viernes, 18 de febrero de 2022
OTRAS DOS RESEÑAS
Voy por mi segundo libro editado por Deux en menos de un mes. Vergüenza infinita. Pero bueno, me llamó la atención el rescate de Stone, una serie policial de Guillermo Saccomanno y Alejandro Fried, que recordaba haber leído hace como 30 años en Fierro (¿o era en Puertitas? ¿O salió en las dos?) y de la que me sorprendió descubrir que existen nueve episodios, porque yo conocía tres o cuatro, no más que eso. Eso me hace suponer que salía en Fierro, en la época en la que la revista era tan chota (nºs 35 al 60 de la primera etapa, más o menos), que a veces la compraba y no la leía, a veces leía tres o cuatro historietas y a veces ni la compraba.
Excepto por el prontuario del editor, el libro está muy bueno. Tiene un único problema que es la tipografía, que está como apretada, con el espacio entre los caracteres comprimido al mango, de modo que las letras se amontonan unas con otras y las palabras se convierten en masacotes difíciles de descifrar. No sé si eso viene de arrastre, o si es una “innovación” de este libro, pero es un espanto. Las historias se inscriben en los típicos casos de un detective al que le pagan para fisgonear y averiguar el paradero de alguien que desapareció, o con quién se acuesta alguien, o cosas así, bien terrenales. Como suele suceder, muchas veces el antagonista es la misma persona que contrata al detective, hay femme fatales, hay engaños… Si me pongo en ortiva, hay muchos argumentos que leímos 8.000 veces en este tipo de ficciones. Pero por suerte Saccomanno le pone pasión a los textos, les inyecta una poesía sórdida, una oscuridad y una desolación muy logradas, que lograron emocionarme aunque sospechara mucho antes cómo iba a terminar cada episodio. De los nueve que incluye el librito, el que más me gustó fue el de las remeras de Mavis, impredecible y conmovedor.
El dibujo de Fried es tremendo, es como un pariente punk de Alfonso Font y Jordi Bernet. Narrativa brillante, claroscuro potente, la referencia fotográfica justa para darle realismo al relato sin convertirlo en una fotonovela camuflada, muy buenas expresiones faciales, páginas de ocho y nueve cuadros donde en ninguno se ve una tirada a chanta... Una bestialidad lo que dibuja acá este monstruo poco reconocido de la historieta argentina. ¿Qué le falta a Stone? Un poco más de profundidad para el protagonista, algo que Saccomanno sí logró darle a Marcel Clouzot en la serie de El Condenado que –digamos todo, seamos buenos- es muchísimo más extensa que esta. Por ahí si Stone en vez de 9 episodios tenía 40 ó 50, llegábamos a conocer mejor al personaje y a encariñarnos o identificarnos un poco más con él. Pero estamos hablando de un material sumamente recomendable.
Me voy al 2019, cuando (después de 15 años sin nuevas aventuras) regresa el querido Teniente Blueberry, ahora a cargo de la dupla integrada por Joann Sfar y Christophe Blain, autores de una generación bastante posterior a la de Jean-Michel Charlier y Jean Giraud, que ya habían trabajado juntos en varios proyectos.
Rencor Apache tiene un solo problema: es la primera mitad de una historia y la segunda todavía ni siquiera está anunciada. Los seguidores de Sfar sabemos que ya nos hizo muchas veces la abyecta trapisonda de empezar una serie y no pasar nunca del Vol.1, y con dos años largos transcurridos sin que se anuncie la segunda parte, a mí se empieza a fruncir un poquito el ojete. ¿Nos dejarán de garpe a los que entregamos nuestros mangos a cambio de este libro? Ojalá que no.
Estas 62 páginas no son una Obra Maestra al nivel de los mejores episodios de Blueberry, pero están buenísimas. Pasan muchas cosas, hay escenas muy fuertes, grandes diálogos, grandes silencios, una trama compleja, desarrollo tanto para los buenos como para los malos, personajes a los que los propios lectores debemos encasillar en uno de los bandos (o no) porque Sfar decide no hacerlo, y una sensación de que lo que está en juego es muchísimo y en una de esas, Blueberry no se lleva la victoria a la que está acostumbrado. Rencor Apache es una historia de violencia, de la venganza que engendra la violencia, de la mentira puesta al servicio del encubrimiento de la violencia y sus funestas consecuencias. Arranca muy arriba y, por lo menos en esta primera mitad, no baja nunca.
Quizás la sorpresa más grata que me brindó este álbum es ver a Blain firme en su estilo, sin copiar a Jean Giraud. En todos los álbumes de Blueberry que no dibujó Giraud, la editorial puso dibujantes de una estética muy similar, con instrucciones de seguir lo más de cerca posible la línea del Genio Infinito. Blain, en cambio, sabe que juega de visitante y reacomoda el esquema táctico solo en la cantidad de viñetas que mete en cada página, que acá prácticamente nunca baja de ocho. Pero la línea, el juego de masas negras , la composición de las viñetas, las expresiones faciales, son 100% Blain. Incluso el ídolo compartió las tareas de coloreado con Clémence Sapin, como para que su impronta visual esté todavía más presente en cada página.
Por favor que la segunda parte salga este año y que esté al nivel de la primera. Mike Blueberry, Charlier y Giraud lo merecen.
Nada más, por hoy. Ah, sí! Invitar a los amigos de Montevideo, Uruguay, a la presentación de ¿Quién quiere ser superhéroe?, el jueves 24 a las 17 hs en Lecturas Comics. ¡Nos vemos allá!
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
2 comentarios:
Por suerte las ventas del HS 1 fueron buenas y Dargaud anució la pronta publicación de la continuación:
HS 2 Les Hommes de non-justice, Dargaud, Bruxelles, annoncé
Scénario : Joann Sfar, Christophe Blain - Dessin et couleurs : Christophe Blain
Uh, qué alivio... Me das una gran noticia. Muchas gracias.
Publicar un comentario