martes, 31 de diciembre de 2024
ULTIMAS DEL AÑO
Y bueno, no pudo ser. Quería llegar a los 100 posteos en 2024 y quedamos ahí, en 99. No está mal, hemos tenido años más flojos.
Empiezo en EEUU, año 2006, cuando Gilbert Hernandez publica en Vertigo una novela gráfica llamada Sloth, totalmente desconectada del universo de Palomar, las novelas/ películas de Fritz, etc.. Son 122 páginas en blanco y negro, dibujadas por Beto en el nivel más alto de su ilustre trayectoria. Gráficamente, Sloth solo se puede comparar con lo mejor de su obra: Speak of the Devil, Chance in Hell... y no mucho más. El trabajo que le puso el ídolo a estas páginas es absolutamente descomunal y consagratorio. Cada cielo nocturno es una sinfonía, cada viñeta está perfectamente organizada, con la información exacta y la dosis adecuada de detalles, como para agregarle verosimilitud a un trazo simple, caricaturesco, como el que caracterizó desde siempre a Beto. La puesta en página es clásica pero muy variada, muy dinámica, con un truco infalible para puntualizar ciertos momentos (heredado de Will Eisner) que es hacer desaparecer los fondos y el marco de la viñeta y dejar a los personajes "flotando" sobre un fondo blanco.
Beto nos atrapa durante unas 70 páginas con un montón de conflictos y proto-conflictos centrados en Miguel, un chico abandonado por su mamá y criado por sus abuelos, quien un día entró en coma sin motivos aparentes y, un año después, despertó. Su papá está preso, su tutora escolar tiene mil problemas, y desde que volvió del coma Miguel se mueve más lento que la gente normal. Esto va a afectar desde la forma en que toca el bajo en su banda de rock (llamada Sloth), hasta la forma en que se vincula en la intimidad con Lita, baterista de la banda y novia de Miguel. Y falta lo más importante: en el pueblo donde viven los protagonistas se cultivan limones y hay un enorme campo todo sembrado con limoneros... que es el foco de más misterios y todo un lore de leyendas urbanas que los tres miembros de la banda de rock (también llamada Sloth) conocen, aman y sueñan con investigar a fondo, para ver si son reales. Gente desaparecida que supuestamente está enterrada bajo los limoneros, espíritus extraños, una especie de hombre-cabra capaz de poseer cuerpos... Obviamente acá Scooby-Doo y sus amigos se harían un festín.
Y cuando pensamos que no le van a alcanzar las 50 páginas que le quedan para cerrar todas las puntas que abrió, Beto pega un volantazo que nos deja pedaleando en el aire. De pronto cambia la realidad, y la que se despierta del coma es Lita. Ahora ella es la que se mueve más lento, mientras que Miguel es un pibe fachero al que le revolotean un montón de pibitas del cole y Romeo es Romeo X, un astro del rock al que todos estos adolescentes veneran y consumen con un fervor inexplicable. ¿Qué pasó acá? Nunca lo sabremos.
La tutora y los abuelos de Miguel desaparecen y ahora la que está en cana es la mamá de Lita. El nuevo conflicto central es que Lita quiere conquistar a Miguel, y quiere conseguir entradas para el concierto que va a brindar Romeo X en el pueblo. Finalmente la chica lenta se va a levantar a los dos: al facherito del cole y al astro del rock. Los limoneros van a seguir ahí, pero apenas se va a mencionar el hecho de que Romeo está obsesionado con ellos. Y en un último giro bizarro, será el propio Romeo (el que faltaba) quien tendrá un accidente y quedará en coma.
Entonces, entre la sobredosis de misterios que se acumulan en la primera parte y esta nueva realidad que se impone en la segunda (en un pase de magia que recuerda a una peli de David Lynch), el argumento termina por no resolverse jamás. Podemos conjeturar que Lita sueña las primeras 70 páginas mientras está en coma, podemos suponer que el espíritu del hombre-cabra posee primero a uno y después a otro (tipo Deadman), podemos buscar simbolismos en esos limoneros que cautivan a los adolescentes... pero nada tiene una explicación real.
Si para disfrutar de un comic necesitás que la historia cierre, y que todo (o casi todo) lo que plantea el autor tenga una lógica, un por qué... bueno, Sloth no tiene chances de quedar entre tus novelas gráficas favoritas. Este es un Beto más suelto, más raro, con más ganas de bucear en el inconsciente de los personajes que de llevar a buen puerto un relato reader-friendly, o convencional. Un Beto que se ceba mandando fruta... en este caso, limones.
Y cierro con una breve reseña de El Canto de Olga, octava aventura de los queridos Roque & Gervasio, pioneros del espacio, la serie creada por Federico Reggiani y Ángel Mosquito que arrancó con todo y ahora se publica muy de vez en cuando (de hecho, leí el Vol.7 el 06/01/24).
Del dibujo ni me gasto en hablar, porque el planteo gráfico y la calidad del trabajo de Mosquito no varían de un libro a otro, y están siempre muy arriba. La trama, en cambio, vuelve a sorprender por su aparente complejidad, y la forma desopilante en la que los autores la llevan adelante. Los diálogos de Reggiani son ágiles, picantes, agudos, fundamentales para que todo este disparate se sienta más o menos cercano, ya que no real. El desfile de personajes secundarios copados es incesante, pero esta vez ninguno (ni siquiera los protagonistas) se acercan siquiera a la chapa de Olga, la suegra de Roque, que queda establecida prácticamente como una figura central para la saga. Si me pongo a enumerar uno por uno los giros bizarros, ingeniosos o sorprendentes del guion, llegamos al Año Nuevo... de 2026. Así que no me quiero extender mucho más.
Ojalá en 2025 esta serie retome la periodicidad que supo tener en los primeros tiempos, cuando salían tres libritos por año, porque la verdad que -si bien se disfrutan enormemente- 80 paginitas por año dejan gusto a poco. Lo bueno de que en los últimos tiempos hayan salido pocos libritos de Roque & Gervasio, es que si te querés enganchar ahora, solo tenés que conseguir ocho, no 14 ni 15. Si todavía no te subiste a la nave espacial de estos carismáticos buscavidas cósmicos, ni lo dudes.
Mañana date una vuelta, que festejamos los 15 años del blog. Y este es el posteo nº2993, así que muy pronto festejamos también los 3000 posteos. Gracias por el aguante y no te olvides de descargar la Comiqueando Digital en https://comiqueandoshop.blogspot.com/.
Etiquetas:
Angel Mosquito,
Federico Reggiani,
Gilbert Hernandez
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4 comentarios:
Feliz año nuevo Andres!!!
Y felices 15 años
Muchas gracias!
Feliz año nuevo, Andrés! Justo hoy leí la de Roque y Gervasio, divertidísima!
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