De a poco y a los
cachetazos, DC entendió cuál tenía que ser su jugada en el cine: películas
cerradas, que no enganchen entre sí, que no intenten construir un universo. Eso
que lo haga Marvel, que demostró que le sale bárbaro. Con Joker, va un paso más
allá de lo que vimos en Aquaman y Shazam!: una película distinta, hecha con dos
mangos, con un perfil de “cine serio”, que bien podría funcionar fuera del
universo de Gotham y su personaje más emblemático.
A lo largo de 124 minutos,
Todd Phillips (director al que no conocía) nos invita a acompañar a Arthur
Fleck en su descenso espiralado hacia las fosas de la demencia. Pará: ¿es el
origen del Joker? Sí, un origen tardío, porque para cuando arranca la trama
Arthur tiene más de 40 años. ¿Y lo vemos luchar contra Batman? No, ni contra
James Gordon, ni contra ningún justiciero de Gotham. En general lo vemos luchar
contra sí mismo, o contra un entorno social que predica el lucro por sobre la
empatía con el prójimo y termina por convertir a un freak simpático en un
monstruo sanguinario.
Me parece (sin spoilear)
que los principales logros de la película son dos: 1) el espesor dramático que
logra, obviamente apoyado en una magnífica actuación de Joaquin Phoenix (actor
al que sólo conocía de nombre). Phoenix se pone la cinta al hombro de punta a
punta, no recuerdo una sola escena en la que no aparezca. Y su labor es
realmente impactante, conmovedora, consagratoria. Le pinta la cara (y los
labios, y el pelo) a Heath Ledger, a Jack Nicholson, a todos. 2) la forma en que
el guión nos presenta el contexto sociopolítico en el que transcurre la
historia. Esta Gotham es una especie de paráfrasis de la New York de fines de
los ´70, decadente, peligrosa, una caldera a punto de explotar. Y Phillips le
agrega con mucha astucia un componente de lucha de clases, una calentura
creciente de los pobres frente a la nula solidaridad de los ricos que
“VedeVendettiza” ese panorama de abandono y desolación.
Los medios de comunicación
tienen un rol muy destacado en la trama: todo el tiempo nos llega información
por medio de diarios, radios y noticieros de TV, y será en un estudio de TV
donde el Joker termine su transición de “loquito” a villano, hecho y derecho.
Pero para ese momento, el personaje de Arthur ya se desarrolló tanto que nos cuesta
calzarle el rótulo de “villano”. Ya es mucho más que eso. Finalmente será un
catalizador, un disparador, un potenciador de cosas que Phillips ya nos había
presentado a lo largo de la cinta y que –lógicamente- harán eclosión cerca del
final.
Como en cualquier historia
donde la locura es protagonista, hay volantazos imprevistos y cosas que parecen
ser de una manera pero en realidad son de otra. De hecho, te podés ir del cine
discutiendo con el (o la) de al lado, porque cada uno entendió todo de modo distinto.
No es una experiencia fácil, no es una papilla que ya viene masticada. Es una
película que te pone nervioso, que te desafía, que te impacta, que te hace
cuestionarte situaciones, decisiones, actitudes. La filiación de Arthur, su
relación con su vecina, su ascenso a ícono del caos urbano, el rol en la trama
de la familia Wayne, obviamente el rol de los medios… Todd Phillips nos propone
debatir todo y que cada espectador saque sus propias conclusiones.
¿Hay guiños comiqueros?
Poquitos, y no son lo importante. Arthur tiene algunos momentos que lo acercan
al Joker de Dark Knight Returns, otros que van más para el lado de Arkham
Asylum (la novela de Grant Morrison y Dave McKean) y el origen tiene algún
punto de contacto (mínimo) con el que nos narrara The Killing Joke. ¿Sabés a
qué comic me hizo acordar bastante? A Sadbøi, de Berliac. Esa novela nos
proponía repensar la forma en que nuestra sociedad define qué es el crimen y
qué es el arte y esta película hace algo parecido, pero con el crimen y el
humor. Joker mezcla esos dos conceptos, los enrosca, los hace franelear entre
ellos y echarse un polvo incestuoso, incandescente y letal.
Una vez más, entré al cine
con cero expectativas (hace décadas que el único Joker que me cierra es un
dibujo animado con la voz de Mark Hammil) y me fui gratamente sorprendido. La
última vez que vi al Joker en pantalla grande fue en ese engendro llamado
Suicide Squad y al lado de eso, esta peli es una obra maestra del Séptimo Arte,
aunque su conexión con el Universo DC sea infinitamente más tenue. O quizás por
eso mismo.
Rarísimo y excelente lo de Todd Phillips, brillante lo de Joaquin Phoenix y muy grosso Robert De Niro, en esta gran tragedia sobre una sociedad enferma de insensibilidad. Ya lo dijo el maestro Denis Diderot (filósofo francés considerado el padre de la crítica, al que tanto le debemos los que nos dedicamos a esto): “La indiferencia nos hace sabios y la insensibilidad monstruos”. Por ahí va la cosa…
Rarísimo y excelente lo de Todd Phillips, brillante lo de Joaquin Phoenix y muy grosso Robert De Niro, en esta gran tragedia sobre una sociedad enferma de insensibilidad. Ya lo dijo el maestro Denis Diderot (filósofo francés considerado el padre de la crítica, al que tanto le debemos los que nos dedicamos a esto): “La indiferencia nos hace sabios y la insensibilidad monstruos”. Por ahí va la cosa…
9 comentarios:
Gracias maestro. La tengo que ver. Un fuerte abrazo!!!
Buena reseña, anotado para ver.gran saludo
Genio!
hace rato que yo quiero verla asi que cuado se estrene las expectativas estarán muy arriba, espero que eso no me juegue en contra pero por loque decís no creo quelo haga...
que gran personaje éste que solo es un payaso loco al lado de otros con superpoderes...
Gran pelicula aunque hubo que esforzarse para que "calze" en el universo DC.
Me sorprendió tu reseña.No le ponía muchas fichas.Habrá que verla en cine , nomás.Da para verla con mi hijo de 13? Por lo que contás , no es muy familiera que digamos.
Mmmm... no, la verdad que para un pibe de 13 es todo muy oscuro, muy retorcido. De 16 en adelante, te diría yo.
alta crítica te mandaste!
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