el blog de reseñas de Andrés Accorsi

sábado, 19 de noviembre de 2022

OTRA VEZ DE A TRES

Bueno, tengo tres libritos leídos y es hora de reseñarlos. Empiezo en Alemania, año 1992, cuando el maestro Andreas Martens se despacha con Azteca, una obra poco conocida, pero que tuvo edición en España, prologada nada menos que por Eduardo Galeano. Andreas se propone la difícil tarea de contarnos en solo 46 páginas un complejo entramado de historias, todas ambientadas en el Imperio Azteca más o menos en el momento de la caída de Moctezuma. El álbum va saltando de un protagonista a otro, incluso en la misma página, lo cual hace que haya que prestar bastante atención para entender lo que está pasando. Además todos los personajes tienen contexturas y edades similares, y viven en la misma época en la misma civilización, con lo cual no es tan sencillo distinguir a unos de otros. La más fácil de distinguir es Malinalli, la única protagonista femenina, y quizás por eso la historia de esta chica haya sido la que más me enganchó. Andreas además ensaya puestas en página arriesgadísimas, mete un montón de secuencias mudas, algún que otro flashback, alguna secuencia onírica... o sea que entender todo lo que nos cuenta resulta todo un desafío. Pero no es un caos, ni un mamarracho: simplemente hay que prestar atención y no dejarse distraer por esos dibujos gloriosos, repletos de belleza y expresividad. Y de rigor histórico, porque se nota que el alemán estudió a fondo la cultura del Imperio Azteca. Lo único choto es el final: en la última viñeta, mediante dos bloques de texto, Andreas nos cuenta qué fue de la vida de cada uno de los cinco personajes principales, cómo terminó la historia de cada uno de ellos. Maestro, ¿no hubiera sido mejor elegir UN protagonista y dedicarle las 46 páginas, con principio, desarrollo y final narrado en historieta y no en dos líneas de texto? El desenlace que imagina el autor para Malinalli, e incluso para Chimalhuatl, es tan interesante que ameritaba narrarlo en forma de comic, aún si esto requería dejar afuera del álbum las historias de los otros personajes. Una pena que la ambición por crear una obra enorme, de protagonismo coral, haya nublado el juicio del autor. Así como está, Azteca es un gran álbum, sobre todo por la magia que tira Andreas en el dibujo. Pero podría haber sido mucho mejor, ya sea si se desarrollaba en más páginas o si se centraba en menos personajes. Esta es una obra rara, semi-oculta, del creador de Rork, Arq, Capricornio y Cromwell Stone, que vale la pena descubrir porque -más allá de alguna decisión criticable- acá Andreas dejó el alma en cada secuencia.
Me voy a EUU, año 1998, cuando se recopilan en libro nueve historias cortas de Daniel Clowes, casi todas publicadas originalmente en la revista Eightball. Este es un punto de quiebre en la carrera del ídolo: acá vemos cómo abandona todos esos elementos fantásticos, bizarros y davidlyncheanos que metía en sus primeras historias y se sumerge en el mundo del slice of life. Las historias de Caricature cuentas pedacitos de la vida, anécdotas de personajes retorcidos, que rara vez nos generan cariño o empatía. Son historias con MUCHÍSIMO texto: cada historia corta (de no más de 16 páginas) requiere el mismo tiempo de lectura que un trade paperback de cualquier serie actual de Marvel. El esfuerzo de Clowes está puesto en darles a los protagonistas de estas anécdotas una voz, una personalidad interesantes. Y le sale bien: la construcción de personajes es sin dudas el punto más alto de los relatos que recopila Caricature. El problema es cómo Clowes incorpora los conflictos y cómo los resuelve (las pocas veces que lo hace). Por momentos parece como si el ídolo acabara de descubrir a Adrian Tomine y se propusiera hacer algo parecido: historias comunes de gente chota, medio trastornada y bastante mediocre que terminan en cualquier lado, sin una estructura narrativa de introducción/ nudo/ desenlace. Lo cual no está necesariamente mal, si no fuera porque Tomine lo hizo antes y mejor. Donde nadie le moja la oreja a Clowes es en el dibujo. Acá el talento del creador de Wilson y Ghost World te avasalla, te lleva puesto como un tren bala japonés. Incluso cuando el dibujo se limita a ilustrar un cachito de lo que Clowes cuenta en los omnipresentes y abultados bloques de texto, ese trazo, esas texturas, esas expresiones, esa forma de meter las masas de negro te ponen la piel de gallina. La historieta mejor dibujada es MCMLXVI, la menos narrativa de todas (se podría considerar un manifiesto, una declaración de principios), y paradójicamente la que más me gustó. Son apenas seis páginas en las que Clowes trabaja el color de una manera novedosa, con una técnica que le permite sugerir volúmenes, y además no hace "la Gran Columba" de pintar todo el fondo rosa, o violeta, sino que le pone tonalidades a todos y cada uno de los elementos que se ven atrás de los personajes. En el paso de las historias delirantes y bizarras a las anécdotas urbanas y tristonas, de perdedores y consuetudinarios y abanderados de la mala leche, me parece que Clowes salió perdiendo... hasta que le encontró la vuelta en David Boring, que es brillante. Pero siempre está el dibujo, como gancho irresistible para comprar cualquier cosa que produzca este asombroso prócer del plumín.
Tengo muchos libros de autores yankis y europeos en la pila de los pendientes, pero me quiero poner al día con el material argentino, que tengo leídos pocos libros de los que salieron en 2022. Y hasta me quedaba sin leer uno de fines de 2021: Cabeza de Dibujante. Este es un recopilatorio de la historieta que Gustavo Sala realizaba para la versión digital de Fierro, poco más de 60 páginas en las que el ídolo marplatense se mete en la vida y la profesión de un dibujante de historietas cuyo nombre desconocemos. Esta vez hay pocos chistes de pija y concha, aunque abundan los de culos y soretes. La serie mejora mucho, se abre mucho, cuando Sala abandona el formato de cuatro tiras por página y adopta el de tres. Ahí se lo ve más libre, más a gusto, con la posibilidad de que el dibujo se vea mejor e impacte más cuando Gustavo se va a la mierda dibujando bizarreadas atroces e imposibles. Por motivos que desconozco, Sala elige una paleta de colores muy acotadas, en la que no existen -por ejemplo- ni el rojo ni el naranja. Y no me parece que esto sume en lo más mínimo, de hecho me gustaría tener estas mismas historietas en blanco y negro. No te digo que es el libro más gracioso de Sala, ni a palos, pero me reí bastante, sobre todo cuando el autor jode con cosas vinculadas a la historieta: el tutorial en joda con el que cierra el libro es brillante, el juego con los diálogos en off, los personajes rechazados, la parodia a los cursos de Domestika... eso me causó mucha más gracia que otro tipo de chistes con otra estructura más similar a la que usa Sala en otras historietas suyas. Si sos fan de Gustavo y (como yo) tenés todos sus libros, no te pierdas este, aunque esté editado por Deux. Y ya está. A partir de la semana que viene, le empiezo a dar con todo a los libros argentinos editados en 2022. Veremos hasta dónde aguanto sin que se cuele alguna otra lectura, pero le quiero dar prioridad a ese material. Gracias y hasta pronto.

2 comentarios:

Pastruki dijo...

Datazo el de AZTECA.
Te comento que hay una obra digital AZTEC EMPIRE, que está siendo publicada, muy buena (el autor pretende llevarla al papel)
https://www.facebook.com/aztecempiregraphicnovel

NN dijo...

No sé, tengo varias obras de Clowes y David Boring me pareció como el apellido del protagonista. Fue la única cosa suya que me decepcionó.