el blog de reseñas de Andrés Accorsi

miércoles, 10 de julio de 2024

NOCHE DE MIÉRCOLES

Terminó el partido y me queda un rato para reseñar los últimos comics que leí. Empiezo en España, año 2006, con el Vol.12 de Nosotros Somos los Muertos (me acabo de dar cuenta de que no comenté el 9, que también lo tengo por ahí). Gran entrega de esta antología, con dos puntos altísimos, que son las dos historietas escritas por Santiago García: en una de ellas recrea la onda de los Big Books de Paradox, junto a un Javier Olivares inspiradísimo. Y en la otra, la rompe toda con un relato áspero, con altas dosis de mala leche y una profundidad difícil de alcanzar en cinco páginas. Dibuja con muchas pilas Pepo Pérez, ya en un estilo más similar al que vamos a ver en El Vecino, la obra más relevante de esta gran dupla. Después tenemos un muy buen trabajo de Miguel B. Núñez, cuatro páginas inquietantes y muy bien dibujadas por Alberto Vázquez (en una onda Lorenzo Mattotti), rarezas de gente que pela estilos visualmente muy atractivos pero que no tiene nada para contar ni recursos narrativos para hacerlo, una fumanchereada exquista de Pere Joan, con unos dibujos preciosos en medio de un experimento narrativo muy extraño, una historieta dibujada como los dioses por Max Andersson cuyo argumento no entendí, y tres de los que están siempre: Keko, Paco Alcázar y Miguel Brieva en historias conceptualmente muy locas y con hermosos dibujos, pero cuyos guiones no me cerraron. Y después todas esas ilustraciones maravillosas, de monstruos como Arnal Ballester, el brazuca Samuel Casal y el ídolo Santiago Sequeiros, entre otros. Ah, y dos paginitas de una muy linda historieta de Chris Ware que no conocía y está muy bien. No es todo bueno (hay un par de historietas en las que no logro rescatar ni los guiones ni los dibujos) pero, de nuevo, el paquete global me resulta satisfactorio, siempre dentro de los parámetros de una antología con impronta 100% autoral, y dentro de ese palo (ya de por sí minoritario) jugada también a lo experimental. Tengo más Nosotros Somos los Muertos en el pilón de los pendientes.
Llegué al Vol.10 de 20th Century Boys, del maestro Naoki Urasawa, y si no me equivoco, el próximo tomo es el último de la serie. Para esta altura, el verosímil de la saga ya está bastante cascoteado por la acumulación de elementos bizarros, algunos sumamente innecesarios, que el autor fue añadiendo a la trama, y no te digo que puede pasar cualquier cosa, pero casi. Ya las revelaciones shockeantes no shockean como en los primeros tomos, porque Urasawa ya pegó muchos volantazos que deshicieron o resignificaron otras revelaciones que en su momento resultaron impactantes. Lo bueno es que, al estar tan cerca del final, hay menos chances de que los personajes que mueren en este tomo regresen mediante algún artilugio argumental en el próximo. Miro para atrás y hay tantas, pero tantas secuencias que podrían omitirse, tanto relleno, tantas vueltas al pedo, que los 11 tomos podrían sintetizarse tranquilamente en cuatro. Pero bueno, a Urasawa le gusta narrar así, descomprimido, con mucho espacio para desarrollar situaciones y personajes, incluso cuando su peso en la trama va a ser ínfimo. Este tomo en particular tiene toda una primera parte bastante extensa centrada en Kenji (rodeado de un montón de personajes nuevos, también con bastante desarrollo y poco peso en la trama), y después sí, nos vamos a reencontrar con el abultado elenco protagónico al que acompañamos desde el principio. Quiero creer que en el Vol.11 vamos a ver el encuentro entre Kenji y Otcho, Maruo, Yukiji, Yoshitsune y el resto. Pero por ahora son carriles separados, incluso narrados en distinto tono por Urasawa. Me gusta el protagonismo que cobró Kanna, pero cosas como que el villano con el que van a confrontar en el tramo final no sea el Amigo original sino uno que lo suplanta, me parecen pedorradas fruto del afán del autor por estirar una serie que tendría que haber durado mucho menos. El dibujo, felizmente, no baja nunca de ese nivel sublime. Hay secuencias en las que predominan demasiado los primeros planos, lo cual está bien cuando hay muchos personajes nuevos, a los que está bueno que el lector vea "de cerca" para identificarlos mejor. Pero cuando los personajes son los de siempre, tanto primer plano cansa un poco, más allá de la excelencia de Urasawa a la hora de dibujar expresiones faciales. Y ya no hay mucho más margen para la especulación. Pronto voy a leer el Vol.11 y me voy a enterar quién gana, quién pierde, quién muere, quién zafa, quién traiciona... y seguro me voy a ir con la sensación de que esto, narrado en menos páginas, causaría un impacto muchísimo mayor. Este tomo tiene muchos momentos decisivos, de los que supuestamente no se puede dar marcha atrás, pero con Urasawa nunca se sabe. El tipo te puede clavar la gambeta y sacar el centro en una misma baldosa, y el más mínimo margen (las últimas 400 páginas) pueden ser suficientes para que toda la historia pegue otro giro imprevisto que se sume a los cientos de amagues que nos comimos hasta ahora. Por suerte el carisma de los personajes y la calidad del dibujo sostiene un andamiaje al que, a nivel argumental, ya se le notan mucho las costuras y los parches. Y nada más, por hoy. Gracias a todos los que se descargaron la nueva Comiqueando Digital (el glorioso Especial Década del ´70) en https://comiqueandoshop.blogspot.com/ y a los que todavía no lo hicieron, les recomiendo de corazón que lo hagan, porque está bárbara. Nos reencontramos pronto, con nuevas reseñas acá en el blog.

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