el blog de reseñas de Andrés Accorsi

lunes, 13 de junio de 2022

LIBROS DE LUNES

Como suele suceder, llego a la tarde del lunes con un par de libros leídos, como para reseñar en este espacio. Empiezo en Francia, año 1999, cuando Lewis Trondheim escribe y dibuja un álbum de Lapinot titulado "Pour de Vrai", como siempre con su esposa Brigitte Findakly como colorista. Este es un álbum totalmente basado en los diálogos, donde probablemente estén los one-liners y los retruques más graciosos de toda la bibliografía de Trondheim (que espero algún día tener o leer completa). Son 46 páginas en las que prácticamente no pasa nada, y en las que el atractivo reside en las cosas que dicen Lapinot, Nadia y el resto de los personajes. Hay un intento de trama mínimamente aventurera, cuando Nadia, en pleno fin de semana de descanso en un castillo cerca de la playa, empieza a hurgar en una posible historia para una nota periodística. Esto nunca cobrará un verdadero espesor dramático, sino que dará pie a nuevos diálogos entre profundos y desopilantes entre Lapinot y su novia. Un encuentro fortuito con una ex del protagonista con cabeza de conejo activará una posible trama de celos y romances frustrados, pero también se resolverá todo hablando, en pocas páginas y de modo muy entretenido. Y para que haya algo de acción, tendremos accidentes, tropiezos, y algunas pantomimas absurdas a cargo de Richard, el amigo de Lapinot con cabeza de gato, que acá está más inmaduro que nunca, al borde de volverse insufrible. Sin la mochila de tener que hilvanar un relato con misterios, aventura y el ritmo que estas temáticas imponen, Trondheim se siente a sus anchas. Lapinot y Nadia afianzan su vínculo romántico a través de estos paseos y estas largas charlas repletas de chistes brillantes, en las que ambos se revelan como maestros de la esgrima verbal y uno no puede sacarse la sonrisa del rostro, como si le hubieran lanzado el gas del Joker. De paso, Trondheim nos hace pensar de manera muy sutil y solapada acerca del rol del periodismo, sobre el tiempo que le dedicamos normalmente al ocio, y no mucho más, porque el resto es eso: gente normal haciendo cosas de gente normal. Algunos de estos humanos con cabeza de animales son más agudos, están más afilados, otros están medio estupidizados por los videojuegos, a otros el tema del castillo antiguo les da un toque de miedo, y otros se adaptan con total normalidad a la idea de distender y no hacer nada, simplemente compartir charlas, vinos, comidas y paseos. Pour de Vrai es un álbum que prescinde de la pasión para apasionar al lector, una timba loca de las tantas que nos propuso Trondheim en estos últimos 30 años, en la que si te arriesgás, ganás fortunas. Te divertís con los diálogos, te deslumbrás con el dibujo, te enganchás a pleno con la forma en que narra el francés, y cerrás el álbum convencido de que sos un integrante más de ese grupete de amigos, tan reales y tan humanos a pesar de su fisonomía híbrida entre humanos y animales. Ah, me fijé si existe en castellano y sí: Planeta-DeAgostini lo publicó como "De Veras", en un tomo doble que incluye otro álbum de Lapinot. Si alguno lo tiene, por favor cuénteme si la traducción está buena, porque traducir historietas basadas en diálogos tan cargados de chistes es más difícil que ser pobre y salir beneficiado por políticas neoliberales.
Allá por el 04/07/18 me tocó reseñar en este espacio un comic de Keith Giffen titulado "Common Foe", una aventura ambientada en la Segunda Guerra Mundial en la que soldados nazis y soldados aliados se ven obligados a unir fuerzas para combatir a una peligrosísima amenaza sobrenatural, unas criaturas horrendas y antropófagas que tenían bajo su control un pueblito de Francia deshabitado, que ambos ejércitos se disputaban. Exactamente LO MISMO sucede en la primera de las dos historias que componen el libro Tierra de Nadie, obra de Roberto Barreiro y Edu Molina. La única diferencia es que en el guion de Barreiro, la guerra es la primera y el pueblito pareciera estar en Bélgica. La segunda historia del tomo también ofrece un argumento que leímos varias veces: asediados por los nazis (ahora sí, estamos en la Segunda Guerra Mundial), los judíos recurren a su ancestral tradición mística y activan una tropa de golems que hacen pomada a los muchachos del Tercer Reich con su fuerza y resistencia sobrehumanas. ¿Son malas historias? No, simplemente no son originales. Los diálogos están bien, los bloques de texto no aportan información redundante sino relevante, y Barreiro tiene clarísimo cuándo "callarse la boca" y dejar que sea el dibujo de Molina el que lleve adelante la narración. O sea que si nunca leíste Common Foe, o alguna de las muchas historias cortas de golems vs. nazis, seguramente en Tierra de Nadie vas a encontrar tramas que te van a sorprender, te van a enganchar y hasta te van a poner nervioso, porque Barreiro y Molina trabajan con mucho énfasis en el ritmo del relato para generar tensión en el lector. Por el lado del dibujo, nunca me imaginé que el género bélico le sentara tan bien a Edu Molina, un dibujante que ya había dado cátedra en el misterio sobrenatural, pero en ambientaciones urbanas, más actuales y enroladas en una onda de policial negro. Para cuando aparecen en escena los elementos fantásticos, Molina ya te metió a fondo en estas guerras espantosas y ya estás respirando esos climas, chupando frío y oliendo cadáveres con esos soldados europeos del siglo pasado. En el trazo adusto y sintético de Molina, que por momentos parece un grabado más que un comic, aparece la influencia inmortal de Alberto Breccia, sobre todo en esos rostros desfigurados por el horror. Pero además Molina pone su claroscuro atroz al servicio de escenas de acción de una potencia demoledora, y ahí te olvidás de Breccia y flasheás cine de Hollywood estridente y kilombero. Las tramas mecánicas y el uso de las tonalidades de marrón en una historia y de gris en la otra engalanan una faz gráfica absolutamente impactante, en la que Molina hace gala de una solvencia a prueba de balas. Evidentemente el argentino radicado en México (Edu) y el argentino radicado en Chile (Roberto) se entienden a la perfección y logran una simbiosis que en Tierra de Nadie se disfruta a pleno. Quiero más trabajos de esta dupla. Y hasta acá llegamos. Estoy leyendo un Essential de esos de chotocientas páginas y no lo estoy disfrutando, por eso voy lento. Ni bien lo liquide, se viene reseña acá en el blog. Será hasta entonces.

1 comentario:

Germán dijo...

Me encantó Tierra de nadie, obviamente no conozco lo que comentas que es la versión "original".
El guión está bueno y el dibujo aún mejor.