Arranco esta entrada del
blog con una reseña de Valerian: Los Rayos de Hipsis, la historia que va justo
entre el álbum reseñado el 28/01/13 y el reseñado el 27/02/15. Se trata de un
episodio rarísimo en la legendaria saga creada por los maestros Pierre Christin
y Jean-Claude Mézieres, que me hizo comer todos los amagues. Después de un tomo
anterior en el que se planteaba de modo tenue la amenaza de Hipsis y 40 páginas
de este tomo en el que la cosa se pone más espesa, el peligro es más palpable y
tenemos (por fin) algo de acción, todo hacía suponer que el final iba a ser a
pura machaca cósmica, sobre todo porque (al haber leído los tomos posteriores)
uno sabía que las consecuencias que dejaba Los rayos de Hipsis eran jodidas de
verdad. Bueno, al climax que alcanza esta historia en el segundo y el tercer
cuarto, le siguen ocho páginas finales en las que Christin pega un volantazo
imposible, reformula totalmente a la amenaza para convertirla en algo
absolutamente impredecible, no exenta de onda, pero a años luz de lo que uno
espera en el contexto de una saga de aventuras y ciencia-ficción. No quiero
contar con qué se encuentran Valerian, Laureline y sus aliados al final de este
tomo, porque lo escribo y no lo puedo creer. Alcanza con decir que si llegaste
a este álbum (el duodécimo) y no creías que Valerian fuera una serie en la que
podía pasar cualquier cosa, seguramente el final de Los Rayos de Hipsis te va a
hacer cambiar de opinión.
El dibujo de Mezíéres
alcanza en esta época (mediados de los ´80) el cénit, el estado de gracia. La
puesta en página es entre dinámica y mágica, las expresiones faciales son
brillantes, las naves son gloriosas, los paisajes son hermosos, las escenas de
acción son vibrantes, y las otras, todas esas páginas en las que Christin nos
bombardea con una grotesca cantidad de texto, el dibujante las pilotea sin
mayor dificultad, incluso cuando lo único que vemos son gente (o algo así) que
habla, rosquea o trata de deducir el enigma de Hipsis.
Hasta acá Valerian era la
serie copada, que a través de aventuras repletas de acción, misterio, romance y
certeras pinceladas de un humor bastante ácido nos entretenía y a la vez nos
bajaba una cierta línea ideológica progre, o directamente zurda. A partir del
díptico compuesto por este álbum y su antecesor inmediato, ya entramos en el
terreno en el que todo es posible, incluso algunos altibajos bastante
pronunciados, tanto en los guiones como en los dibujos.
Me vengo a Argentina, a
2017, cuando se edita Lovechip, una historieta de ciencia-ficción de Emilio
Balcarce y Guillermo Donés originalmente producida para el mercado italiano. El
guión de Balcarce, sin ser una genialidad, es entretenido, tiene varias ideas
interesantes y por lo menos dos giros argumentales que no me vi venir ni a
palos. Los diálogos (a menudo el talón de Aquiles del guionista salteño) están
bastante bien, nunca faltan las excusas (casi todas válidas) para meter escenas
impactantes en las que vemos explosiones, masacres y gente que se caga a tiros,
y si no te molesta esa impronta ochentosa de la aventura para adolescentes con
tetas y drogas, seguramente la trama de Lovechip te va a atrapar.
El tema del sexo está
bastante enfatizado, pero la verdad es que las (no pocas) escenas de cierto
voltaje erótico no son las que hacen avanzar la trama. Por el contrario,
Balcarce subraya todo el tiempo que Lovechip (como la mitad de su título lo
indica) es una historia de amor. O sea que se habla mucho de coger y de hecho
se coge bastante, pero en el global de la obra, el sexo es apenas anecdótico.
El dibujo de Donés me dejó
muchísimas dudas. Esto está muy lejos de aquellas historietas que el crédito de
Salto publicaba en la Skorpio a fines de los ´80 y principios de los ´90. No sé
si el paso de color a blanco y negro le jugó una mala pasada o qué, pero
visualmente esto así no se luce para nada. Las naves, máquinas, armaduras y
locaciones futuristas están buenas, dentro de una estética que remite de
inmediato a Juan Giménez. Pero los seres humanos… ma-mita. Las caras parecen
desfiguradas, la anatomía tiene fallas (sobre todo cuando vemos cuerpos en
movimiento), no se entiende bien si Donés buscaba un estilo más sintético o si estaba
apurado y entregó algunas viñetas apenas bocetadas, para que el colorista tratara
de darles un poco más de forma, o de fuerza… Una lástima, realmente, porque hacía
mucho que no veía trabajos de Donés y mi expectativa era mucho más alta.
Y nada más, por hoy. Ni
bien tenga más libritos leídos, comparto las reseñas acá en el blog.
2 comentarios:
En México solo se publicaron 5 tomos de 7 y nos dejaron enganchados, así que tendremos que esperar o juntar y cazar los tomos de Norma. Sin duda una gran historia y una grata experiencia viajar en sus páginas. Buena reseña!!!
estaba leyendo unos trabajos de la misma dupla y balcarce es un buen guionista pero dones... no quiero quedar forro pero su dibujo la caga incluso a color, una lastima por que los laburos junto a jok y garabano me gustaron
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