Está bastante asquerosita,
la tarde. Igual me hice una escapada a la comiquería de mi barrio, a comprarle
un regalo a mi sobrino, que mañana cumple 14. Y tengo material para reseñar,
como siempre.
El Vol.13 del
coleccionable de Nippur de Lagash empieza con una historia cuyo argumento
leímos (o vimos)… no menos de 30 ó 40 veces: un tipo con mucha guita y pinta de
garca contrata al protagonista para que rescate a una chica que supuestamente
fue secuestrada. La chica, en realidad, odia al garca, por eso se escapó, y
encima está en pareja con su supuesto raptor, lo cual le plantea un dilema al
protagonista. ¿Otra vez sopa? Sí, pero Robin Wood cuenta esta historia
gastadísima con unos bloques de texto muy logrados, bastante acción y varios
personajes secundarios copados que acompañan a Nippur y que en cualquier serie
normal podrían ser buenos refuerzos para el elenco estable de la misma. En las
dos historias siguientes, Nippur nos cuenta hechos del pasado, de su juventud,
cuando junto a Teseo, Ur-El y Piritoos conocieron a Hipólita, la guerrera
amazona. Son dos episodios que no están unidos por el continuará (en Columba
esa palabra estaba más prohibida que “peronismo”) pero que conforman un díptico
tranqui, con un ritmo distendido, momentos épicos, momentos intimistas y
espacio para una historia de amor. Estas tres aventuras están dibujadas a un
nivel altísimo por Ricardo Villagrán, quien se banca con decoro páginas de 12
estampillas… digo, 12 viñetas chiquititas, y tira magia nivel Hal Foster cuando
le tocan las splash pages o las páginas de pocos cuadros. Me imagino esto en
blanco y negro y debe ser infinitamente mejor, pero bueno, es lo que nos tocó.
La segunda mitad del tomo
es en blanco y negro, y ofrece tres episodios dibujados por Sergio Mulko. Acá
hay de todo: páginas resueltas a los santos pedos, páginas correctas, y un
episodio (El Jinete del Sol) donde Mulko pone TODA la carne al asador. En
apenas 11 páginas hay collages, cepillados, esfumados, texturas recortadas y
pegadas, tramas mecánicas, claroscuros extremos onda Alberto Breccia, línea
clara tipo Esteban Maroto, ¡secuencias mudas! ¡En un comic de Robin Wood! Es un
capítulo loquísimo, donde el guión es la nada misma (posta, me dio vergüenza
ajena) y el dibujante se tira a experimentar con todas las técnicas que
existían en 1973 para hacer historieta en blanco y negro.
Los otros dos episodios
que dibuja Mulko, sin ser oprobiosos, están muy lejos del nivel que uno asocia
con las buenas obras de Robin Wood, o con cualquier historieta que ostente la
chapa de clásico que ostenta Nippur de Lagash. A ver con qué me encuentro en el
próximo tomo…
Salto a Japón, año 2002,
cuando el maestro Junji Ito lanza Gyo. Pocas veces un primer tomo de un manga
me dejó tan manija como este. Posta, lo único que le puedo criticar es que no
sé si en la segunda mitad Ito va a resolver satisfactoriamente o no el mega-kilombo
que armó en estas primera mitad. Gyo me puso nervioso, me dio risa, me dio asco,
me estremeció con lo zarpado de algunas escenas… no se le puede pedir mucho más
a una historieta. Encima los diálogos están buenísimos (gran trabajo de Pablo
Tschopp en la traducción), el ritmo no decae jamás, y hasta Ito se toma el
trabajo de construir un verosímil, un marco más o menos posible en el cual se
pueda encuadrar el delirio que nos está contando.
A esta altura, el trazo de
Ito se volvió tan funcional al relato, que me cuesta hablar de la faz gráfica
por fuera de la descripción general de la obra. No se me ocurre otra forma de
dibujar este guión que no sea con esos dibujos y eso habla muy bien del autor.
Ito encontró un registro gráfico que se ensambla a su estilo narrativo, a las
temáticas que le interesa explorar y a los climas que le divierte conjurar, de
un modo molecular, sin fisuras y con una identidad propia, totalmente
inconfundible. Gyo es una salvajada visceral, una aventura pasada de rosca,
atípica, extrema, muy divertida y muy adictiva. No pueden pasar demasiadas
horas más sin que le entre al Vol.2 para ver cómo termina. El Vol.1 dejó la
vara muy alta y si el final cumple con mis expectativas, me van a escuchar
recomendar estos libritos de Ivrea hasta el fin de los tiempos.
Y nada más, por ahora. Nos
reencontramos pronto con nuevas reseñas, acá en el blog.
2 comentarios:
Lo leí hace rato ya y no lo tengo en casa, pero creo que es el guion que mejor cierra Ito (de los que leí)
Guacho, no sé cómo hacés para leer, ya me pasaste con Nippur
Gyo es lo que más me gustó de Ito de lo que Ivrea publicó.
A diferencia tuya Black paradox no me terminó de cerrar con ese final horrible, por lo menos Gyo no tiene ese problema.
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