el blog de reseñas de Andrés Accorsi

domingo, 17 de mayo de 2020

DOMINGO FRUSTRANTE

Vengo de varios días de leer poca historieta, y encima lo último que leí no me convenció demasiado.
Le entré al Vol.10 de Nippur, y la verdad que no lo puedo creer. Tenés un personaje de innegable carisma, tenés una ambientación histórica interesantísima, tenés a un guionista con un manejo de la prosa inspiradísimo, que te tira magia en cada bloque de texto, tenés a Ricardo Villagrán dibujando a un nivel sublime, digno de los grandes maestros de la escuela académico-realista, tenés TODO para salir campeón… y te vas a la B con unos argumentos menos que pobres, indigentes. Las historias de este tomo están bien contadas, el “cómo” no es el problema. El problema es el “qué”. Si yo te cuento qué pasa en cada capítulo te ponés a llorar. Es la nada misma, una y otra vez. Nippur vaga por la Mesopotamia, se mete en un bolonki por ayudar a alguien o rectificar una injusticia, y al final sale airoso, casi siempre después de ser artífice o testigo de un par de muertes. El loop que deja a la última viñeta en el mismo lugar donde arrancó la primera es tan grotesco que parece que estás viendo The Simpsons. Nada suma, nada construye para adelante, nada retoma nada de lo que sucedió antes, nada indaga ni profundiza en nada. Lo que podría ser una serie de aventuras de la San Puta, es una sucesión de relatos bien escritos pero totalmente superficiales, sin rumbo ni dirección.
Una lástima enorme, porque en aquella época (1972) a Columba le sobraban los recursos y los autores grossos como para producir material muchísimo mejor. Yo entiendo que estas historietas no estaban pensadas desde un concepto de saga, que la idea era que se pudieran leer en cualquier orden (como los álbumes de la etapa clásica de Lucky Luke), y que la mayoría de los lectores no las coleccionaban, ni leían (como leí yo) seis episodios de una sentada. Pero leídas hoy, así, en un librito cheto, a las historias les falta básicamente sustancia, consecuencias, y sobre todo un norte, la ilusión (aunque más no sea) de que Nippur está pasando por todo esto para algo. La mejor historia del tomo (para mi gusto, obvio) es “Hazarham, el de los pájaros”, simplemente porque Robin Wood presenta a un personaje único, extraño, atractivo… ¡y no lo mata!
Esa es una de las tres historias dibujadas por Sergio Mulko, en blanco y negro, para la revista D´Artagnan. Y sí, tres de Mulko y tres de Villagrán dan por resultado una faz gráfica MUY despareja, donde la comparación no beneficia en absoluto a Mulko. Esto es como cuando tenías a Francesco Francavilla y Jock en Detective y a Tony Daniel y Steve Scott en Batman. Un Real Madrid-Rayo Vallecano. Prometo retomar pronto la lectura de Nippur, a ver si mejoran los argumentos.
El año pasado, cuando falleció Ted Stearn, caí en la cuenta de que no tenía ningún libro suyo. Ni bien vi barato Fuzz & Pluck (considerada su obra más emblemática) me lo compré, y anoche lo leí. Está bien, me divertí un rato, pero no es La Gloria ni mucho menos. En el torneo de los historietistas del indie yanki, Stearn es un equipo de mitad de tabla. No tiene ni el virtuosismo de Robert Crumb, ni el descontrol expresionista de Peter Bagge, ni el vuelo poético de Jim Woodring, ni la sordidez malalechística de Chester Brown, ni la cancha para la experimentación formal de Chris Ware, ni la sutileza para dejarte pensando en temas profundos de Daniel Clowes.
Lo mejor que tiene Fuzz & Pluck es que, a pesar de los personajes en clave humorística, a pesar de publicarse originalmente en entregas de menos de 10 páginas (en la antología Zero Zero), Ted Stearn se anima a plantear una historia extensa, con un cierto tinte aventurero, obviamente no exenta de volantazos limados, que hacen que uno no tenga la menor idea de para dónde puede disparar la trama. Esto está bien llevado, bien condimentado con momentos más surrealistas (por momentos parece una obra de Samuel Beckett) y con momentos donde el autor impone de modo muy natural, muy orgánico, una mirada acerca de la sociedad yanki y algunas de sus problemáticas.
La verdad que esperaba un poco más, porque recordaba haber disfrutado mucho de alguna historia corta de Stearn en alguna antología. Fuzz & Pluck, sin ser chota ni mucho menos, me pareció un sub-producto, pensado para el Fantagraphics-Zombie que compra cualquier cosa que venga con el sellito de la editorial de Gary Groth, o para el fan muy extremo del indie yanki, que no consume otro tipo de historietas.

Y nada más, por hoy. Como siempre, ni bien tenga leídos un par de libritos más (o alguno bien power, que se banque una reseña por sí solo) nos reencontramos acá en el blog.

3 comentarios:

Luq dijo...

Qué loco, justo leí el domingo también ese tomo de Nippur (compré la colección entera a media que salía pero imposible seguirla con la lectura).
Me pasó la misma frustración con las historias, y cuando apareció Mulko fue un garrón: todos los tipos con la misma cara, pero al mismo personaje le cambia el peinado en casa viñeta

Leandro Saint Bonnet dijo...

Hola Andrés. Excelentes tus reseñas como siempre. Tengo ganas de empezar a leer Nippur y como algunos tomos que reseñaste te parecieron chotos, quisiera saber por cuales historias puedo empezar a leer del personaje y cuales evitar para no comerme el garrón. Saludos!

Andrés Accorsi dijo...

Yo empecé por el Vol.8 de la colección de Planeta-DeAgostini porque lo anterior lo tenía más o menos fresco. Fijate que lo que vendrían a ser los Vol.4 al 7 de esta colección es lo que yo reseñé el 04/09/11.
De los posterior al Vol.10, leí mucho pero me acuerdo poco. Lo voy a ir redescubriendo a lo largo de esta nueva lectura. Lo único que me acuerdo (más o menos) es lo que salió en el libro de la Biblioteca Clarín, donde casi todo el material es de muy bueno para arriba. Así que realmente no sé si lo que viene a partir del Vol.11 es mucho mejor, mucho peor o igual a lo que leí hasta ahora.