Primer día de frío posta,
acá en Buenos Aires. Y bueno, además de cagarme de frío leí historietas, como
para tener qué corno reseñar en este espacio.
Como ya es costumbre, me
clavé un tomito del coleccionable de Nippur, con otras seis historietas
escritas por Robin Wood y publicadas entre fines de 1973 y principios de 1974.
Acá está la resolución de la búsqueda de Teseo, esa saga que amagaba con ser
muy extensa y termina por durar… siete u ocho episodios, no mucho más. El final
está muy bien y el epílogo quizás sea lo mejor del tomo. Las peripecias del
camino (las dos primeras historias de este tomo son apenas eso), la verdad que
no, que me aburrieron bastante. Y lo más bizarro: como Columba había publicado
episodios de esta saga tanto en la revista D´Artagnan (donde aparecían las
aventuras de Nippur dibujadas por Sergio Milko) como en el comic-book del
personaje (donde dibujaba Ricardo Villagrán), se les ocurrió la brillante idea
de que AMBAS publicaciones mostraran el final de la saga de Teseo EL MISMO MES.
Alucinante, no? Incluso hay dos o tres páginas de cada historieta en las que
los textos COINCIDEN MILIMETRICAMENTE. Las palabras de Robin son LAS MISMAS, en
dos historietas dibujadas en estilos totalmente distintos, y en las que –luego
de esas páginas de convergencia- los argumentos siguen en direcciones
distintas.
De pronto pareciera que
alguien en Columba se esforzó por coordinar los contenidos de dos publicaciones
distintas… hasta que ves los dibujos. Mulko dibuja a Teseo y a Pylenor en su
estilo, Villagrán en el suyo -lo cual es lógico-pero además... cada uno les pone los rasgos que se
les canta la chota. Teseo tiene barba y pelo corto cuando lo dibuja Mulko, y
pelo largo sin barba cuando lo dibuja Villagrán. Lo cual es muy raro cuando lo
vemos decir (como ya subrayé) exactamente los mismo textos. O sea que el
esfuerzo de coordinar las dos publicaciones se hizo a medias, porque nadie se
calentó por mostrarle a Villagrán cómo dibujaba Mulko a los personajes, o
viceversa. Pero bueno, estamos hablando de personajes secundarios en una serie
donde normalmente los personajes secundarios duraban 10 o 12 páginas. Ah, otra
cosa que no se entiende de la saga de Teseo: ¿para qué lo llevan a Ur-El? El
gigante no hace NADA, no tiene peso en ninguna de las tramas y prácticamente no
habla.
Terminada la saga, con
Nippur y sus amigos todavía en Atenas, Robin y Mulko nos ofrecen la historia
más floja del tomo, como siempre salvada –apenas- por la jerarquía que
demuestra el guionista a la hora de redactar bloques de texto. En cuanto a los
dibujos, lo de siempre: poco para rescatar por el lado de Mulko (que empezó
siendo una versión caricaturesca de Lucho Olivera y ahora es una versión
caricaturesca del Mulko de cuatro o cinco tomos atrás) y varias imágenes
realmente maravillosas en las historietas de un Ricardo Villagrán muy pegado a Hal
Foster, al que uno quisiera ver dibujar menos viñetas por páginas y soltarse un
poco más a la hora de dibujar cuerpos en acción. Por momentos el trazo de
Villagrán es tan perfecto, tan cautivante, que hasta te olvidás de que las
páginas están coloreadas para el infra-ojete por un criminal de lesa humanidad
que merece morir en cana. De todos modos, hay un laburo notable por parte de la
edición de Planeta para que el color no se sufra a los niveles que se sufría
cuando esto lo publicaba Columba. No lo hace bueno, pero sí menos dañino.
Y me fui al carajo
hablando del errante, Teseo, sus amigos y el cuasi-crossover entre D´Artagnan y
la revistita de Nippur, con lo cual si intento meter acá la reseña del otro
libro que leí, la tengo que comprimir en un párrafo y moneditas. Eso sería muy
injusto, porque es un comic muy interesante, con bastantes páginas y unas
cuantas aristas para explorar. Así que nada, lo guardo para reseñarlo muy
pronto, junto a alguna otra cosa que lea en los próximos días.
Gracias por el aguante y
la seguimos pronto.
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