el blog de reseñas de Andrés Accorsi

sábado, 16 de enero de 2021

9 al 16 de ENERO

Vamos con las reseñas del material que leí esta semana. Me terminé el masacote casi 500 páginas que había empezado la semana anterior: nada menos que The Compleat Moonshadow, el libro que trae toda la serie original de Moonshadow (la de los ´80), más el librito que J.M. DeMatteis y Jon Muth agregaron a modo de epílogo unos diez años después de finalizar la serie. Moonshadow es, como suele decirse, la gran perdedora de 1986. Se trata de una obra colosal, magnífica, profunda, conmovedora, arriesgada en muchísimos aspectos, hermosa de punta a punta… que quedó tristemente eclipsada porque tuvo la mala suerte de salir al mismo tiempo que Dark Knight, Watchmen y Maus. Con el podio ocupado por esas tres obras, que repercutieron a nivel mediático como nunca antes habían repercutido las historietas en EEUU, no quedó mucho lugar para hablar maravillas de otras gemas que se publicaron en ese mismo momento, entre las cuales Moonshadow probablemente sea la más gloriosa, la que más méritos hizo por subirse a ese podio poblado de obras fundamentales. Moonshadow es un comic acerca de descubrirse a uno mismo, de madurar, de sobreponerse a la adversidad, de aprender a tomársela de un modo más liviano, de mirar para adelante, de aprender de cada cagada, de cada traición, de cada decepción, de cada vínculo. Es una obra que te envuelve en un clima aventurero, pero habla de la vida, la muerte, el amor, el sexo, la política, la literatura, la fantasía, la locura, la libertad… Si te ponés en choto (o sea, si no sintonizás la onda de lo que DeMatteis trata todo el tiempo de hacer en esta obra) probablemente llegues a la conclusión de que Moonshadow está estiradísima y que se podía contar lo mismo sin todas esas peripecias que se acumulan episodio tras episodio. Yo creo que no, que el atractivo está en ese viaje, en todas las cosas bizarras y/o extremas que le suceden al protagonista, y que son las que le dan rumbo y sentido a su camino hacia la madurez. El epílogo de los ´90 (lo único que no había leído nunca) es hermoso, pero con la salvedad de que no es una historieta: es un texto con ilustraciones. Un texto en el que la prosa de DeMatteis cobra un vuelo, una dimensión, una belleza que bien quisieran para sí tipos que han hecho fortunas escribiendo literatura como Neil Gaiman. Y las ilustraciones de Muth se lucen como –lógicamente- no se podían lucir en el contexto de una historieta. De todos modos, en el tramo original, el de los ´80, hay muchísimos momentos en los que DeMatteis reduce al mínimo la cantidad de texto para que Muth pueda desplegar su arsenal pictórico y detornarle las retinas al lector con su formidable manejo del lápiz, las acuarelas y demás técnicas analógicas. Creo que cuando leí Moonshadow en los ´80 la faz gráfica me gustó más que ahora, probablemente porque no estaba acostumbrado a la historieta de estilo pictórico. Hoy, ya más curtido, me gustó pero no me deslumbró tanto. Y lo único que tengo para criticar es el rotulado (del maestro Kevin Nowlan) que a veces, cuando las letras aparecen en blanco sobre fondos oscuros, no se entienden una chota. El resto es todo belleza, una verdadera Obra Maestra que difícilmente DeMatteis pueda superar en los años que le quedan a su carrera como guionista. Absolutamente recomendado.
Hacía más de cinco años que tenía abandonada Las Águilas de Roma, la serie de aventura histórica del maestro suizo Enrico Marini, y ahora sí, me sumergí en las 56 páginas del tercero de los cinco libros que componen la obra. Estoy justo en el momento en que pasa de todo: Marini le pega un upgrade al guion tan notable, tan impactante, que hace que todo lo que había leído en los dos primeros tomos se convierta en un prólogo mínimo, una mera presentación de personajes que (a la luz de lo que pasa en el Vol.3) se podría haber sintetizado en 16 páginas, siendo muy generosos. No quiero decir con esto que si empezás a leer la serie desde el Vol.3 vayas a entender todo, pero la gran mayoría de lo que cuenta Marini en estas páginas sostiene su fuerza dramática en sí mismo… y en lo que va a venir, porque el tomo termina en un punto crítico, picante, incómodo como tampón de virulana. Por suerte tengo el Vol.4 en la repisa de los pendientes, como para entrarle pronto. Además de un dibujo demasiado bueno para ser real, en el que se destacan la documentación histórica, la acción y el color por sobre la expresividad de los rostros masculinos (que es donde a Marini se lo ve más frío), este tramo de Las Águilas de Roma ofrece runfla política de gran calidad, mucha data histórica, mucho enrosque entre personajes de dudosas lealtades, secretos, traiciones, lujuria, ambición y el clásico debate entre someterse a un imperio para vivir un poquito mejor, o seguir enchastrándose en el fango de la precariedad para conservar impolutas la autonomía, la libertad y la dignidad. Los personajes de Marco y Arminio (extensamente presentados en los primeros tomos) ya están en un punto en el que los consideramos personas 100% reales, hay una cantidad importante de buenos personajes secundarios, buenos diálogos… Posta, lo único que no me gustó de este tomo es que me hizo sentir que los dos primeros son una estirada grosera de una introducción a la trama principal de la serie. Si los dos tomos que quedan mantienen este nivel, vamos a estar hablando de un recontra-clásico verdaderamente indispensable.
Ya para distender un poquito, me leí (muy rápido, no me duró ni medio viaje en bondi) Yonky el Zombi: El Crucero del Terror, la primera aventura de este popular personaje de Marko Torres que se publica en Argentina. Repito que se me hizo muy cortito, son 72 páginas de historieta pero muchas de ellas tienen dos o tres viñetas. Y lo más bajonero: el dibujo me gustó bastante menos que en Mutant Boyz o Ninja Kururo. Es como si Torres intentara subirse a la estética de Ren & Stimpy, pero se quedara a medio camino, como si a último momento dijera “no, es mucho kilombo, hay que laburar demasiado para que te quede parecido a un dibujo de Kircfalusi”. Y entonces tenemos una estética que no se ve original, y un intento de subirse a un estilo alucinante que no llega a buen puerto. Ojo, no es un horror. A los pibes que no saben qué es Ren & Stimpy les va a encantar. Y el guion es divertido, pasan muchas cosas, y sobre todo me transmitió una sensación de vértigo, de descontrol, de fiesta pasada de rosca, de absoluta libertad por parte del autor, decidido a todo con tal de sorprender, entretener y arrancarla una risa a los lectores. Tengo el tercer librito del Ninja Kururo esperando pista, que a nivel dibujo se ve mucho mejor que Yonky el Zombi. Ojalá el guion esté a la altura. Y nada más. Veremos qué llego a leer durante la semana para comentar acá el finde que viene. ¡Hasta entonces!

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