miércoles, 27 de diciembre de 2023
TIEMPOS IMPOSIBLES
Se me cae la cara de vergüenza de la cantidad de días que tardé en leer dos libritos, pero bueno, ahora sí, estoy dándole los toques finales al nº8 de Comiqueando Digital y eso se comió absolutamente todas las horas en las que no estoy trabajando en el sitio web o en compañía de amig@s y familiares. Finalmente encontré el momento para reseñar dos obras que me gustaron mucho.
Empiezo por la reciente edición en papel de Xira, una saga que se había dado a conocer hace unos años en soporte digital y que sólo existía en físico en Estados Unidos. Me pareció un poco excesivo por parte de la editorial Black Cat armar un libro de 96 páginas donde sólo 72 son de historieta, pero la calidad de la edición es realmente excelente. Y la historieta me atrapó, me emocionó, me impactó y me estremeció. Mauro Mantella, sé que leés este blog, así que te lo digo en la cara: sos un hijo de puta. No podés ser tan cruel y desalmado. Me hiciste sufrir como un gil con todo lo que le pasa a la pobre Xira y su hijito. Cada escena de violencia es más truculenta que la anterior, y a los que nos gustan los simios nos estrujaste el alma sin piedad a lo largo de un montón de escenas de un nivel de atrocidad imperdonable. Y también sos un capo, porque lograste que en poquísimas páginas conociéramos a Xira y la amáramos, y la quisiéramos ver libre y feliz junto a su hijo. Y encima te calentaste para que los personajes que la rodean no sean meros decorados, ni estereotipos trillados, sino personas creíbles... no diría humanas porque cometen crímenes inhumanos, pero casi reales.
Con la sensibilidad que me queda mancillada y cagada a palos por las guachadas que Mantella le hace hacer a los villanos de este comic, me enfrento a los dibujos de Diego Giribaldi, que es otro animal. No tiene un estilo super original, pero sí un trazo preciso, realista, potente, muy expresivo y muy dinámico. Por ahí sobran algunas splash-pages, que quedarían mejor si esa viñeta en la que Giribaldi deja todo estuviera integrada a una página con otras viñetas de menor impacto. Pero el dibujo es muy bueno, contribuye muchísimo a transmitir todas las emociones que el diabólico Mantella pretende infligirnos a los lectores. El color de Ramón Bunge también, tremendo, de una solidez y una contundencia devastadoras.
La única cagada de Xira es que (entre las páginas que no tienen historieta, las páginas de historieta que tienen un sólo cuadro y las secuencias mudas) te queda un libro de casi 100 páginas que se lee en 15 minutos, con buena voluntad. Una historieta tan zarpada debería durar más. Y no sé si hay más, no sé si Xira volverá para una secuela, o si Mantella y Giribaldi se reunirán para detonarnos la vida con algún otro proyecto. Esto así como está, es breve y es memorable por muchos motivos, casi todos buenos.
Flashback alucinante a 1990, cuando me enteré que existían dos señores argentinos llamados Mario Rulloni y Pablo Zweig, que habían creado un típico álbum europeo para una editorial de Alemania y buscaban quién lo publicara en Argentina. De ahí salió Tigre Hotel y hoy la editorial Comic.ar la reedita como había que hacerlo: a todo color, en tamaño normal (acá había salido muy chiquito) y encima con un montón de historias cortas complementarias, pequeñas secuencias en las que vemos otras facetas de la tumultuosa vida de Livingstone. Difícil contar una gran historia en una o dos páginas, pero las mini-tramas a veces se resuelven por el lado del humor y le aportan frescura y transgresión al conjunto. Y además nos permiten ver a Zweig tirar malabares imposibles en la puesta en página, donde pruebe con viñetas más grandes, con viñetas microscópicas, con secuencias mudas basadas en unas pantomimas hipnóticas, hay color, hay blanco y negro, hay momentos en que la línea se hace más geométrica... Un hermoso laboratorio de experimentación para un autor que estaba en pleno proceso de afianzar su estilo.
La aventura principal, la que da título al libro, consta de apenas 44 páginas, que parecen más por lo mucho que sucede en ellas. Rulloni no escatima giros impredecibles en la trama, revelaciones shockeantes, traiciones, ni mucho menos acción. Llega un punto en que ya es casi irónica la cantidad de veces que Livingstone zafa de peligros imposibles, pero Rulloni lo hace a propósito, a manera de guiño a la forma en que los típicos relatos de espías onda James Bond se animan a romper el verosímil. Los diálogos son atractivos, filosos, pero la dupla también se prodiga en secuencias mudas muy bien narradas.
Parece mentira que esta sea la primera historieta más o menos extensa de un Zweig que acá ya está muy, pero muy maduro como dibujante y como narrador gráfico. De hecho, leías Tigre Hotel en 1990 y era una marcianada, bastante adelantada a su tiempo. Era como si Daniel Torres se volviera más sintético, más caricaturesco y decidiera contra historias entre serias y jocosas con un ritmo intenso y un estilo fresco, descontracturado. Eso nunca sucedió y por eso la onda de Livingstone nunca se pudo reproducir. No aparecieron (por lo menos en Argentina) autores que intentaran algo parecido, y también un poco por eso, Tigre Hotel quedó ahí, en las márgenes, lejos de lo demás, y hasta lejos de la historia oficial de la historieta nacional.
Por suerte este magnífico rescate nos permite volver a conectar con la obra de Zweig y Rulloni, descubrir cómo era a color, flashear con las historias cortas... Un lujo increíble. Posta, si leés historieta argentina hace poco y sospechás que una obra realizada hace 35 años te va a resultar anticuada, deshacete de ese prejuicio choto y adentrate en el mundo de Livingstone. Estoy seguro de que la vas a pasar bomba.
Con esta entrada llego a las 100 en 2023, lo cual me parece un montón. Si logro colar una más antes del 31, joya. Y si no, me doy por hecho. Nada más. Atenti a la tienda virtual de Comiqueando (https://comiqueandoshop.blogspot.com) que en cualquier momento de mañana o pasado puede salir a la venta un nº8 de la Digital para alquilar balcones. Gracias y hasta pronto.
Etiquetas:
Argentina,
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