el blog de reseñas de Andrés Accorsi

jueves, 5 de noviembre de 2020

UNA DE VAMPIROS

Acá está el batacazo, el tapado. Una de Vampiros es ese libro al que la gran masa del pueblo no le dio pelota, que salió allá por Marzo o Abril sin causar demasiado revuelo y que -una vez que lo leés- se instala con total comodidad entre las mejores historietas argentinas de este año… y de los años anteriores, incluso. Yo le tenía fe porque conozco el trabajo de Agustín Paillet en el campo de la ilustración infantil y sé que es muy grosso. Pero sinceramente nunca me imaginé que a la hora de contar historias Paillet iba a lograr un ensamblaje tan perfecto entre su dibujo, los distintos recursos de la narración gráfica, los argumentos y –sobre todo- los diálogos. Después de ocho páginas prácticamente en blanco que lo hacen caer por debajo de la Ratio Accorsi (sumadas a cuatro páginas en blanco al final del libro), Una de Vampiros ofrece cinco historietas autoconclusivas con los mismos protagonistas: dos nenes de cinco años y una nena un poquito más grande, de siete u ocho. La gracia es que estos chicos hacen las mismas cosas que en las típicas películas yankis hacen chicos de más de 14. Salen de noche, fuman, van a recitales de rock, se enamoran… todos los clichés de las películas yankis de adolescentes están extrapolados y recreados para ser vividos en forma prematura por estos nenes de pre-escolar que todavía creen en Papá Noel. Eso le da a las historias un clima raro, inquietante, un WTF?!, que resulta muy ganchero, muy bizarro y en cierto modo muy tierno. La primera historia me gustó mucho. Con la segunda, ya me empecé a encariñar fuerte con los personajes. En la tercera, ya me estaba riendo a viva voz, solo como un infeliz en un colectivo donde el resto de los pasajeros me empezaba a mirar con cara de “¿qué el pasa a este subnormal?”. La cuarta me pareció la mejor historia del libro, una gema absoluta, difícil de superar. Son 20 páginas que te atrapan por completo, que te llevan del éxtasis a la angustia, con diálogos brillantes, chistes, ternura freak, mala leche y un talento infernal para subvertir los lugares comunes de este tipo de relatos y hacerlos caer por el propio peso del absurdo. Y la quinta también, encuentra en el absurdo las herramientas fundamentales para hacernos sentir en carne propia las desventuras amorosas de Tomi y el otro vampirito. A lo largo de todo el libro, me reí muchas veces, me sentí identificado muchas veces, me fascinó la forma en que Paillet juega a contar historias de nenes chiquitos que en realidad esconden otra cosa y disfruté a lo bestia de un dibujo exquisito. Paillet desarrolla una estética típica de dibujo animado actual (una onda Gravity Falls, por citar una que sepamos todos), pero sólo para los personajes. Los fondos parecen de una historieta indie yanki, tipo Daniel Clowes o Adrian Tomine, y la combinación es impecable. La idea de colorear todo en tonos de rojo y rosa, sumado a un trabajo magnífico en el claroscuro, da por resultado un libro muy hermoso a la vista. Paillet arma para todas las páginas una grilla básica de 12 viñetas, con cuatro tiras de tres. Pero en todas las páginas encuentra el momento ideal para romper la grilla y meter viñetas que ocupan dos o más de esos 12 espacios, a veces ampliadas a lo ancho y a veces a lo alto. Con eso logra un ritmo perfectamente controlado (muy idóneo para las situaciones de comedia) y a la vez encuentra margen para enfatizar ciertos momentos de la narración con cuadros más grandes, siempre elegidos con muy buen criterio. Lo más notable es que incluso esas viñetitas que ocupan la doceava parte de la página están dibujadas y organizadas en un nivel altísimo, nunca muy apretadas, siempre con los planos bien elegidos y el espacio para los globos bien dispuesto. Una de Vampiros es el primer libro de historietas de Agustín Paillet, pero parece el trabajo de un autor con 20 ó 25 años de trayectoria en este medio. Que no tenga la prensa que tienen otros no significa que no estemos frente a un monstruo con un dominio apabullante de este oficio, un capo que a los 34 años alcanzó un pico realmente magistral, en el que ojalá lo veamos quedarse a vivir y a contar historias durante mucho tiempo. De verdad, ni siquiera hace falta ser fan de la historieta argentina para engancharse a full con Una de Vampiros. Alcanza con que te gusten las buenas comedias, con personajes entrañables, diálogos brillantes y situaciones familiares en las que aparece un twist bizarro e impredecible que las hace frescas y cautivantes. Si seis de esas 12 páginas en blanco fueran historietas o dibujos de Agustín Paillet, estaríamos hablando de un libro perfecto, de una gema imposible de mejorar. Así como está es una belleza, la sorpresa más grata que me dio este año plagado de muerte y desolación. Gracias por leer este choclazo de texto y nos reencontramos pronto con nuevas reseñas, acá en el blog.

1 comentario:

Agustin Paillet dijo...

Me emocionó mucho esta reseña, muchas gracias Andrés!