jueves, 24 de septiembre de 2020
AL DESPERTAR
Krysthopher Woods es el estrafalario pseudónimo de un dibujante argentino, con sede en el conurbano bonaerense, a quien yo no conocía hasta hoy. Me sedujo rápidamente, con la portada de este librito, que me convenció de inmediato de que adentro me iba a encontrar con un buen clon de Liniers. Adentro me encontré con otra cosa: tanto el color (exquisito) como esas texturitas linierescas aparecen sólo en la portada, y en las páginas interiores Woods propone otra estética, una línea clara, muy sintética, en un punto similar a la de la uruguaya Maco, pero con tonalidades de gris muy bien aplicadas. Ojo: me gustan más Maco y Liniers que Woods, pero por tratarse de una ópera prima, esto está muy bien, se nota que hay una senda trazada y que el autor se esfuerza por ir mejorando a medida que la recorre.
Al Despertar combina viñetas humorísticas con breves historietas de dos o cuatro viñetas. A veces el humor es más reflexivo, otras veces se nota más la búsqueda de la complicidad del lector en alguna observación de la vida cotidiana y no muy frecuentemente, aparecen chistes en el sentido más clásico, de esos que te hacen reir. Es un buen equilibrio, que le permite a Woods no estar todo el tiempo jugado a provocar la risa del lector, sino que además lo puede ir “haciendo amigo” de los personajes, sumándolo a esta acogedora intimidad que comparten la protagonista y su gato. Al Despertar es una especie de Lado B de Genio y Figura, la tira de Max Aguirre que aparece todos los días en La Nación, también protagonizada por un dibujante y su gata, que dialogan, reflexionan o deliran sobre distintos temas casi siempre puertas adentro. Acá el gato es macho y la humana es hembra, una dibujante gay cuyo nombre desconocemos, bastante insegura en su faceta laboral y tirando a desastrosa en sus vínculos sentimentales.
El principal logro de Woods es que en pocas viñetas nos convence de que es lo más normal del mundo que una persona y su mascota charlen como uno charla habitualmente con amigos o hermanos, con gastes, consejos, momentos más tiernos y momentos más guarros. El rol más raro es (obviamente) el de Michi, que a veces actúa como gato (ronronea, hincha las bolas para que le den de comer, hace caca en las piedritas, etc.) y a veces como ser humano que sube historias a Instagram, ceba mate, lee libros o se preocupa por las finanzas de su dueña. En ese péndulo está lo más atractivo de Al Despertar, lo que la despega bastante de otras historietas costumbristas de “dueño y mascota”. En algún punto, Woods se da cuenta de que puede necesitar abrir un poco la tira para no asfixiar al lector con tanto enrosque entre sólo dos personajes, y hace aparecer a algún gato amigo de Michi o a alguna noviecita de su dueña, pero los mantiene lejos de los roles protagónicos. De hecho, casi no les habilita líneas de diálogo.
No me quiero extender mucho en el texto porque –como se podrá apreciar- algo pasó con la interfaz de Blogger y ahora lo que uno escribe en distintos párrafos, aparece todo junto, sin separación, como si fuera un bloque monolítico de texto que –lógicamente- se hace mucho más engorroso a la hora de la lectura. De hecho, cualquiera que haya llegado hasta acá es mi ídolo. Yo no me banco esta cantidad de frases sin un punto aparte, ni en pedo.
Me falta sólo recomendar Al Despertar a los fans del humor gráfico tranqui, intimista, sin estridencias, con mucho espacio para la reflexión, con una mirada de jóvenes del Siglo XXI acerca de los vínculos y la vida cotidiana. No es la recontra-gema del infinito, no te desarmás de la risa, el dibujo está lejos todavía de la gloria, pero tiene encanto, buenas ideas, buenos diálogos y un montón de detalles con los que te vas a sentir identificado, o reconfortado. Muy buen primer paso en la trayectoria de un nuevo referente del humor gráfico al que conviene seguir de cerca.
Ahora sí, nada más. Gracias por tanto, perdón por tan poco y nos reencontramos pronto con nuevas reseñas acá en el blog.
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