseñas, pero bueno, acá estamos, en la previa a un nuevo viaje a Córdoba para una nueva edición de Docta Comics. Empiezo con un integral en tapa dura que trae todo el material de Sam Pezzo realizado por el maestro Vittorio Giardino entre 1978 (sí, a mí también me sorprendió que las primeras historias fueran tan antiguas) y 1983. Allá por el 28/11/13 vimos un álbum de Sam Pezzo, que está incluido en este masacote, y me acuerdo que el guion no me había convencido demasiado, principalmente por la sobrecarga de elementos, peripecias y giros argumentales que incorporaba Giardino en una cantidad de páginas relativamente pequeña. Eso se repite a lo largo de todo este tomo: las historias están muy comprimidas, no dan respiro y por momentos agobian al lector con la cantidad de cosas que pasan en 30 ó 35 páginas. No todos los guiones me parecieron flojos, hay un par que realmente funcionan bien... pero seguramente funcionarían mejor con seis u ocho páginas más para que haya pausas, o momentos para bajar un cambio, reflexionar, contemplar, esas cosas que normalmente suceden en las novelas de género hard boiled que inspiraron a Sam Pezzo, pero acá brillan por su ausencia. Giardino trae todos los tópicos del policial negro yanki a una ciudad que no nombra, pero que claramente es italiana. Así, a la figura del detective que investiga casos turbios (no muy distintos de los que unos años antes investigara Alack Sinner), se suma la sombra de una violencia urbana que a fines de los ´70 estaba muy presente en una Italia dominada por las mafias y por conflictos políticos muy picantes. Entre una cosa y otra, estas historietas desparraman cadáveres a diestra y siniestra y naturalizan totalmente el hecho de que haya tiroteos en cualquier lado y a cualquier hora. Por supuesto Giardino se para del lado correcto de la grieta, y si bien Pezzo no es un héroe ni un personaje particularmente virtuoso, el rol de los villanos suele recaer (como en Alack Sinner) en personajes acomodados, casi siempre elitistas. Es impresionante lo mucho y lo rápido que evoluciona el dibujo de Giardino. En las primeras historias no opone mayor resistencia a la poderosa influencia de José Muñoz, o incluso a la de Chester Gould, porque puebla estas aventuras de freaks deformes y contrahechos. Gradualmente se calma un poco, y si bien no abandona el uso de abundantes masas negras, estiliza mucho más a los personajes, mientras experimenta una mejora en el manejo de los fondos y el rotulado que va claramente para el lado de Hergé y Edgar-Pierre Jacobs. Sam Pezzo es una historieta muy de su época, que hoy, comparada con obras más recientes de Vittorio Giardino, se ve bastante precaria. Pero tiene ese atractivo: el de permitirnos constatar cómo el ídolo empieza bien de atrás y evoluciona a pasos agigantados hasta convertirse en un maestro del blanco y negro, el dibujo realista y un grafismo en el que conviven Muñoz, Hergé, Guido Crépax, Milo Manara y varios más de los maestros que marcaban el pulso del comic europeo a principios de los ´80.
Salto brutal a Estados Unidos, años 2000 y 2001, cuando Dan Abnett y Andy Lanning, tras ponerle fin a dos colecciones mensuales de la Legion of Super-Heroes, relanzan al clásico grupo (en su versión post-Zero Hour) en una maxiserie de 12 episodios titulada Legion Lost. Una historia extrema, bastante jugada, a la que por ahí le sobran un par de episodios, pero que me volvió a impactar como cuando la leí por primera vez hace 20 años... y eso que sabía quién moría, quién era el villano encubierto... Los guionistas británicos no solo orquestan una saga grandilocuente y pensada para redefinir al grupo de jóvenes paladines del Siglo XXI, sino que además demuestran un muy buen manejo de personajes que no crearon ellos. Al trabajar sobre una cantidad reducida de Legionarios, todos tienen su oportunidad de lucirse y de desarrollarse. Por ahí Chameleon es quien menos se modifica (mirá qué ironía, un cambiaformas que se resiste al cambio) a lo largo de la historia, pero el resto sin dudas sale de esta ordalía bastante distinto de como entró. Abnett y Lanning juegan fuerte con los conceptos de ciencia ficción que les habilita el hecho de tener una serie ambientada mil años en el futuro. Por más comics de la Legion que hayas leído, Legion Lost transmite todo el tiempo sentís la sensación de que puede pasar cualquier cosa, y eso probablemente sea lo mejor que tiene la obra. La movida de los británicos de meterle un tono más oscuro a la Legion funcionó, y dio pie a una serie que duró bastante. Parte del gancho tiene que ver con que Legion Lost tuvo como principal dibujante a Olivier Coipel, quien la había roto toda en los últimos números de la serie que precedió a este relanzamiento. Coipel le pone todo a la creación de bichos alienígenas y se nota que disfruta muchísimo las escenas de acción. Los trajes, las armas y los rostros de los personajes también están muy bien logrados. El problema son los fondos. O en realidad, la cantidad de páginas en las que Coipel no te dibuja un puto fondo ni por accidente. Dale, flaco... media pila. Sos francés, a los dibujantes franceses les queman la cabeza para que se maten con los fondos... Alguno, aunque sea para engañar al lector, tenés que dibujar, aunque labures para EEUU. Los números que no dibuja Olivier los saca con jerarquía otro dibujante francés, Pascal Alixe, que también me gusta mucho y que se rompe un poquito más el culo para que de vez en cuando haya un fondo atrás de los personajes. Fuera de ese detalle, este es un comic de superhéroes fuerte, que no perdió vigencia 20 años después, y que por ahí quedó perdido entre tantos relanzamientos fallido de la Legion pero en aquel entonces fue realmente importante, por lo menos para los fans del clásico grupo de DC.
Y termino con un comic argentino reciente, también repleto de conceptos de ciencia ficción, ambientado en una galaxia remota y con una notable escasez de fondos (parece la cuenta bancaria de una empresa quebrada). Galathea es una creación de Lucas Gutiérrez, quien escribe casi todas las historias que integran este librito, colorea todas y dibuja solo algunas. También hay unas cuantas páginas muy bien dibujadas por Fernando Calvi (a quien la paleta de Gutiérrez complementa a la perfección) y breves colaboraciones de Juan Caminador, Nicolás Brondo y Leo Sandler. Las aventuras de Galathea son sencillas, el conflicto que las motoriza se reitera varias veces en pocas páginas, y en todo caso el atractivo pasa por la acción, por el desarrollo de personajes y por la construcción de un mundo que seguramente Gutiérrez y sus colaboradores tienen pensado seguir explorando en futuras entregas. Por ahora es una aventura bastante clásica, muy en la línea Star Wars, a la que le falta un poco de complejidad y sobre todo más trabajo en los fondos. Nada más, por ahora. Tengo leído otro libro, pero no me queda tiempo para escribir la reseña (anticipo: es un LIBRAZO). Gracias por el aguante y nos vemos en Docta Comics.

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