el blog de reseñas de Andrés Accorsi

jueves, 26 de septiembre de 2019

JOKER

De a poco y a los cachetazos, DC entendió cuál tenía que ser su jugada en el cine: películas cerradas, que no enganchen entre sí, que no intenten construir un universo. Eso que lo haga Marvel, que demostró que le sale bárbaro. Con Joker, va un paso más allá de lo que vimos en Aquaman y Shazam!: una película distinta, hecha con dos mangos, con un perfil de “cine serio”, que bien podría funcionar fuera del universo de Gotham y su personaje más emblemático.
A lo largo de 124 minutos, Todd Phillips (director al que no conocía) nos invita a acompañar a Arthur Fleck en su descenso espiralado hacia las fosas de la demencia. Pará: ¿es el origen del Joker? Sí, un origen tardío, porque para cuando arranca la trama Arthur tiene más de 40 años. ¿Y lo vemos luchar contra Batman? No, ni contra James Gordon, ni contra ningún justiciero de Gotham. En general lo vemos luchar contra sí mismo, o contra un entorno social que predica el lucro por sobre la empatía con el prójimo y termina por convertir a un freak simpático en un monstruo sanguinario.
Me parece (sin spoilear) que los principales logros de la película son dos: 1) el espesor dramático que logra, obviamente apoyado en una magnífica actuación de Joaquin Phoenix (actor al que sólo conocía de nombre). Phoenix se pone la cinta al hombro de punta a punta, no recuerdo una sola escena en la que no aparezca. Y su labor es realmente impactante, conmovedora, consagratoria. Le pinta la cara (y los labios, y el pelo) a Heath Ledger, a Jack Nicholson, a todos. 2) la forma en que el guión nos presenta el contexto sociopolítico en el que transcurre la historia. Esta Gotham es una especie de paráfrasis de la New York de fines de los ´70, decadente, peligrosa, una caldera a punto de explotar. Y Phillips le agrega con mucha astucia un componente de lucha de clases, una calentura creciente de los pobres frente a la nula solidaridad de los ricos que “VedeVendettiza” ese panorama de abandono y desolación.
Los medios de comunicación tienen un rol muy destacado en la trama: todo el tiempo nos llega información por medio de diarios, radios y noticieros de TV, y será en un estudio de TV donde el Joker termine su transición de “loquito” a villano, hecho y derecho. Pero para ese momento, el personaje de Arthur ya se desarrolló tanto que nos cuesta calzarle el rótulo de “villano”. Ya es mucho más que eso. Finalmente será un catalizador, un disparador, un potenciador de cosas que Phillips ya nos había presentado a lo largo de la cinta y que –lógicamente- harán eclosión cerca del final.
Como en cualquier historia donde la locura es protagonista, hay volantazos imprevistos y cosas que parecen ser de una manera pero en realidad son de otra. De hecho, te podés ir del cine discutiendo con el (o la) de al lado, porque cada uno entendió todo de modo distinto. No es una experiencia fácil, no es una papilla que ya viene masticada. Es una película que te pone nervioso, que te desafía, que te impacta, que te hace cuestionarte situaciones, decisiones, actitudes. La filiación de Arthur, su relación con su vecina, su ascenso a ícono del caos urbano, el rol en la trama de la familia Wayne, obviamente el rol de los medios… Todd Phillips nos propone debatir todo y que cada espectador saque sus propias conclusiones.
¿Hay guiños comiqueros? Poquitos, y no son lo importante. Arthur tiene algunos momentos que lo acercan al Joker de Dark Knight Returns, otros que van más para el lado de Arkham Asylum (la novela de Grant Morrison y Dave McKean) y el origen tiene algún punto de contacto (mínimo) con el que nos narrara The Killing Joke. ¿Sabés a qué comic me hizo acordar bastante? A Sadbøi, de Berliac. Esa novela nos proponía repensar la forma en que nuestra sociedad define qué es el crimen y qué es el arte y esta película hace algo parecido, pero con el crimen y el humor. Joker mezcla esos dos conceptos, los enrosca, los hace franelear entre ellos y echarse un polvo incestuoso, incandescente y letal.
Una vez más, entré al cine con cero expectativas (hace décadas que el único Joker que me cierra es un dibujo animado con la voz de Mark Hammil) y me fui gratamente sorprendido. La última vez que vi al Joker en pantalla grande fue en ese engendro llamado Suicide Squad y al lado de eso, esta peli es una obra maestra del Séptimo Arte, aunque su conexión con el Universo DC sea infinitamente más tenue. O quizás por eso mismo.
Rarísimo y excelente lo de Todd Phillips, brillante lo de Joaquin Phoenix y muy grosso Robert De Niro, en esta gran tragedia sobre una sociedad enferma de insensibilidad. Ya lo dijo el maestro Denis Diderot (filósofo francés considerado el padre de la crítica, al que tanto le debemos los que nos dedicamos a esto): “La indiferencia nos hace sabios y la insensibilidad monstruos”. Por ahí va la cosa…

9 comentarios:

lemon chelo dijo...

Gracias maestro. La tengo que ver. Un fuerte abrazo!!!

rams dijo...

Buena reseña, anotado para ver.gran saludo

Unknown dijo...

Genio!

JLO dijo...

hace rato que yo quiero verla asi que cuado se estrene las expectativas estarán muy arriba, espero que eso no me juegue en contra pero por loque decís no creo quelo haga...

que gran personaje éste que solo es un payaso loco al lado de otros con superpoderes...

Cristian dijo...

Gran pelicula aunque hubo que esforzarse para que "calze" en el universo DC.

Gaspar Buono dijo...
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
javier gonzalez dijo...

Me sorprendió tu reseña.No le ponía muchas fichas.Habrá que verla en cine , nomás.Da para verla con mi hijo de 13? Por lo que contás , no es muy familiera que digamos.

Andrés Accorsi dijo...

Mmmm... no, la verdad que para un pibe de 13 es todo muy oscuro, muy retorcido. De 16 en adelante, te diría yo.

Gaspar Buono dijo...

alta crítica te mandaste!