el blog de reseñas de Andrés Accorsi

martes, 15 de noviembre de 2022

HOY SON DOS

Hoy tengo para reseñar dos novelas gráficas autoconclusivas, que no son parte de ninguna serie y que aparecieron hace relativamente poco. Empiezo a mitad de camino entre Inglaterra y Brasil, con un autor que me pareció muy, muy capo: David Jesús Vignolli, notable historietista e ilustrador brazuca radicado en Londres. Me cuesta entender cómo esta obra (por calidad y por temática) no se dio a conocer en toda Sudamérica el mismo día que la publicó Archaia en EEUU (2019), o cuando la publicó Kraken en España (2020). Nuevo Mundo cuenta una historia ambientada en el norte de Brasil, en la que época que chocan tres culturas: los pueblos originarios de esa región, los colonizadores portugueses que vienen a quedarse con esas tierras inmensas e inexploradas, y los africanos a los que los portugueses traen a América de prepo, para hacerlos trabajar en condiciones infrahumanas. Vignolli tiene la viveza de presentar este contexto de una manera muy fluida, sin aburrir al lector, sin pretensiones didácticas de competir con los libros de Historia. Sin restarle importancia, este momento clave en la historia de Brasil se va a ser integrado a la aventura y la va a nutrir, del mismo modo en que Nuevo Mundo se nutre también de elementos fantásticos, que tienen que ver con la cultura y la religión de las tribus indígenas que habitaban el país vecino antes de que llegaran los europeos. El resultado es vibrante, conmovedor y muy, muy ganchero. Vignolli construye a una protagonista (Iracema) decidida, cabezadura, que no se detiene ante nada en su cruzada por la justicia, y que con tal de ayudar a Amakai, ese esclavo negro cuyo lenguaje no entiende, va a encender la chispa de un conflicto que estallará y alcanzará niveles épicos. A la crueldad y la abyección de casi todos los europeos, Vignolli contrapondrá el espíritu indómito y solidario de Iracema. Pero el elenco de la obra es vasto y diverso, y también habrá garcas y cobardes entre los aborígenes, un portugués copado y solidario, niños, ancianos, animales, monstruos mitológicos, un subplot protagonizado por Amerigo Vespucci y secuencias donde el mar y la selva son tan protagonistas como los personajes humanos. El dibujo de Vignolli es sintético, dinámico, con un trazo muy suelto y un manejo brillante de las masas negras. Como los personajes hablan distintos idiomas y no se entienden, hay muchas secuencias mudas, resueltas con talento y con un recurso muy bien utilizado, que es el de meter en cada página muchas viñetas chiquitas. Vignolli también narra sin textos las secuencias oníricas y los combates, así que la cantidad de diálogos que vamos a leer en estas casi 150 páginas no es demasiada. El color es espectacular y contribuye mucho a esta atmósfera de exotismo, en la que conviven luchas zarpadas con criaturas fantásticas y momentos muy emotivos, donde lo que se pone de manifiesto es la humanidad de los personajes. Nuevo Mundo es una obra muy, muy hermosa, muy recomendable para los lectores e incluso para los editores: el que se anime a publicar esto en Sudamérica, seguro tiene un éxito en sus manos.
Y otra de autores latinoamericanos transplantados al Hemisferio Norte: desde los hermosos bosques de Vermont, al noreste de los EEUU, Liniers y su esposa, Angélica Del Campo, nos ofrecen El Fantasma del Faro, una novela gráfica originalmente escrita en inglés y traducida al castellano para su edición argentina. Sí, es raro pero es así: Angie Del Campo es argentina y toda su obra literaria (y ahora historietística) está escrita en inglés. El Fantasma del Faro no solo es la primera novela gráfica de Del Campo, sino que es el primer trabajo de Liniers con un guion que no le es propio. Así que solo por lo atípico, merece una lectura. Del dibujo casi ni tiene sentido hablar. Como siempre, Liniers se revela sin ningún esfuerzo como un virtuoso del plumín, capaz de dibujar lo que se le dé la gana con total naturalidad. Acá, además, tiene la limitación de trabajar en una obra apuntada a un público de unos 9 a 12 años, con lo cual no se puede ir al carajo en la narrativa, ni experimentar como lo hizo hace unos años en Bola Negra. Tiene que ir a lo tradicional: trazo simple, paleta de colores amistosa, puesta en página prolija y diáfana. Y por supuesto, eso a Liniers le sale de taquito. El resultado son casi 180 páginas de una calidad gráfica asombrosa, que cuentan la historia de modo accesible, y que encierran toda esa magia visual que solemos disfrutar los seguidores de esta bestia inhumana del Noveno Arte. La trama que propone Del Campo funciona muy bien. No está comprimida ni estirada, no se pasa de naïf ni de oscura, y abre el juego desde temprano a elementos fantásticos que van a resultar un muy buen complemento para la aventura de misterio. Un misterio que va a cambiar para siempre la relación entre Cristina, Martha, su papá, las memorias de su mamá y el entorno geográfico extremo y fascinante donde están virtualmente aisladas del mundo. Del Campo nos dice entre líneas que la reconstrucción de un hecho trágico por medios científicos, de los que utilizaría cualquier historiador, está muy bien, pero también hace falta lo otro: la conexión emocional, el factor humano (o post-humano), la capacidad de empatizar con el otro que -en este caso- aflora sobre todo en las niñas protagonistas, mientras que los adultos -lógicamente- descartan buena parte de lo que las nenas afirman que sucede, por considerarlo fantasioso o descabellado. La novela tiene las dosis adecuadas de ternura, humor, travesuras infantiles, rebeldía pre-adolescente, suspenso, tragedia, investigación detectivesca y un marcado amor por la naturaleza, sus paisajes, sus ritmos y la forma en que se impone por sobre las veleidades del ser humano. Si a mí me entretuvo y hasta por momentos me entusiasmó, sospecho que si le das El Fantasma del Faro a borreguit@s de 9 a 12 años, van a flashear zarpado. Nada más, por hoy. Seguramente esta semana habrá más reseñas y el domingo nos encontramos en Frikimanía, el evento que se hace en Concordia, Entre Ríos. Y además empieza el Mundial.

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