domingo, 18 de agosto de 2024
NOCHE FRÍA DE DOMINGO
Pasó la Crack Bang Boom (que para mí ya se convirtió definitivamente en un evento para ir jueves y viernes), pasó un sábado de alta joda nocturna acá en Buenos Aires y quedó un domingo frío pero sin sobresaltos, como para poder dedicarle un rato a reseñar los últimos libros que leí.
Me tocó un tomazo de Dead Dead Demon´s Dededede Destruction, un Vol.6 que hasta ahora es el mejor de esta serie de Inio Asano. Tranquilo, a su ritmo, sin pegar volantazos bizarros, Asano sigue subiendo los niveles de tensión a una trama donde ya el conflicto tiene mucho más que ver con lo socio-político que con la ciencia ficción. El humor sigue presente, pero cobra cada vez más fuerza esa reflexión serie, por momentos melancólica, acerca de cómo esta gente normaliza el hecho de vivir con naves espaciales gigantes que les tapan el sol durante semanas, naves que luego caen sobre la ciudad y destruyen casas, y bloquean las calles por las que circulan los autos y las vías por las que circulan los trenes, lo cual genera todo tipo de inconvenientes. Pero los personajes de Asano siguen con sus vidas, como si nada. Y para esta altura de DDDDD ya asumen como normal incluso la matanza indiscriminada de los alienigenas que pisan la ciudad una vez que sus naves son derribadas. Invasores e invadidos, todos tienen motivos para que la escalada de violencia siga in crescendo, en una especie de metáfora bastante brutal de lo que sucede en Medio Oriente.
Para este tomo cobra relevancia también la dinámica de las organizaciones no gubernamentales que toman posición respecto de los invasores y lo que el Estado japonés debe o no debe hacer con ellos. Detrás del idealismo de panfletos y pancartas hay (como en toda orga) intereses espurios y gente que juega con su propio reglamento y Asano elige al personaje de Futaba. El tomo termina con una secuencia extraña, muy fuerte, centrada en el pibe amigo de las protagonistas que dice ser un alienígena en cuerpo de humano. Desde distintas facciones del conflicto llega la premonición de que en un mes se viene un cataclismo tremendo, que va a cambiar todo para siempre, y eso hace que cada vez sea más absurdo, más incómodo incluso, ver cómo las chicas le dan para adelante con sus estudios, salidas, compras y romances, en un clima de "está todo bien" que es obviamente falso.
No me quiero explayar mucho respecto del dibujo, porque ya lo hice en otras reseñas de DDDDD, pero sí subrayar lo loco que está Asano. Acá, además de los dos niveles de dibujo diamentralmente opuestos que usa para los fondos (basados en fotos) y para los personajes principales (con rasgos bien de historieta humorística), encontramos un tercer nivel, que es el de las aventuras 100% en joda de Isobeyan, que es todavía más humorístico, un tributo apenas disimulado a la obra de Fujiko F. Fujio. Pero hay un cuarto nivel: el de los personajes secundarios, para cuyo diseño Asano opta por distintos estilos, de modo que hasta parecen creados por distintos dibujantes. Cada uno de ellos tiene distinta forma de cabeza, rasgos muy marcados, mandíbulas o narices raras, parecen casi más aliens que los aliens. La líder del grupo en el que milita Futaba, por ejemplo, parece dibujada por Marc Hempel, no por Asano. Cada vez que la trama nos lleva a conocer a otros personajes (o a ver gente anónima que circula por las calles) el trazo de Asano cambia, para ofrecernos fisonomías y rasgos totalmente inesperados. Obviamente estoy enganchado con DDDDD como para seguirla varios tomos más, y creo que Ivrea ya tiene publicado el Vol.7, así que en mi próxima compra de mangas, es prioridad capturarlo. Por ahora, le meto pausa a esta serie, para avanzar con otras, y con tomos autoconclusivos, que también tengo unos cuantos en el aguante.
Cuando se les pregunta a los colegas brasileños acerca de lo mejor que se publicó en Brasil durante 2023, la mayoría coincide en señalar a Como Pedra, la novela gráfica de Luckas Iohanathan, un autor nacido en el norte del Coloso de Sudamérica, pero que hace varios años que vive en Rosario, provincia de Santa Fe. A lo largo de unas 190 páginas, Como Pedra narra (a un ritmo muy descomprimido) la desgarradora historia de una familia muy pobre, que vive con lo justo (o menos) en el Sertao, donde lucha contra la sequía, el hambre y una enfermedad neurológica muy compleja que afecta a Rosa, la hija menor del matrimonio protagónico. Iohanathan controla con mano maestra el tempo narrativo para poner nervioso al lector, para hacerle sentir en carne propia el agobio, el pesar, la desesperación que de alguna manera explican las decisiones horribles que toman Cristovao y su esposa. La ignorancia y el oscurantismo también tendrán un papel destacado en la segunda mitad de la obra, y sabemos que la suma de desesperación + ignorancia + oscurantismo suele dar resultados atroces. Como Pedra no será la excepción. Está planteada desde la primera página como una historia triste, de dolor y desolación, y así va a seguir hasta el final.
Yo no soy muy fan de las historietas tan bajoneras, tan dramáticas, pero me engancharon por un lado la ambientación tan extrema (esa región de Brasil famosa por su escacez de lluvias y por lo dura que es la vida de sus habitantes) y por el otro los recursos gráficos que emplea Iohanathan. En ese rubro se ve un manejo alucinante de la referencia fotográfica, perfectamente integrada a la estética del autor, y un trazo para los personajes que me pareció una versión más pulida, más completa del Jason Lutes de Berlín. El agregado de las masas naranjas en los fondos le dan otro valor a los espacios blancos, y la idea de permitir que de a ratos desaparezca la línea negra y los contornos de los personajes queden definidos por el contraste entre el blanco y el naranja me parece genial. También me encontré con muchos aciertos en la elección de los ángulos, en el armado de las secuencias, en los momentos que elige iohanathan para suprimir los diálogos (que están muy logrados) y dejar que el silencio se apodere de las escenas.
Como Pedra es un relato muy basado en los climas, en la manipulación del lector para atraparlo y ponerlo en la piel de los personajes protagónicos, para que sufra lo que sufren ellos. A mí, en general, no me copa la idea de sufrir. Tengo cubierta la cuota de sufrimiento por el hecho de ser hincha de Racing. Pero en casos como este, cuando además de sufrir descubrís a un autor que la tiene muy clara y -sin dudas- está destinado a hacer un carrerón y romperla toda a nivel global, se justifica leer 190 páginas de historieta con los huevos de moño y quedar angustiado y bajoneado por las vivencias que Iohanathan le inflige a sus personajes. Ya está confirmada la edición francesa de Como Pedra para este año, y con el autor viviendo en Argentina, debería ser cuestión de tiempo para que algún editr local descubra esta obra y decida apostar por ella en nuestro mercado.
Mientras tanto, yo cierro acá esta entrada y prometo otra para muy pronto, ni bien tenga más libros leídos. Gracias y hasta entonces.
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