el blog de reseñas de Andrés Accorsi

lunes, 5 de agosto de 2024

ENTRE FRANCIA Y JAPÓN

Por fin tengo un ratito para reseñar un par de libros que leí en estos días. Uno es de un mangaka japonés que cuenta una historia ambientada en Francia y otro es de un autor francés que publica en Japón. Empiezo con el Vol.8 de Innocent, un tomito absolutamente fundamental para esta serie creada por Shin´ichi Sakamoto. Acá avanza muchísimo el arco argumental centrado en María Antonieta, la princesa austríaca que llega a París para casarse con Luis Augusto, el príncipe de Francia. Sakamoto le va a dar un relieve increíble a este personaje, y la va a vincular muy hábilmente con Marie-Joséphe Sanson, quien para esta altura de la serie ya creció tanto dejó de ser un personaje secundario y ahora co-protagoniza la serie con su hermano Charles-Henri. Todas las tramas se profundizan de manera armónica, sin descuidar ni las escenas románticas, ni la intriga palaciega, ni esa arista "de denuncia" en la que el autor subraya con increíble agudeza las enormes diferencias sociales entre estos reyes y su corte de aristócratas y un pueblo andrajoso que se caga de hambre. Hasta ahora, uno de los temas centrales de Innocent era el cuestionamiento a la idea del crimen, la justicia y el castigo tal como la entendían estos nobles acomodados de fines del Siglo XVIII, pero acá ya aparece con fuerza el tema de los géneros fluídos. Marie-Joséphe (ya una señorita de 19 años) aparece como un personaje de sexualidad ambigua, que se viste como y se comporta como un varón, y además se suma un personaje nuevo, el Chevalier d´Eon, que es hombre pero se viste y actúa como mujer, una especie de versión "en espejo" de Lady Oscar, la protagonista de La Rosa de Versalles, el hiper-clásico de Riyoko Ikeda. El sexo tiene bastante importancia en este tramo de la obra, y está retratado de manera muy original, entre dramática y fina, por la pluma maestra de Shin´ichi Sakamoto. No voy a hablar de nuevo de los prodigios gráficos de este mangaka y su equipo de asistentes, pero sí subrayar de nuevo el ritmo ultra- descomprimido del relato, que le permite a Sakamoto meterle poesía y emoción a todo tipo de escenas, incluso a las ejecuciones más truculentas. El hecho de que tanto Marie-Joséphe como Charles-Henri son verdugos esta vez es crucial para la trama, a tal punto que las diferencias "de estilo" entre ambos, y la compleja rosca palaciega en la que se ven envueltos, los lleva a enfrentarse en un duelo que ocupa el tramo final del tomo y que yo jamás me vi venir. Sin dudas es el pico de tensión en lo que va de la serie, y menos mal que tengo ahí en el estante el Vol.9, por si me mata la ansiedad de saber cómo carajo se resuelve. ¿Puede llegar a morir uno de los dos hermanos? Sí, porque el Vol.9 es el último. Sin dudas es el momento de arriesgar fuerte. Y lo que no llegue a pasar en ese tomo (la mismísima Revolución Francesa, ya a esta altura, dudo que llegue a entrar en las próximas 200 páginas) quedará para la secuela que -si no me equivoco- Ivrea todavía no anunció. Picantísimo y adictivo, Innocent es un manga realmente único, por su apabullante belleza visual, por lo bien que retrata una época fundamental de la Historia de Occidente y por el trabajo magistral de Shin´ichi Sakamoto en la construcción de estos personajes y los conflictos en los que los envuelve. Lo recomiendo a full y prometo liquidarme el último tomito en las próximas semanas.
La Republique du Catch no es un manga, pero casi, porque es una historieta del ídolo francés Nicolas De Crécy, originalmente serializada entre 2014 y 2015 en las páginas de la antología japonesa Ultra Jump, de la editorial Shueisha. De todas las concesiones que podría haber hecho De Crécy para conquistar al público japonés, hace una sola, que es entregar 25 páginas por mes, una cantidad inusitada para los autores franceses. Pero no se nota, no son páginas a las que se les vean las costuras, ni el apuro por sacarlas con fritas. El dibujo del maestro está al altísimo nivel de siempre, su imaginación es siempre fértil, generosa, su particular forma de dibujar los edificios, su magia para aplicar los grises, su línea chunga... todo lo que nos hace amar a este monstruo del Noveno Arte está presente en La Republique du Catch y en todo caso la diferencia es que De Crécy piensa en un formato más chico (el del tomo japonés) y por eso no hay páginas de 10 ó 12 viñetas, como cuando trabaja para las editoriales francesas. Las páginas rara vez tienen más de siete cuadros, y a veces tienen solo dos o tres, pero son cuadros complejos, repletos de elementos visuales o de líneas con las que De Crécy define las texturas y la iluminación con su habitual maestría. La trama se apoya principalmente en el carisma y la onda de los personajes y -como en otras obras de De Crécy- arranca tranqui y rápidamente empieza a incorporar elementos surrealistas que rompen la lógica del género aventurero. Todo el relato se estructura en torno a un enfrentamiento entre buenos y malos (en el seno de una misma familia), pero pasan cosas tan limadas que uno nunca sabe para dónde puede rumbear la cosa. En un momento, el protagonista (Mario) suma como aliados a una banda de freaks entrañables, con unos poderes loquísimos, que parecen una sucursal de la Doom Patrol de Grant Morrison. Las peripecias se suceden, los personajes se acumulan en un bando y en el de enfrente, hay revelaciones impactantes, muertos que no están tan muertos, situaciones delirantes al borde de la carcajada, momentos de más violencia y más intensidad dramática y un pingüino que toca el piano como los dioses. El mundo alocado, enrevesado, profundamente idiosincrático de De Crécy cobra una vida espectacular en estas páginas, narradas a un ritmo muy ágil, casi hipnótico, casi como si fuera el storyboard de una película, pero con un trazo infinitamente más rico en detalles. La única cagada es el punto en el que De Crécy decide terminar la obra: el plan de los villanos fracasó, pero está claro que perdieron una batalla, no la guerra. Y en las últimas páginas los vemos urdir un nuevo plan... que no sabemos si va a triunfar, o siquiera si se va a llevar a cabo, porque en la página 216 llega el punto final. La Republique du Catch es una de esas obras que no necesitan un final definitivo para pasar a la historia, porque acumula tantos méritos a lo largo de su devenir, que la verdad que ver morir a Mario, o a Enzo, o a cualquiera de los secundarios, no aportaría mucho más de lo que ya nos dio la saga. Dudo mucho que la decisión de cortar la historia ahí responda a una intención de De Crécy de lanzar eventualmente una secuela: lo más probable es que los editores japoneses le hayan dicho "hasta acá llegamos, cerrá todo lo que puedas", y el francés se cagó en ellos y cerró poco y nada. Pero es una conjetura mía. Recomiendo mucho esta obra (que tiene edición en castellano) a los fans del glorioso Nicolas De Crécy y a quienes les resulte atractiva la atípica combinación de "autor francés que trabaja para una revista de manga contratado por editores ponjas". Nada más, por hoy. Gracias totales, nos vemos pronto, y si son fans de DC Comics, no se pierdan el regreso de Distinguida Competencia, el podcast que hacemos con Gonzalo Ruiz.

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