el blog de reseñas de Andrés Accorsi

martes, 19 de diciembre de 2023

DOS LECTURAS MÁS

Sigo con poco tiempo para leer comics y escribir reseñas, pero bueno, tengo dos libritos ya leídos y los quería comentar. Empiezo con el Vol.1 de Agus, la Chica Fantasía, un comic escrito, dibujado y editado por el maestro Enri Santana. Se trata de una especie de shonen, protagonizado por una adolescente con talento para el dibujo, que debe combatir contra otro chico que la rompe con el lápiz. Toda la parte en la que los dibujantes "pelean" es un delirio, no tiene más lógica que la de Santana pasándola bárbaro, con la posibilidad de dibujar lo que tiene ganas y -ya que estamos- tirar algunos tips sobre el trabajo de dibujante a los chicos y chicas a los que obviamente está apuntado Agus. Porque hay que aclarar desde el vamos que se trata de un comic juvenil, pensado para cautivar al público sobre todo adolescente. Y yo ya estoy medio lejos de ese target, pero me parece que lo logra, porque hay mucha acción, diálogos graciosos y personajes con los que los pibes y pibas se pueden identificar sin mayor problema. Se nota que Santana estudió mucho la estructura del shonen clásico y la tiene muy incorporada. Y si -como a mí- no te interesa en lo más mínimo el shonen, Agus te puede cautivar tranquilamente por el lado del dibujo, que es una aplanadora. Santana ya era muy bueno cuando hacía Rip Van Hellsing, pero esto es mucho mejor. Imaginate a un Solano López moderno, que leyó manga, que leyó superhéroes, que sintetizó un poco el trazo y se anima a irse al carajo con la puesta en página. Por ahí va el trabajo de Santana, y con esas claves encuentra un nivel apabullante. Los textos... y bue, falta un editor que corrija algún error de tipeo o de ortografía, y así como hay diálogos copados, hay otros que suenan muy forzados. Los personajes se tratan de tú, pero cada tanto se cuela una expresión muy porteña... qué sé yo... se nota la inexperiencia del autor en este rubro. Pero de última se compensa con el carisma de los personajes, con guiños para la gente del palo del comic (como la aparición del Profesor Juangel, un personaje con los rasgos faciales de Juan Ángel Szama, integrante de la organización de Crack Bang Boom) y sobre todo con el despliegue de talento e imaginación que se ve en los dibujos. Dale un ejemplar de Agus, la Chica Fantasía a cualquier pibe o piba de 11 ó 12 años y tenés un soldado más en el ejército del comic, de por vida. Y eso es un mérito enorme por parte de Enri Santana.
Pero vamos con uno de los que seguramente está entre los mejores libros del año, no sólo de autores argentinos, sino a nivel mundial: El Animador, la más reciente novela gráfica de Juanungo, que este año apareció en Francia y en nuestro país, prácticamente en simultáneo. 244 páginas dibujadas a lápiz, sin entintar, en las que el autor nos cuenta los últimos días de Nazareno (alias Neno), un capo de la animación al que el cáncer se lo está comiendo crudo y necesita la asistencia permanente de un enfermero, mientras intenta terminar un último corto publicitario con su habitual equipo de colaboradores. El núcleo de la trama pasa por el vínculo que se entabla entre Neno y el enfermero (cuyo nombre no sabemos), dos personas (me niego a decirles "personajes") totalmente distintas entre sí: una 100% abocada a ayudar al otro, a ponerse al servicio del otro; y una 100% cínica, jodida, a la que le va a costar apreciar el esfuerzo y la buena voluntad de este muchacho sencillo y tranquilo, al que considera un pelotudo casi más insoportable que los dolores que le producen los tumores. De ese contrapunto salen los momentos más notables de El Animador, pero hay muchísimas secuencias brillantes y muchísimos diálogos increíbles (por la profundidad, por la autenticidad) entre todos los personajes que pueblan la novela. El guion es realmente conmovedor, por lo cercano, por lo real, por cómo nos pega a quienes estuvimos cerca de un ser querido que tuvo que sufrir mucho antes de morirse... y por si faltara algo, Juanungo nos revela que todo esto no es fruto de su imaginación, sino que es una versión con algunos toques de ficción de lo que fueron los últimos meses de la vida de su papá, el gran animador Rodolfo Sáenz Valiente, alias Rufo. O sea que mucho de lo que nos cuenta en la historieta, Juanungo lo vio de cerca, lo sufrió en carne propia, cuando le tocó acompañar a su padre enfermo, quien falleciera en 2006. Y si bien no se pone a sí mismo en la novela (nunca se menciona que Neno tuviera hijos), se anima a recrear con total honestidad una situación traumática, que seguramente lo afectó muchísimo, y exponerla con lujo de detalles, con situaciones que tienen que ver con una familia que no es exactamente la suya, pero que se nutre de lo que le tocó vivir a él. Y por si faltara algo más, Juanungo hace que Neno le explique al enfermero (y por elevación, a los lectores) en qué consiste el trabajo de un director de animación, cómo era ser profesional en este rubro 15 ó 20 años atrás. O sea que además de emocionarte, de ofrecerte una historia con la que te enganchás, te identificás y hasta sufrís, El Animador te tira data muy valiosa sobre un ámbito artístico bastante poco común. ¿Y hay más? Sí, claro: el dibujo de Juanungo, acoplado de un modo perfecto a la narración, sintético, expresivo, fresco, potente, con la asombrosa capacidad de convertir a esas pocas líneas casi sin sombras ni volúmenes en "la realidad". Si creías que este autor nunca iba a poder superar ese hito que es La Sudestada, te cuento que acá, con un grafismo bastante distinto, de nuevo alcanza unas cotas de perfección que uno no asocia con "dibujo sintético, realizado a lápiz y sin entintar". Sin acción, sin siquiera una cachetada, sin sexo, sin villanos, sin golpes bajos, sin nada que sacuda la rutina triste y crepuscular de una vida que se apaga de a poquito, El Animador es un comic emotivo, picante, incómodo, demasiado real para no ser un documental y demasiado genial para ser real. Y hasta acá llegamos. Espero poder avanzar pronto con nuevas lecturas para reseñarlas acá en el blog. Gracias y hasta entonces.

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