miércoles, 17 de enero de 2024
NOCHE DE MIERCOLES
Hoy sólo dos reseñas, pero bueno, algo es algo.
Empiezo en Italia, año 1996, cuando se publica un Almanacco Lupo Alberto dedicado al mejor personaje secundario surgido en la famosa historieta de Silver: Enrico La Talpe, un topo jodido como enema de chimichurri que comparte con Alberto y el resto de los bichos antropomorfos el entorno de esa granja sin seres humanos. El libro recopila varias planchas de Lupo Alberto en las que el protagonismo (o por lo menos los roles destacados) recaen en Enrico, su esposa Cesira y Silvietta, la joven pajarita a la que el topo se quiere voltear. Acá descubrí al Silver de los ´80, que dibujaba mucho más que en los ´90. Yo lo conocí en esa década, cuando su estilo ya había logrado un punto de síntesis que lo emparentaba con Massimo Mattioli y con Charles Schulz, capos totales de una línea finita y poco generosa en materia de detalles, aunque muy expresiva. El Silver anterior, al que nunca había visto, hace gala de un trazo más cargado, casi para el lado de Walt Kelly, Robert Crumb o el mejor Angeli. Una bestia fuera de control, que además maneja muy bien el tempo narrativo de la tira y la aplicación de los grises.
Además de esas páginas de Silver, el libro ofrece varias historietas protagonizadas por Enrico La Talpe (algunas se publicaban por primera vez en el Almanacco) a cargo de otros autores. Casi todos los guiones son de Francesco Artibani y el dibujante con más presencia es Giacomo Michelon, que se parece muchísimo al Silver de los ´80, aunque más dotado para meter muchos más elementos en cada viñeta, incluso en las más pequeñas. Ni hace falta aclarar que se trata de historietas cómicas, con gags pasados de rosca en materia de violencia, a veces con una ironía muy filosa, otras con un humor más para el lado de la clásica tira de los diarios norteamericanos y otras un poco más resueltas por el absurdo.
Nada, rarezas que uno lee para explorar, y que si bien en Italia son populares, fuera de la península son menos que una nota al pie. Pero me re-gustó, eh? Me reí bastante y los dibujos me parecieron maravillosos.
Pero vamos a lo grosso. Me liquidé en dos sentadas las 376 páginas de Walicho, el nuevo libro de Sole Otero, recientemente publicado por Salamandra. Me encontré con un comic sencillamente brillante, de lo mejor que se publicó en 2023 a nivel global. Una verdadera cátedra de una autora que pega saltos exponenciales entre un trabajo y el siguiente y no permite avizorar un techo para su crecimiento. En esta verdadera obra maestra, Sole arma una trama compleja de misterio sobrenatural que abarca varias generaciones, y la trae a Buenos Aires, a algún lugar del conurbano. Los personajes hablan un argento perfecto, hay una sintonía finísima en los diálogos, sobre todo de los personajes jóvenes. Después, en el fragmento en el que se habla castellano clásico (con "vosotros" y esas cosas) aparecen algunas pifias, pero en todo el tramo que transcurre en el presente es asombroso el nivel de los diálogos. Hay, además, muy buena construcción de personajes, una decisión muy acertada (y bancada a lo largo de todo el libro) de insertar los elementos fantásticos en un contexto de costumbrismo que muchas veces nos hace verlos (y tratar de entenderlos) desde una óptica más cercana a la comedia que al drama... aunque Walicho no deja nunca de ser una historia dramática. Rápidamente te cae la ficha de que esos elementos que se repiten en las distintas historias no son casualidad: es Sole contando una única historia, pero segmentada para poder abordar la trama desde ópticas distintas y en momentos distintos de la historia de los personajes. Un andamiaje narrativo complejo y cautivante, como se ve en las grandes obras de la literatura.
Como en toda obra de semejante cantidad de páginas, hay escenas estiradas, y hasta escenas que podrían no estar. Pero la verdad que gráficamente está todo tan bien presentado que mejor no sintetizar, ni sacar nada de lo que hay. Otero experimenta con la puesta en página, con el color, tiene páginas sin zanjas y otras con, secuencias enteras basadas en el manejo del lenguaje icónico (no verbal) que sólo existe en la historieta y encuentra distintas formas gráficas de meterte en la cabeza de los personajes y en el núcleo de la trama. Como en Naftalina, tenemos esas figuras grandotas con las cabezas chiquitas, que ya son una marca registrada de Sole, pero en Walicho todo es más plástico, más dinámico.
En algún momento del libro, uno de los personajes menciona a Mariana Enríquez, y me cerró muchísimo, porque algo del clima de Walicho se vive también en los cuentos y novelas de esta increíble escritora argentina. El tema de traer al barrio el misterio y la oscuridad, esos detalles de la realidad cotidiana que hacen más creíble a la ficción, están presentes también en la obra de Otero y le aportan a Walicho parte del encanto que lo hace irresistible. De verdad, entré a este libro con expectativas muy altas y me topé con un relato magistral, muy por encima de lo que yo esperaba. No alcanzan las palabras para recomendarlo.
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3 comentarios:
Qué grande Sole Otero. Hoy pasé por Punc pero no me alcanzó la plata para llevarme Gualicho (otra vez será), pero me compré lo de Shintaro Kago de las implacables invasiones mongolas que me lo prestó mi amigue El Cebra y en ese momento dije "esto lo tengo que tener" y el número siete de El Tripero. El año pasado, como si dijera diciembre, había un ejemplar de El Lápiz Japonés en esa batea, pero llevé otra cosa que aún no leí. No consulté el precio porque tenía que guardar plata para el escabio de las fiestas.
Está piola ese pequeño lugar. Pero bueno, "tenés que elegir, todo no se puede tener". Poncho fue me había gustado mucho. Intensa también, pero la anterior me había parecido más visceral. Bueno, qué sé yo, a cada quien cada cosa le resuena de distinto modo. Pero una grossa, me encanta cómo narra escenas sexuales con dibujos simpáticos, elegantes y gráciles que remiten a veces a una gráfica más de Billiken (es lo que me parece, hace décadas que no toco una revista Billiken, -¿se sigue publicando? creo que no-).
No, no se publica más la Billiken.
Lo leí ayer de una sentada, que genialidad de Sole, no sé cómo esa impronta argenta de los diálogos se traslada al francés, supongo que les debe atraer otras cosas. Cuál será el techo de Sole que autora de la p*** madre. Ahora los ladrones de Salamandra te matan con el precio de la historieta.
Saludos Andres.
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