el blog de reseñas de Andrés Accorsi

jueves, 16 de febrero de 2023

METAL HURLANT Vol.1

A fines de 2021 se produjo el esperado regreso de una de las mejores revistas de antología de la historia: la gloriosa Metal Hurlant. Esta vez volvió en forma de libros trimestrales de 290 páginas, una verdadera bestialidad. Las primeras 60 páginas ofrecen artículos y entrevistas a artistas, cineastas, escritores, ensayos, recomendaciones de libros y películas de ciencia ficción, etc. Y después, una avalancha de historietas a cargo de una legión de autores grossos, y de otros que no conocía, algunos de los cuales me sorprendieron muy gratamente. La mayoría de las historias de este primer número (todas 100% autoconclusivas) giran en torno a un futuro cercano, y sobre todo posible, que no se diferencia demasiado de nuestro presente. Veamos quiénes aportaron la papa más fina a esta desmesurada primera entrega. La primera historieta, a cargo de Mathieu Bablet, tiene un clima y unos dibujos alucinantes. Por ahí el conflicto no es tan atractivo, pero se disfruta el recorrido por esos lugares y esas sensaciones. Después vienen dos amigos a los que admiro mucho, Diego Agrimbau y Lucas Varela, con una historia en joda, muy graciosa, con excelentes diálogos y hermosos dibujos. El otro argentino que dice "presente" es el talentoso Berliac, que acá mezcla sus influencias de manga con un claroscuro muy extremo, tipo el Frank Miller de Sin City. El guion también me gustó mucho. Merwan co-escribe y dibuja otra historia bastante interesante, con un tratamiento del color realmente espléndido. La dupla integrada por Anna Mill y Luke Jones (ambos arquitectos de origen británico) propone un delirio visual de altísimo impacto, al que lamentablemente la trama no le llega ni a los talones. Pero podés estar horas estudiando lo fastuoso del dibujo y el color. La historieta escrita por Benjamin Fogel y dibujada por Franck Biancarelli arranca bárbaro, construye un mundo hipnótico, presenta muy bien a los personajes y los conflictos, y se desinfla bastante sobre el final. Una pena, porque tiene buenas ideas, buenos dibujos y buenos diálogos. Otro dibujante muy capo al que no conocía es el alemán Ingo Römling, una bestia con un manejo apabullante de la puesta en página, el color, la anatomía, las expresiones faciales y hasta las onomatopeyas. El siempre afilado Matt Fraction ofrece una historieta de muy mala leche, con diálogos tremendos, y un final un toque predecible. Muy entretenida, y bien dibujada por Afif Khaled, el francés hijo de marroquíes. La que escribe Mark Waid es una historia fuerte, muy emotiva, muy linda, también con diálogos excelentes y hermosos dibujos de Julien Perron. Y el otro capo del mainstream yanki que cruza el océano para mojar el pancito en la Metal Hurlant es Brian Michael Bendis, con ocho paginitas muy bien resueltas, también con una buena idea, buenos personajes y diálogos potentes. Lo complementan los dibujos de Jacob Edgar, que al toque capta el tempo narrativo que Bendis le quiere dar a la historia. Ya cerca del final, me pareció interesante el planteo de la historieta que escribe Xavier Maumejean, pero hubiese funcionado mejor en menos páginas. El dibujo de Jaouen Salaûm, un poquito pecho frío, lindo, pero muy pendiente del trabajo con fotos. Otra belleza de ocho páginas es la historieta que escribe el italiano Sergio Salma y dibuja la francesa Carole Maurel, muy influenciada por Frederik Peeters. Obviamente cualquiera que dibuje parecido a Peeters se gana mi ovación, y además acá tenemos un gran guion, un clima atrapante y un tratamiento muy atractivo para los flashbacks. No podía faltar Jerry Frissen, de ninguna manera, y aporta un guion copado, también muy basado en diálogos punzantes y mala leche. Bien por él. Descubrí a un autor integral raro, Pierre Van Hove, con un dibujo espectacular, cercano a capos del indie yanki tipo Dave Cooper o Rick Altergott, pero las 12 páginas se me hicieron eternas. Me parece que la idea que tenía para desarrollar funcionaría mejor en la mitad del espacio. Otro dibujante para flashear fuerte es Adam Sillard, que tiene poquísimo para contar (su historieta dura apenas cuatro páginas), pero visualmente es demoledor. Y cierra la antología una dupla tremenda: Fabien Vehlmann en guion y Alfred en dibujos. La historia se pasa un poquito de bizarra, pero está muy bien narrada (casi sin texto) y dibujada como los dioses. Más allá del "puntaje", o del "me gustó/ no me gustó", celebro extasiado que se esté publicando en Francia una antología de este tipo, sin series, sin personajes recurrentes, solo con historias cortas que nacen, se desarrollan y mueren en ese puñado de páginas. Al mercado europeo (y al japonés, y en menor medida al yanki) le falta esa dinámica de la historia breve y autoconclusiva, y entre tanta novela gráfica de chotocientas mil páginas, y tanta serie de chotocientos mil álbumes, me ceba infinitamente una propuesta como la de la nueva Metal Hurlant, aunque en vez de a Varela pongan a Quattordio y en vez de a Berliac pongan a un clon choto de Masami Kurumada. El mes que viene sale en Francia el Vol.6, así que la cosa funciona y, de alguna manera, aquella legendaria revista que partió como un hachazo la historia del comic para adultos en el Siglo XX, está logrando sintonizar la onda de los lectores de este momento del Siglo XXI. No es poco y me encanta que sea así. Para cuando vuelva a postear en el blog, ya tendremos entradas en las que comentaremos más de un libro. Será hasta pronto.

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