el blog de reseñas de Andrés Accorsi

sábado, 14 de enero de 2023

SÁBADO ESPLÉNDIDO

El día no puede estar más lindo y yo acá, escribiendo reseñas de los últimos comics que leí. En una cueva de saldos de Montevideo me encontré muy barato (aunque un poquito baqueteado) el primer álbum de Yoko Tsuno, del maestro Roger Leloup, en una edición española que nunca había. Tenía una mínima idea de para dónde iba esta serie tan importante para el comic franco-belga, pero esta fue mi primera lectura en serio de un álbum de Yoko Tsuno. Lo primero que me sorprendió es que Leloup no hace el menor intento de presentar al personaje principal, como si todo el mundo la conociera desde siempre. Ahora encuentro en Google el dato de que "Viaje Inesperado" (o Le Trio de l'étrange, como se llama en francés) no es la primera aventura de Yoko, sino la quinta. Las cuatro anteriores son historias cortas que, al igual que esta, aparecieron en el semanario Spirou hace más de 50 años, en los albores de la década del ´70. La mejor de las sorpresas es la calidad del dibujo de Roger Leloup. Una bestia, realmente. Sobre todo cuando tiene que dibujar tecnología: naves, bases espaciales, laboratorios científicos... no recuerdo otros dibujantes de la Spirou con esa capacidad para dibujar este tipo de locaciones. Leloup propone un estilo más realista que el de los típicos autores de la línea clara de Marcinelle. Uno solo de los personajes secundarios (Vic, el más copado) tiene rasgos que lo emparentan con la estética de André Franquin y sus seguidores, mientras que Yoko, el resto del elenco y todos los fondos están dibujados de manera mucho más realista, en un registro no muy distinto del que exhibía Jean-Claude Mézieres en esos mismos años, en las primeras aventuras de Valérian. Hoy el color se ve un poco anticuado, y el tema de tener muchísimas páginas con 10 o más viñetas hace que el dibujo no se luzca tanto, pero sin dudas es lo que más me atrajo de este álbum. El guion es raro. Por un lado, está todo el tiempo atrapado en la tensión entre una aventura heavy, con peligros extremos y clima de suspenso asfixiante... a la que Leloup trata de meterle chistes, de vez en cuando, para descomprimir, y porque esto se publicaba en una revista que tiene la costumbre de mezclar aventura y humor. Y por el otro, hay como una dicotomía entre un guion repleto de elementos fantásticos muy fumados, y cierta pretensión de realismo, de darle un cierto verosímil a todos estos conceptos locos. Entonces cada dos por tres nos encontramos con personajes que explican cómo pueden ser posibles todas estas cosas tan limadas en un contexto de "realismo". Eso se hace bastante aburrido, sobre todo en la segunda mitad del álbum. Y tampoco ayuda el muy precario rotulado del que adolesce esta edición española. No le quiero caer con todo al guion de Leloup, porque es su primer relato extenso, está escrito en 1972 y traducido por una editorial que no me inspira la menor confianza. Pero sí dejar en claro que, a la luz de la calidad del dibujo y de la chapa que tiene Yoko Tsuno entre los especialistas en comic franco-belga, esperaba un toque más. En una de esas, más adelante, le doy otra oportunidad, porque la idea de la serie y la construcción del personaje de Yoko me parecieron copadas.
Me voy a EEUU, año 2014, cuando Dark Horse publica Loverboys, una novelita autoconclusiva escrita y dibujada por Gilbert "Beto" Hernandez, sin referencias a Palomar ni a sus personajes más conocidos. Esta es la clásica historia de "pueblo chico, infierno grande", centrada en los vínculos casi endogámicos que se dan entre los poquísimos pobladores de Lágrimas, una pequeña localidad donde todos se conocen. Beto construye la trama en base a secretos y traiciones, con amores prohibidos, amores cuestionados y -sobre todo- sexo sin amor. Acá no hay ni buenos ni malos, hay gente que vive vidas grises y aburridas y se entretiene como puede. Todo el cariño que me había generado la Sra. Paz a lo largo de las primeras 45 páginas se me fue por el inodoro cuando la vi acostarse con el goma de Seymour, y el resto de los personajes nunca me generó la menor simpatía. El problema de Beto es que a esta altura de su carrera y de su jerarquía como narrador, solo compite contra el propio Beto. Y ahí es donde Loverboys pierde contra las otras obras del ídolo, porque no tiene personajes tan atractivos, no tiene elementos fantásticos, la trama no pega giros bizarros, Beto no dibuja nada que no haya dibujado ya muchas veces y lo único que realmente se destaca es cómo cuenta la historia. Cómo planifica cada secuencia de la manera más perfecta posible para que el lector se vea sumergido en la historia y la viva como si estuviera mirando por la ventana a seres humanos de carne y hueso. Pero en el contexto de la obra de esta bestia, eso no alcanza para poner a Loverboys en la categoría de Obra Maestra o de clásico fundamental. Quizás por eso de no verse obligado a dibujar cosas que nunca antes había dibujado, acá Beto resuelve la faz gráfica medio de taquito, de manera un poco displicente, onda "me lo saco de encima rápido". Obvio que los fans de Beto no le pedimos que se rompa el culo en el dibujo, porque sabemos que lo más importante es el flujo del relato, pero acá hay un par de secuencias que, con un poco más de esfuerzo en la etapa del lápiz o la tinta, pegarían más fuerte. Y bueno, no se puede dar la vuelta olímpica en todos los torneos. Acá tenemos 80 páginas de Beto que son gloriosas comparadas con 80 páginas random de la inmensa mayoría de los autores yankis que hoy publican en ese mercado, pero que para los que lo seguimos desde Cemento dejan un sabor agridulce, porque les falta una vuelta de tuerca más asombrosa, o más original. Nada más, por hoy. Nos reencontramos pronto, con nuevas reseñas acá en el blog.

5 comentarios:

martin dijo...

Que te parece El día de Julio y Pereza?

Andrés Accorsi dijo...

El Día de Julio nunca lo leí completo. Tengo algunos fragmentos en revistas Love & Rockets y en The Best American Comics. Pereza lo leí hace mucho... creo que me gustó, pero tendría que releerlo, porque no me acuerdo un choto.

Miguel dijo...

Hola Andrés. ¿Leiste Isla Borbón, que dibujó Lewis Trondheim? ¿Es recomendable? Saludos.

Andrés Accorsi dijo...

Sí, la leí poco antes de empezar con el blog. No me acuerdo mucho, porque fue hace más de 13 años, pero estoy casi seguro que me gustó.

Miguel dijo...

Gracias. Lo ví a buen precio y al no conocer al guionista no me decidí, pero terminé cayendo. Estoy prendido a fuego con Trondheim.