el blog de reseñas de Andrés Accorsi

miércoles, 20 de marzo de 2013

20/ 03: JSA Vol.10

Bueno, ahora sí, terminé de leer la JSA, apenas 14 años después de empezarla.
Este tomo es muy zarpado, no da un minuto de paz. Arranca con una saga de cinco episodios y ni bien termina ese arco, empalma con uno de tres. Sin unitarios, sin un momento tranqui para que los personajes bajen un par de cambios. De hecho, el epílogo, o la exploración de algunas de las consecuencias de lo que pasa al final de Black Vengeance (el segundo arco incluído en este tomo), está en el Vol.11, el cual leí hace mucho, antes de empezar con el blog.
La primera saga es otra de viajes en el tiempo: esta vez, la JSA de 2005 viaja a 1951 para lograr que la JSA de aquella época, recientemente desbandada tras confrontar con el Senado de los EEUU, se reúna para impedir que Per Degaton mate al presidente y tome el poder. La verdad es que el planteo no daba para cinco episodios, sobre todo porque Degaton es un loser consumado y sabemos de antemano que va a fracasar. Lo interesante es que a Geoff Johns no le calienta demasiado el conflicto, sabe que la lucha con el villano se va a liquidar rapidito, en 10 páginas del último episodio. El guionista arma la saga en torno a los diálogos, a la relación que se entabla entre estos héroes del presente y los héroes de la Golden Age, que para 1951 ya eran tipos cansados, baqueteados, con problemas que iban más allá de “el Gobierno me exige que revele mi identidad y yo no quiero”. Por supuesto, en todos esos team-ups entre los miembros de 2005 y 1951 hay algo de acción, como para engañar a los que buscan sólo eso, aunque lo más rico, lo más jugoso sea todo lo otro, todo el desarrollo de personajes, que es algo que en esta época Johns cuidaba muchísimo.
De a poco, con el correr de los números, te empieza a caer la ficha de que para Johns el verdadero protagonista de esta serie es Albert Rothstein, alias Atom Smasher, el personaje al que –desde que mi clon se sube a la serie- le pasan las cosas más heavies y más impactantes. El segundo tramo del libro, el arco titulado Black Vengeance, tiene apariciones del Spectre, Eclipso (ahora encarnado en Jean Loring), el brujo Shazam, Mordru y mucho protagonismo para Black Adam, otro personaje al que Johns desarrolló muchísimo. Aún así, todo gira en torno a Atom Smasher. Qué hace, qué piensa, a quién le es más leal, qué ideología compró. Eclipso y el Spectre (acá en un rol casi de villano) son la excusa para llevar la acción al país que gobierna Black Adam, y ante esa situación límite, ver qué camiseta se pone Al Rothstein. El final es abrupto, imprevisible y un poco desolador, aunque coherente con lo espeso de los dilemas morales que pone de manifiesto la trama.
En materia de dibujantes, esto es un verdadero sacerdocio. Excepto un par de tramos de Black Vengeance, que se reparten entre el casi digno Leonard Kirk y el correctísimo Stephen Sadowski, el grueso del tomo cayó en las garras de Don Kramer, un dibujante decididamente malo y que además mejora poco con el correr de los muchos episodios que le encomiendan. El entintador Keith Champagne (que en el Vol.11 le dará una mano a Johns en los guiones) trata de remar contra el dibujo de Kramer, pero necesitábamos un necromante, no un entintador. A favor de Kramer, debemos decir que no tiene ningún problema en la narrativa, que organiza bien esas viñetas en las que aparecen 145.000 superhéroes y que muy rara vez te va a mezquinar un fondo. Pero claro, ves las portadas de Dave Gibbons o de Alex Rosss, las comparás con los dibujos de adentro, y te querés detonar el ojete con el báculo de Stargirl.
Si todavía no arrancaste con esta serie, te cuento que este es un gran punto para terminarla. Este TPB llega hasta el número 75 y la serie cierra en el 87, pero de los 12 que faltan, seis están demasiado enroscados, demasiado contaminados con tie-ins y crossovers de Countdown, The OMAC Project, Day of Vengeance, Villains United y demás boludeces vinculadas a la penosa Infinite Crisis. Y los otros seis son una fumanchereada atrás de otra, escritas por Paul Levitz y difíciles de digerir a pesar de los dibujantes grossos que lo acompañan. Yo que soy un guapo, un duro, un recio de verdad, aguanté hasta el Vol.11, un poco para hacerle el aguante a Geoff, que tanta garra le puso a la JSA. Pero puesto a recomendar, si bien al final del Vol.10 no cierra todo, no me da para recomendar más allá de este tomo.

5 comentarios:

Lucas. dijo...

pregunta: en este volumen esta incluida la saga en donde se pone fin a la historia del dr.fate/hector hall? para mí ese es el final de la colección hasta el inicio del otro volumen con el regreso de johns con alex ross de co-equiper.
lo pregunto porque me parece que esa saga (que leí hace quinientos años mas o menos) estaba guionada por keith champagne. saludos.

Andres Accorsi dijo...

Lo del Dr.Fate se resuelve en el vol.11, Lucas.

Liponidas dijo...

Hola Andrés, y el segundo volúmen que onda? Y JSA Classified?
Yo me cebé cuando empezaste a recomendarla y un día la encontré al 50% y...PA LA SACA!! Gracias a vos conocí a Geoff Jhons. Una joya del género

Andres Accorsi dijo...

El segundo volúmen... no me convence mucho. Arranca con una saga de 18 o 19 episodios, que encima es spin-off de Kingdom Come. Un poco mucho. Y suma muchos personajes de golpe... no sé, le falló el timing, me parece. Eran ideas interesantes planificadas de modo medio torpe.
JSA Classified varía mucho de arco a arco o incluso de número a número. Sinceramente, no leí casi nada y lo que leí no me lo acuerdo.

Nadry System dijo...
Este comentario ha sido eliminado por el autor.