el blog de reseñas de Andrés Accorsi

martes, 2 de noviembre de 2010

02/ 11: JONAH HEX: ONLY THE GOOD DIE YOUNG


¿Viste esa gente desagradable a la que nombrás hablando de otra cosa y de pronto se te aparece? Bueno, ayer nombré a Hex en relación con el Saint of Killers y acá está, asomando su horrenda caripela… Este TPB es anterior al último que comentamos, pero no hay forma de darse cuenta sin leer la letrita microscópica con la que te indican qué números recopila cada tomo. La gracia de Jonah Hex es que las historias pueden ser leídas en cualquier orden y para subrayar esa infrecuente e invaluable virtud, DC no le pone números a los tomos recopilatorios.
Las escabrosas tropelías del antihéroe más jodido del Oeste arrancan con una saguita en dos partes, pero que cierra una trama importante al final del primer episodio. Y en el segundo, lo que quedaba por resolver se resuelve de modo absolutamente… definitivo. Estos dos episodios y el cuarto, que argumentalmente es el más choto (pero tiene unos diálogos espectaculares y enfrenta a Hex nada menos que con Thomas Edison), están dibujados por Phil Noto, un artista bastante raro. El tipo tiene un estilo realista, pero un trazo muy simple, casi de boceto, y una línea muy clarita, por momentos muy finoli. Podría parecer pecho frío, pero salva las papas cuando él mismo colorea las páginas. Ahí juega con las texturas y con miles de truquitos del photoshop y logra darle vida y climas y hasta polenta a ese dibujo que por momentos parece de un clon desganado de Sean Phillips (aunque con unas minitas demasiado lindas para ser reales). No es un genio, pero cumple con creces.
La sexta y última historia no es mala, pero desentona completamente con el resto del tomo. Se trata de un thriller sobrenatural, en el que Hex (y Bat Lash) tienen roles secundarios y todo pasa por El Diablo, un personaje de tono 100% fantástico, que rompe con el esquema realista y sórdido de la serie. También, los diálogos son tan buenos que poco importa la trama, pero a uno le gusta más cuando Justin Gray y Jimmy Palmiotti se juegan por otro tipo de historias. El dibujante de este último episodio es el ignoto David Michael Beck, el enésimo dibujante demasiado realista, con pretensiones de ser el nuevo Alex Ross, con excesiva dependencia de la referencia fotográfica (Juan Carlos Flicker, bah) y un tratamiento del color acertado, lindo, atractivo, que lo salva de irse al descenso directo.
Las dos historias restantes son Jonah Hex puro, sin adulterar, son la fórmula que consagró a esta serie tan atípica y le permitió durar mucho más allá de los ocho o doce números que duran este tipo de series en DC. Acá vemos nuevas cátedras de mala leche, escenas de una violencia desgarradora, pensadas para helarle la sangre al lector más curtido. Palmiotti y Gray trabajan acá con su socio perfecto, el prócer catalán Jordi Bernet, y con Rob Schwager, un colorista que entiende muy bien a este maestro del claroscuro. Bernet no falla un sólo disparo y dibuja como nadie a este Hex despiadado, vengativo, inmisericorde, último estandarte de códigos en extinción, movido a veces por el dinero y otras por la mera sed de revancha contra alguno que mea demasiado afuera del tarro. El oeste de Bernet es sucio, áspero y 100% creíble. Sus indios son indios, no blancos pelilargos pintados de rojo, y sus minitas hacen que las de Phil Noto parezcan villanos de Dick Tracy. Creo que desde que murió Hugo Pratt, nadie le gana a Bernet a la hora de dibujar la violencia. Sus tiros y sus trompadas hieren más que los de cualquier otro y sus secuencias mudas crean una tensión que se puede cortar con un hacha.
Por supuesto, esto no es tan realista como el Western de Van Hamme y Rosinski, simplemente porque acá hay algo así como un héroe, un tipo que –más allá de la gravedad de los peligros que enfrente- tiene que sobrevivir hasta el final de la aventura. Y de la próxima, y de la próxima y de las 12 que va a vivir el año que viene a razón de una por mes. O sea que ver a Hex hecho crosta, a merced de los lobos, los buitres, 130 indios alzados, 562 forajidos armados hasta la chota o las barras bravas de Chacarita, Nueva Chicago y Excursio ya no produce la reacción de “Ah, se pudrió todo, de esta no zafa”, sino la de “Bue, veamos cómo zafa de esta también”. Porque como los héroes clásicos (a los que no se parece nada) Hex está pensado para no morir y para no evolucionar. En eso, es casi un cowboy de Columba, casi un Jackaroe. En todo lo demás, el Hex de Gray y Palmiotti no tiene nada que ver con nada. Bueno, sí, con el Saint of Killers…

3 comentarios:

dibujante dijo...

Jordi Bernet dibujando Jonah Hex ... Lo quiero YA , que inmenso Artista es jordi , que maestro de las luces y los climas . Me mató siempre como usaba el pincel seco para dar medios tonos , ambiente . Torpedo , El Kraken , maravillas . Estoy muy de acuerdo con vos en la reflexión que hacés de los Juan Carlos Fkicker . Yo suelo utilizar para mis Comics referencias fotográficas para construir los personajes , pero luego dibujo cada uno en base al estudio previo . En cambio cada vez se ve mas a dibujantes talentosos que van copiando cada cuadro de fotos previas y el resultado suele ser dispar y aburrido muchas veces . Ni hablar cuando el que hace esto no es talentoso , una vez intenté leer un comic de Vampirella donde esta cambiaba de rostro cuadro por medio . Horrible .

dibujante dijo...

Quise poner Flicker .

Lucho dijo...

Jonah Hex es uno de los mejores comics que publica DC hoy. Y lo saben por algo hicieron el corto con la voz de Thomas Jane.

Espero que haya Hex para rato.