viernes, 19 de julio de 2024
VIERNES AL MEDIODIA
Medio bizarro, pero bueno... es el rato que encontré para sentarme a redactar las reseñas de los dos libritos que terminé en estos días.
Me faltaba un TPB para completar la etapa de Hawkeye que empezó con Matt Fraction, terminó con Jeff Lemire y tuvo tres números 1, en ese furor demencial de Marvel por relanzar las colecciones todo el tiempo. Por suerte la colección de los TPBs va del 1 al 6, sin hacerse cargo de los reinicios en la numeración de los comic books.
Si el tomito anterior me entusiasmó, este directamente me conmovió. Lemire retoma el tema de los tres pibitos medio freaks con hiper-poderes psiónicos y los convierte en el núcleo de dos tramas: una que sucede en el presente y otra que sucede en un futuro posible, 30 años después de lo narrado en el tomo anterior. Ah, y por si fuera poco, después se suma una tercera trama ambientada diez años antes, cuando Kate Bishop era una nenita de ocho o nueve años.
Evidentemente hay que prestar atención para no perderse, pero por suerte Ramón Pérez da (una vez más) cátedra de versatilidad, al presentar cada una de estas ambientaciones temporales en un estilo gráfico distinto. Para el presente elige (como ya vimos) ese trazo adusto, sintético, basado en una línea gruesa que por momentos recuerda a David Ajá y por momentos a David Lapham, para ilustrar el pasado de Kate vuelve a esas acuarelas bellísimas que utilizó para mostrarnos el pasado de Clint y Barney, y finalmente para las secuencias del futuro pela un tercer estilo, más crudo, parecido a un boceto sin entintar, donde está todo más jugado al trabajo de color que incorpora Ian Herring. Acá es donde el trazo de Pérez más se parece al del propio Lemire.
Los guiones están llenos de hallazgos, de diálogos tremendos y momentos ultra-emotivos. Lemire subraya todo el tiempo algo que ya nos había marcado Fraction: Clint se parece muy poco al resto de los superhéroes de la cosmogonía de Marvel. Y está muy bien que lo recalquen lo más posible. Por otro lado, el canadiense se ensaña un poco con el arquero: tal vez para darle chapa a Kate (que está pensada como un personaje perfecto, sin fisuras ni dobleces), son varios los momentos en los que a Clint lo hace quedar como un forro. Un forro querible, con esos defectos que lo acercan un poco más a los lectores, que tampoco nos parecemos demasiado a los típicos superhéroes, pero un forro al fin. La verdad que el contraste entre Clint y Kate funciona tan bien, y enriquece tanto la mitología de Hawkeye dentro del Universo Marvel, que no se lo puede putear a Lemire por "torcer" un poquito la caracterización, ni de Clint ni de Maria Hill, que es otra figura bastante relevante en este tomo, pero que por momentos se siente "fuera de personaje".
Me voy muy contento de esta etapa de Hawkeye. Ya cerré esta serie, cerré la primera de Daredevil de Mark Waid, y ahora es hora de avanzar con otras series segundonas y terceronas de Marvel, de esas que me gustan a mí.
Me vengo más cerca: Diciembre de 2023, República Oriental del Uruguay. La banda conocida como La Tabaré (liderada por Tabaré Rivero) lanza su 15º álbum, llamado Urutopías, y el historietista charrúa Nicolás Peruzzo no solo ilustra afiches, portadas y demás piezas gráficas para el disco, sino que además arma una novela gráfica cuyo argumento surge del concepto del álbum, y en la que la mayoría de los textos son -ni más ni menos- las letras que Tabaré escribió para cada una de las canciones.
Así, Urutopías se convierte en un disco por un lado, y en un comic por el otro: dos experiencias muy distintas entre sí, pero que cuentan la misma historia y bajan la misma línea. Es una aventura fantástica, ambientada en una Montevideo post-desastre ecológico, con elementos futuristas, animales antropomórficos y hasta vacas voladoras. Las letras del disco hablan de resistencia, de un resurgir de la libertad y el arte tras un período de opresión, apatía y resignación, y las historietas de Peruzzo le ponen a ese discurso la fuerza y la dinámica de un comic con mucha acción, persecuciones y situaciones extremas para los personajes. El resultado es realmente bueno, porque podés leer la historieta sin tener la menor idea de lo que sucede en el disco y aún así se entiende todo y se disfruta como (ya lo dije) una buena aventura de acción en la que un grupito resiste y confronta con un régimen represor. ¿Hay muchas de esas historietas? Sí, pero esta tiene animales en los roles de los humanos, está ambientada acá nomás y se nutre de la poesía que Tabaré Rivero le puso a sus letras. Y además el dibujo de Peruzzo (resuelto en blanco, negro y grises) es ágil, expresivo y hasta amistoso a pesar de los niveles de violencia que despliega en algunas escenas.
Lo más difícil, que era tomar las canciones de La Tabaré y darles un sentido narrativo, una curva dramática que permita convertir un disco en un relato, está perfectamente logrado. Un poco porque Urutopías es un álbum conceptual (siguen existiendo, mirá vos...) y un poco porque Peruzzo es un narrador nato, al que le tirás cualquier idea y le encuentra la vuelta para convertirla en una historia ganchera. A veces cómica y a veces (como acá) vibrante, tensa, con momentos épicos.
Si sos fan de La Tabaré, supongo que ya conocerás el disco. Pero por ahí no sabías que había un comic basado en el mismo concepto, y en ese caso, te lo recomiendo. Y si no sos fan de La Tabaré, podés leer Urutopías como una historieta atípica dentro de la vasta y muy diversa) producción de Nicolás Peruzzo. En ambos casos me parece que vas a salir más que satisfecho.
Y nada más, por hoy. Puede ser que mañana también haya reseñas, así que atenti. Mientras tanto, no dejes de descargar la Comiqueando Digital nº9 en https://comiqueandoshop.blogspot.com/, así por muy poca guita te llevás una cantidad brutal de artículos espectaculares y QRs para acceder a contenidos audiovisuales exclusivos. La seguimos pronto.
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