Por fin encontré un rato para sentarme a escribir las reseñas de los
últimos libros que leí.
Arranqué con la puesta al día con material argentino anterior a 2018 y
así llegué a Gilgamesh el Inmortal: Hora Cero, una saga que va entre el libro
de Gilgamesh que reseñé el 22/11/18 y el que vimos un lejano 27/09/12. O sea
que los leí en perfecto desorden: empecé por lo que sería el final, después leí
el principio y ahora lo del medio. Pero bueno, es lo que hay…
Como vimos sobre el final del Vol.1, en un punto Lucho Olivera se
concentra sólo en dibujar y los guiones pasan a manos de Sergio Mulko, también
mucho más conocido por su labor como dibujante. Esto está todo escrito por
Mulko, y sigue con bastante fidelidad los lineamientos del Gilgamesh de Lucho,
en una transición bastante visible hacia esos guiones mucho más raros que
veríamos en Arenas Rojas (el tramo final). Como ya vimos, acá hay varias
historias sin conflictos, o con mínimos conflictos, en los que Gilgamesh
básicamente habla, contempla y piensa. Pero el cuarto episodio (“Veganos”)
introduce a una raza alienígena maligna, que garantiza violencia, destrucción y
genocidios hasta el final mismo del tomo. Pasan otras cosas más lo-fi mezcladas
con esta batalla casi personal del inmortal contra los korios, hay episodios en
los que no pasa nada, otros en los que Gilgamesh busca al responsable de su
inmortalidad… Pero si te gusta que los héroes luchen, acá eso está un poquito
más enfatizado que en otras sagas del otrora rey de Uruk.
El dibujo de Olivera también está en tránsito, de esos incios un tanto
precarios hacia el virtuosismo que le veríamos desplegar en la segunda mitad de
los ´70 (estas historietas son de 1973-74). Las naves espaciales que vemos en
este libro, por ejemplo, no tienen nada que envidiarle al mejor Lucho. Los
primeros planos de los rostros masculinos, sí, bastante. Muy condicionado por
el hecho de no poder meter nunca menos de ocho cuadros por página (y a menudo
tener que meter 12 ó 14), Lucho va probando distintos rebusques narrativos y en
el que más cómodo se lo ve es en la viñeta widescreen finita, que es algo que
se hacía poco en la historieta argentina de los ´70. Y después está el tema del
brazo de Gilgamesh, que aparece y desaparece. A veces le falta el brazo derecho,
a veces el izquierdo y a veces tiene los dos. Muy loco que nadie controlara
eso.
Si sos fan de Gilgamesh, seguro compraste esto cuando salió (2008). Y
si no, no empieces por acá, sino por el libro titulado “El Origen”.
Sigo visitando planetas y razas alienígenas extraños en un intento por
ponerme (un poquito más) al día con Saga, la epopeya de Brian K. Vaughan y
Fiona Staples, que tenía abandonada desde el 01/02/16 (un delirio). Para esta
altura de la historia, Vaughan ya sumó a tantos personajes que los tiene que
dividir en tres grupos y desarrollar tres narraciones en paralelo, un dolor de
cabeza garantizado para los que leían la serie en formato de comic-book de 20
páginas de errática periodicidad. Y para que cada grupito viva una peripecia
interesante, también tienen que aparecer muchos villanos, muchos conflictos,
algunos de los cuales se resuelven muy rápido, antes de que lleguen a
desarrollarse plenamente. Lo bueno es que la gran mayoría se resuelve de modos
impredecibles.
En el medio hay buenas ideas (algunas muy locas, como las propiedades
curativas del esperma de dragón), excelentes diálogos (con un nivel de
guarangada muy bienvenido) y en este tomo en particular, bastante acción. O sea
que si bien este Vol.5 es inabordable para el que no haya leído los cuatro
anteriores, resulta muy ganchero para el que viene siguiendo desde el principio
la saga de Hazel, sus padres y estos mundos en guerra.
El dibujo de Fiona Staples conserva el muy alto nivel que vimos en los
tomos anteriores y me volvió a sorprender con los diseños que pela para los
nuevos personajes que se van sumando al elenco sobre todo ese quinteto de
villanos de clara inspiración marveliana. Los paisajes, naves y bichos que
aparecen también están buenísimos, todos muy potenciados por el brillante
trabajo que realiza la canadiense en el coloreado digital de estas páginas.
Recomendar Saga, a esta altura del partido, ya es medio una obviedad. Pero
la idea es simplemente dejar constancia de que, mal y tarde, sigo adelante con
la lectura de esta serie.
Nada más, por hoy. Ni bien tenga un par de libros leídos, se vienen nuevas
reseñas, acá en el blog.
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