el blog de reseñas de Andrés Accorsi

domingo, 4 de noviembre de 2018

DOS DE DOMINGO

Por un error en la matrix, anoche me acosté temprano y hoy estoy levantado desde las 10 AM, algo loquísimo para un domingo. Pero bueno, aprovecho para reseñar algunos libritos que leí en estos días.
Empiezo con Bajo el Cielo de Atacama, un álbum editado en Chile que tiene apenas 32 páginas. Es una historieta de una extensión rara (30 páginas) escrita nada menos que por el maestro Pierre Christin y dibujada por el grossísimo Olivier Balez, un francés que vivió muchos años en Chile. Me juego la chota a que esto en Francia nunca se editó en álbum, sino que apareció en una revista y nunca salió de ahí.
Bajo el Cielo de Atacama es una historieta 100% documental. Pierre Christin, genio de la ficción, se enamora un rato de la realidad y logra que el demiurgo se convierta en cronista. Así, nos toma de la mano para recorrer un lugar muy especial de la puna de Atacama, donde se unen el pueblo de San Pedro, dos volcanes (uno de ellos en actividad), uno de los desiertos más secos del mundo y un gigantesco e hiper-tecnificado observatorio astronómico que desafía la imaginación de los grandes escritores de ciencia-ficción. Christin nos cuenta cómo funciona el observatorio, cómo vive la gente que trabaja dentro y alrededor del mismo, a qué se dedica la población local y qué carajo van a hacer a esa zona los miles y miles de turistas que llegan cada año. También repasa los puntos más salientes de la historia del desierto de Atacama, sin aburrir ni pasarse de didáctico.
La historieta tiene mucha información y pese a su brevedad no se lee en dos minutos. Y aunque no te interese mucho el tema, se hace absolutamente hipnótica gracias a los magníficos dibujos de Balez, un artista extraordinario, una mezcla entre Paco Roca y Tommy Lee Edwards. A mí me atrapó el relato, aunque no hay conflictos, ni aventuras, ni ficción.
A pesar (o en realidad a raíz de) tantos premios, tanta fanfarria, tantas notas en las que se hace hincapié en los millones de ejemplares que venden sus obras, en algún momento consideré la posibilidad de que Raina Telgemeier fuera en realidad una autora del montón, inflada por los vendehumo de siempre. Después de leer Ghosts, me convencí de que no, de que es MUY grossa. Y si no tiene aún más fama y más éxito, es porque es un autora de poca producción que (incluso con dos asistentes, más una rotulista) apenas supera las 100 páginas por año.
Ghosts es una mezcla perfecta entre slice of life y aventura con elementos sobrenaturales, en la que Telgemeier se enfoca en la relación entre dos hermanas. Como su nombre lo indica, es una historia de fantasmas, pero básicamente alegre, con un mensaje sumamente positivo que ensalza los valores de la amistad, de la buena onda entre los vivos y los muertos. También hay una trama romántica, y un notable esfuerzo por parte de la autora por difundir la problemática de la fibrosis quística, la enfermedad que afecta a una de las hermanas Allende-Del Mar. Felizmente, Raina combina armónicamente todos estos componentes, y cuenta una historia con mucho ritmo, que podría ser tranquilamente un hermoso largometraje animado. A priori parece un disparate pasar de una secuencia en una sala de terapia intensiva de un hospital a otra en la que los chicos vuelan por sobre la playa de la mano de los fantasmas, pero en Ghosts esos dos registros conviven sin mayor dificultad.
Raina Telgemeier tiene el oído perfectamente sintonizado en el habla de los y las adolescentes de los EEUU de hoy, y eso hace que los diálogos también sean un punto altísimo en esta novela. Incluso los (no pocos) personajes que hablan en castellano lo hacen correctamente, aunque –lógicamente- Raina no logra embocar nunca los momentos en los que se tutean o se tratan de usted, una complicación que el idioma inglés no ofrece. Y finalmente me toca hablar del dibujo, donde veo como principal referencia gráfica al glorioso Bill Watterson. No, pará: no digo que Telgemeier dibuje igual que Watterson. Nadie va a llegar nunca a ese nivel. Digo que en la base del estilo de Telgemeier veo la influencia de Watterson. También algo de autores franceses tipo Dupuy y Berberian. Y lo que Raina hace muy bien (y Watterson, Dupuy y Berberian no hicieron nunca) es dejar la vida en esas splash pages donde nos ofrece tomas panorámicas, para mostrarnos grandes planos de la ciudad, de la playa, o esas escenas de la fiesta del Día de los Muertos en las que aparecen decenas (o quizás cientos) de tipitos, minitas y fantasmas. Visualmente esto transmite la misma buena onda y la misma accesibilidad que el guión, y eso es sin duda un gran logro por parte de la autora.
Y bueno, ni bien vea otra novela de Telgemeier a buen precio, voy por ella, porque esta me encantó. Vuelvo pronto con nuevas reseñas y les recuerdo a los amigos de Cuyo que el viernes 9, sábado 10 y domingo 11 voy a estar participando (como todos los años) de la San Luis Comic Con. ¡Gracias y hasta pronto!

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