el blog de reseñas de Andrés Accorsi

viernes, 26 de octubre de 2012

26/ 10: TARZAN Vol.15

No pasaba nada, no pasaba nada, y de repente... pasa todo junto!
La vez pasada se nos cortó el tomo cuado recién arrancaba la saga de los tártaros, esa en la que –por primera vez- había personajes femeninos atractivos, capaces de mover los hilos de la trama. Bueno, hete aquí que el maestro Burne Hogarth... no termina esa saga! Hace 12 páginas más y se va a probar suerte con Drago, un personaje de su propia creación. Para reemplazarlo llega Rubimor, pseudónimo detrás del cual se esconde el portorriqueño Rubén Moreira, conocido por los muy eruditos de DC por haber co-creado a Roy Raymond y Rip Hunter, además de participar bastante en las antologías de misterio.
Rubimor, un dibujante correcto, a años luz de Hogarth, apenas un poco mejor que los pibes de 18 años que daban pena en los comic-books de Marvel y DC de mediados de los ´40, se va a quedar al frente de las planchas dominicales de Tarzan 88 semanas. Va a terminar la saga de los tártaros y a iniciar otras, que esta edición no incluye para centrarse en las aventuras en las que mete mano Hogarth. O sea que hay un salto en la narración y es bastante brusco, porque cuando se inicia la saga que marcará el regreso de Hogarth, Tarzan está casado con Jane y vive en una granja, con capataces y peones. Incluso cuando tiene que viajar, se viste con un impecable traje blanco! Pero pará, que falta lo mejor. Cuando Rubimor lleva seis páginas de esta nueva saga (llamémosla “El Lago de Sangre”) se anima a lo imposible: cambia el esquema de cuatro tiras de viñetas por uno de TRES tiras! O sea que dibuja, como máximo, nueve viñetas por página en vez de 16! Acá mejora mucho el dibujo, pero claro, como pasan menos cosas por página, se ve más forzado el cliffhanger con el que terminaba cada entrega.
Y la página 18 de esta saga, del 10 de Agosto de 1947, marca el regreso triunfal de Burne Hogarth, a quien le había ido bastante mal con Drago. Hogarth vuelve cambiado, más extremo, más expresionista, más cebado con dibujar acción y machaca grandilocuente. La nueva grilla de menos cuadros le permite jugar mucho más con el dibujo y cada vez que la rompe para darle más espacio a alguna viñeta, su anatomía y sus fondos explotan en una orgía visual apabullante. Ahora sí, el dibujo de Hogarth brilla en todo su esplendor y –salvo algunos rostros femeninos- todo se ve demasiado perfecto para ser real.
Además, tanto en el tramo inicial (el de los tártaros) como en el epílogo de la saga del Lago de Sangre, Hogarth hace que pase algo que nunca había pasado antes: exhausto y malherido, Tarzan cae, se va a la lona, tira la toalla, no tiene más fuerza para pelear, ni siquiera para mantenerse erguido. Al principio lo salvan otros tártaros. Al final, el monito Nikima pide auxilio a todos los animales de la jungla y ya veremos en el tomo siguiente quién logra rescatar al Rey de la Selva de una situación límite, que por primera vez parece revestir real gravedad. Por supuesto, aplaudo la aparición de este Tarzan más vulnerable, porque eso lo humaniza, lo hace más creíble. El guacho pistola que se banca todo las 24 horas de los 365 días del año ya me tenía bastante podrido.
Tarde pero seguro, explotó Tarzan. Y ahora sí, si los guiones empeoran aún más, me importa un carajo. Primero porque me faltan sólo tres tomos para llegar al final. Y segundo porque sobre el final de este tomo, el dibujo de Burne Hogarth alcanzó ese nivel imposible, ascendió al Olimpo, no dejó promesas ni amenazas sin cumplir. Si el precio para acceder a este festival del dibujo académico-realista es fumarse guiones excecrables, de los que no se puede rescatar ni los signos de puntuación, yo por este Hogarth me los fumo, sin dudarlo.

2 comentarios:

dibujante dijo...

Bien ahí Andrés , disfrutar tanta excelencia vale cualquier precio.

Anónimo dijo...

Sabes Andres que me llamó la atención este comentario :"El guacho pistola que se banca todo las 24 horas de los 365 días del año ya me tenía bastante podrido."
Y me llamó la atención precisamente porque aquel que lee a Burroughs se encuentra con un Tarzan que nada que ver con esto que decis, o mejor dicho, el tipo es regroso, pero no invencible, asi que si bien reparte maza a diestra y siniestra tambien cobra que da calambre.
Es una lástima que se alejen del personaje de los libros.
Saludos!

Andres Sarril