lunes, 8 de septiembre de 2025
RESEÑAS ZOMBIES
Estoy con sueño y no me puedo ir a dormir porque en cualquier momento me tocan el timbre para entregarme algo que necesito recibir hoy. Así que, para aguantar despierto, me pongo a escribir reseñas de los últimos libros que leí.
Smashed es un compilado gordito, bien nutrido, de historias cortas de Junji Ito, muy bien editado por Ivrea. No hay mucha información acerca de los años en los que el mangaka dio a conocer estas historias, pero deben ser todas del Siglo XXI, porque están dibujadas a un nivel similar al de los trabajos más logrados del maestro del terror.
El problema en este caso son los guiones, que están lejos de ser memorables. Hay uno realmente genial, uno que me gustaría arrancar de esta antología y meterlo en otra, en alguna de las que me gustaron más. Me refiero a "No quiero convertirme en fantasma", un unitario perverso, inquietante, perturbador, que cualquier guionista del mundo querría haber escrito. Pero una gema entre 14 historias es muy poco. Los otros 13 relatos son, básicamente, más de lo mismo. Espectros, posesiones, casas embrujadas, alucinaciones horribles... todo apenas un poquito más salvaje que en las historietas de misterio y terror que publicaba DC en los años ´70 y ´80 en revistas como House of Mystery, Ghosts o Secrets of the Sinister House. Lo cual no es mucho decir. La gracia está en el dibujo de Ito, que es extremo, y que todo el tiempo se esfuerza por subrayar lo asqueroso o lo truculento de lo que nos está contando.
Pero para quien ya tiene leído bastante Junji Ito, no hay grandes sorpresas, no hay personajes gancheros, de esos que uno quiere que vuelvan, y si bien las historias no se reiteran, hay una especie de fórmula, recursos a los que el autor vuelve una y otra vez, a riesgo de que uno "le tome el pulso" y sea mucho más difícil que nos pongamos nerviosos o nos caguemos en las patas con cada nuevo unitario. Y sí, algunos (como el del valle de los espejos o el de las chicas que cuentan chistes) son realmente pedorros, más allá de que se ajusten mucho o poco a la fórmula típica de estos relatos. Esto mismo, con un dibujante más "del montón" se haría insostenible. Pero bueno, no me quiero ensañar al pedo, porque si Smashed es tu primer (o segundo) libro de historias cortas de Ito, lo vas a disfrutar a full y te va a pegar con toda.
Tengo algún libro más del maestro en la pila de los pendientes, pero lo voy a dejar para MUCHO más adelante, a ver si así la experiencia de leerlo recupera algo de la frescura y la emoción perdidas. Por ahí, leyéndolo de manera más espaciada me vuelve a sorprender o a entusiasmar.
Me vengo acá cerquita, a Brasil, año 2024, para descubrir una obra del gran Wander Antunes como autor integral. Antunes se insertó en el mundo del comic europeo a mediados de la primera década del milenio, en un principio solo como guionista, y así fue que colaboró con dibujantes de la talla de Jaime Martín, Walther Taborda o Mozart Couto. Pero en algún momento, le picó el bichito de querer dibujar él mismo sus guiones y se convirtió en un autor integral que produce mucha obra, ya más pensada para el mercado brazuca que para el francófono. Como guionista, Antunes siempre fue de muy bueno para arriba, y hasta ganó premios como novelista, jugando de visitante en el palo de la literatura. Y como dibujante... la verdad que no es genial, pero tampoco es un choto. Imaginate una mezcla entre Will Eisner y Rubén Pellejero, pero que cuaja mucho mejor en los fondos que en los personajes. Un estilo fluido, dinámico, muy atento a las expresiones de los personajes, pero sin el virtuosismo de los maestros que acabo de enumerar. El color (también obra de Antunes) es espectacular y el combo completo resulta sumamente idóneo para contar una historia como la que nos espera en A Odisseia de Gonçalo Bombom.
Es que, más allá del "puntaje" en cada uno de los rubros, Wander Antunes es -ante todo- un narrador supremo, un narrador del mega-carajo, que tiene perfectamente dominados todos los recursos que hacen falta para que el lector se enganche con una historia, se cope con los personajes, se divierta con los diálogos, vibre con la acción, y no quiera soltar el libro hasta el final. Si leés historietas hace muchos años, ya sabés que no hace falta ser el Dios del Dibujo para atrapar al lector en las garras de un relato gráfico, manipularlo y volverlo loco para que sienta la tensión, las emociones, o lo que sea que el autor quiere que sienta. Bueno, Antunes sabe perfectamente lo que quiere que sientas y -repito, más allá de la calidad del dibujo- te lo hace sentir en todas las putas secuencias del libro.
El guion es excelente, con peripecias, mala leche, diálogos brillantes, personajes tremendos, una encrucijada que no tenés idea de cómo se va a resolver, sutiles pinceladas de un humor negro digno de Sánchez Abulí, una bajada de línea fuerte contra esa aberración que son las riñas de gallos (la aventura transcurre en los años ´50, cuando en Brasil eran legales) y mucho color local. No le quiero robar al maestro Pablo Carrozza sus chistes de "más brazuca que..." (buscalos en YouTube, son lo más) pero sí, esto es re-brazuca. Antunes encuentra en la idiosincracia de su país, más precisamente en un pueblito pesquero del Norte, en el estado de Bahía, una fauna ideal para protagonizar el conflicto que tiene en mente y le saca un jugo espectacular.
Los que seguimos a Wander Antunes en redes tenemos en claro que se trata de un autor que labura mucho y a un ritmo muy rápido, y que lo que está haciendo ahora se ve mejor que A Odisseia de Gonçalo Bombom. Hay una evolución notable en el dibujo, y eso solo puede beneficiar a los trabajos futuros de este referente absoluto del comic brasileño actual, que ya la rompió en Europa en sus tiempos de guionista pero todavía no es muy conocido por los fans hispanoparlantes de nuestro continente.
Nada más, por hoy. La seguimos pronto. Vamos que falta poco para mis vacaciones.
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)

16 comentarios:
Publicar un comentario