Y me terminé, por fin, el
mamotreto de más de 460 páginas con el que estuve yendo y viniendo durante días
y días.
Hace casi nueve años, el
21/05/10, le dediqué la reseña de ese día al mega-broli que recopila TODO lo
que hizo el maestro Gilbert Shelton con los Freak Brothers. En esa misma
colección apareció (en 2013) este tomo donde se reedita lo mejor de Wonder
Wart-Hog, la brutal parodia a los superhéroes creada por el ídolo allá por 1962
y continuada (con intermitencias) hasta el día de hoy.
Dos detalles para criticar
de esta tremenda edición de Knockabout: 1) hubiese estado bueno que el material
respetara el orden cronológico en el que lo realizó Shelton, y 2) también
hubiese estado bueno agregar la info de años y publicación en la que
aparecieron por primera vez cada una de estas historietas. El resto es todo
alucinante, desde el diseño hasta esas 32 páginas a todo color que vienen en el
medio del libro.
A lo largo de estas 464
páginas, recorremos varias décadas y vemos evolucionar muchísimo a Gilbert
Shelton, no sólo a nivel dibujo (empieza como un clon dubitativo de Sergio
Aragonés y para fines de los ´60 ya es una bestia fuera de toda escala), sino
también a nivel de los temas que le interesa tocar. Wonder Wart-Hog arranca como
una obvia sátira a Superman, con jodas que giran en torno al secreto de la
doble identidad, los superpoderes, los villanos estrafalarios… pero rápidamente
empieza a cuestionar el lado ético del asunto, la motivación del héroe, su
altruismo, su relación con las autoridades, incluso su condición de freak, de
marginal que no encaja en ningún lado. Más tarde, a Shelton le empiezan a
interesar más los temas sociales y hasta la política misma, y eso hace crecer
muchísimo a la serie. No te digo que en un punto “se convierte en otra cosa”
(como le pasó a Cerebus, que un día dejó de ser una parodia de Conan para
convertirse en otra cosa), porque el gaste a Superman está siempre presente.
Pero hay mucho más. 464 páginas de chistes con superhéroes que se pasan de violentos,
de losers o de escatológicos serían difíciles de digerir incluso dibujadas al
nivel que exhibe Shelton. Acá claramente hay más riesgo, más sustancia, más
profundidad y obviamente más mala leche.
Entre las historias
cortas, destaco la irónica Strike Fever, la políticamente incorrecta Wonder
Wart-Hog Visits the Ghetto, la desopilante The Famous Superheroes School y la
demoledora Philbert Gets a Job. De las “medianas”, me quedo con las 20 páginas
de Sudden Death, repleta de palos letales contra el futbol americano y el gran
negocio que representa, y las 17 de Epidemic!, otro fuerte alegato social. Y
después hay varias historias largas. La más graciosa es Battle of the
Titans!!!, donde Shelton se caga de risa del género de los superhéroes en una
saga con alienígenas, clones y realidades alternativas, intencionalmente
sobrecargada de cheap thrills. La más rara es Philbert Desanex´s 100.000 th
Dream, una historieta de 44 páginas (todas con la grilla de cuatro tiras de dos
viñetas de igual tamaño) en la que Shelton narra un sueño disparatado, que no
da respiro y que le permite incursionar en virtualmente todos los géneros
imaginables, aunque sea durante algunos cuadritos.
Y no podía faltar mi
historia favorita de Shelton de todos los tiempos: las 47 páginas de Wonder
Wart-Hog & the Nurds of November, un comic 100% político, realizado en
1979. El título es medio un engaña-pichanga: el protagonista absoluto es
Philbert Desanex y son poquísimas las viñetas en las que lo vemos convertido en
el Jabalí de Acero. Pero eso no es óbice para disfrutar de una trama brillante,
con unos giros argumentales perfectos y un mensaje muuuuy adelantado para su
época que tiene que ver con el poder de los medios de comunicación convertidos
en mega-empresas. Este es un Shelton prendido fuego, indignado por la
corrupción, la pobreza, la desigualdad, la ignorancia, la falta de compromiso
político y la tendencia de la gente común y corriente a bancar gobiernos
fachos. Una lectura imprescindible en un año electoral, y en cualquier otro.
En síntesis, con tanta
cantidad de material que abarca tantos años de producción es imposible que el
nivel de todas las historietas sea parejo y –para qué te voy a mentir- hay unas
cuantas que podrían no estar en un compilado que se titula “The Best of”. Pero
también están las que realmente son las mejores, las que pasan cualquier filtro
y entran en cualquier selección. Y esas son verdaderas gemas, que resisten el paso
del tiempo y que no se pueden dejar de recomendar ni hoy ni nunca.
Gracias por el aguante,
gracias a los seguidores del blog que me vinieron a saludar en Montevideo
Comics y vuelvo a postear a la brevedad, ni bien tenga un par de libritos leídos.
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