Un año y puchitos después
de haber leído el Vol.2 (ver reseña del 11/07/18) vuelvo a la carga con esta
relectura de toda la etapa de X-Men a cargo del maestro Chris Claremont.
Este tomo recupera los nº
145 al 161, el grueso de la segunda etapa de Dave Cockrum como dibujante de la
serie, allá por 1981-82. El trabajo de Cockrum es desparejo, con excelentes
primeros planos, aceptables planos medios y desastrosas pifias cuando tiene que
dibujar a los personajes de cuerpo entero tomados de lejos. El entintado
elegante y algo sobrecargado de Joe Rubinstein lo levanta mucho, pero cuando lo
complementan las tintas de Bob Wiacek, las limitaciones de Cockrum quedan mucho
más expuestas. En los episodios en los que Cockrum descansa y en los Annuals tenemos
algunos suplentes interesantes: un temprano Bill Sienkiewicz que se empieza a
despegar de a poquito de Neal Adams y pela chapa de campeón, un Brent Anderson
todavía un poco tímido (mucho mejor en el Annual 5 que en el nº 160, el siempre
eficaz Bob McLeod y un primerizo John Romita Jr., bastante rústico, al que las
tintas de McLeod y su solvencia para la narrativa gráfica ayudan a salir bien
parado. O sea que, sin ser catastrófica, la faceta visual de este Essential
está bastante por debajo de la del Vol.2, donde la dupla integrada por John
Byrne y Terry Austin nos dejaba algunas de las mejores páginas publicadas por
Marvel en sus primeros 20 años de historia.
Vamos a los guiones, a ver
qué tiene para ofrecernos Chris Claremont. Lo primero que me llamó la atención
es la CERO CHAPA que tiene Wolverine. Nadie que lea este Essential puede
siquiera imaginarse que pocos años después el petiso canadiense sería una
figura central del Universo Marvel. Acá está groseramente pintado al óleo.
Nightcrawler no tiene mucho más protagonismo, excepto por uno de los Annuals,
que gira en torno a su origen. Colossus aporta un poquito más, Cyclops tiene
unas cuantas escenas memorables en esos números en los que reaparece Corsair y
le blanquea que en realidad es su padre, y la chapa grossa, los roles realmente
importantes, Claremont se los reserva a Storm y Kitty Pryde, lejos los
personajes que más se desarrollan a lo largo de estas 528 páginas. Con Kitty,
el guionista juega a que los lectores jóvenes se sientan identificados, y con
Ororo, juega a plantarte al Personaje Perfecto, la heroína recontra-poderosa,
valiente, solidaria, piadosa, afectuosa con los compañeros, racional y
disciplinada en los combates, un monumento a la belleza, la nobleza y la
magnificencia.
Pero además, no conforme
con poner el foco sobre Kitty y Storm, Claremont no para un segundo de sumar
personajes femeninos fuertes: acá reaparece (y tiene mucho desarrollo) Carol
Danvers, aparecen también Dazzler, Spider-Woman, Tygra, Rogue (todavía como
villana), Stevie Hunter, Moira McTaggert, Margali Szardos, Gabrielle Haller, Lee
Forrester, Lilandra, Polaris, Deathbird… Incluso acá vemos el sacudón místico
que conviere a Illyana Rasputin en una chica de 13 años, y tenemos un Annual
con los Fantastic Four como invitados en el que Sue Richards se luce muy por
encima de Ben, Johnny y Reed. Y por supuesto, la omnipresente sombra de Jean
Grey. Claremont se hacía absoluto cargo de lo extrema que había sido la
decisión de boletear a Jean, y cada vez que puede explora las consecuencias de
aquel monumental suceso. Me queda claro que el guionista tenía como prioridad
reforzar la “rama femenina” del Universo Marvel, empezando obviamente por el
título más exitoso de la casa, que para 1982 ya era Uncanny X-Men.
Las historias en sí… hay
mejores y peores. Algunas medio pavotas, otras medio bizarras, otras más
jugadas, pero siempre con los personajes como eje principal, nunca como
engranajes reemplazables. Como siempre cuando leo material de los ´80, me
asombra la cantidad de texto que metían los guionistas, repartidos entre
bloques de texto, diálogos y los (hoy casi extintos) globos de pensamiento.
Claremont te metía en 22 páginas una cantidad de palabras que en los comics de
hoy resulta impensable. Hoy se narra de un modo más visual, con la acción
desparramada en muchas más páginas para que la imagen tenga más peso, más
responsabilidad a la hora de llevar adelante las tramas y explicar lo que haga
falta explicar. Y como hoy los guionistas escriben pensando en el TPB, no
tenemos al incio de cada episodio esa breve recapitulación de lo que había
sucedido en el anterior, tan típica de la época en la que los comics eran sólo
revistitas individuales, nunca TPBs, ni Essentials, ni Omnibus, ni nada.
Prometo para este año por
lo menos un Essential más de Uncanny X-Men, en el que veremos cómo se expande
la franquicia mutante y cómo Paul Smith asciende meteóricamente al Olimpo de
los dibujantes de superhéroes.
Gracias por estar ahí y
nos reencontramos pronto, acá en el blog.
1 comentario:
Muy buena reseña. Vol pendiente que arranca justito cuando deje de comprar la santa biblioteca marvel de forum. ahi tenes como se desarrollaban personajes femeninos de forma coherente y no como ahora q se sirven del enrroscamiento de las redes y la tv y el cine con laremont haciendo feminismo y buenos personajes. Nos leemos
Publicar un comentario