domingo, 30 de abril de 2023
HOY, TRES CORTITAS
Bah, digo yo... Capaz que me cebo y salen reseñas largas...
Empezamos en España, año 1989, cuando se publica Mot y el Castillo Maldito, tercer recopilatorio de la serie que el maestro Alfonso Azpiri realizaba junto a Nacho para el suplemento semanal El Pequeño País, que venía con el diario El País. Tengo los dos anteriores, pero los leí hace tantos años que no me acuerdo absolutamente nada.
Este es un álbum "de los de antes", con 46 páginas de historieta, tapa dura y un guion 100% autoconclusivo. Tenés que saber que Leo es un chico que está en contacto con Mot, que es un monstruo bueno, y eso es todo. Una vez que comprás esa consigna, la onda es dejarte llevar por una aventura simple, claramente apuntada a los chicos de 8-11 años. Ahí te vas a encontrar con buenos toques de humor en los diálogos (que descomprimen situaciones de tensión, o apariciones de elementos fantásticos que tienen que ver con el terror) y con una trama que avanza a un ritmo ágil, casi como si estuvieras viendo un dibujo animado. También hay algunos garrotazos para nada sutiles dedicados a las aerolíneas y a lo incómodo se viaja cuando uno opta por los vuelos económicos. Pero el núcleo del argumento pasa por la exploración de un castillo donde obviamente suceden cosas sobrenaturales, que algunos intentarán explicar en términos científicos y otros observarán -con ojos de niño o de monstruo- un despliegue de magia y fantasía pensado para atrapar a los más chicos en la lectura.
Y si, lo más alucinante de Mot es el dibujo de Azpiri. En general lo asociamos con historietas de ciencia ficción, y/o de alto voltaje erótico, pero acá el maestro demostraba que su repertorio era muchísimo más amplio y deslumbraba en las escenas de comedia costumbrista y en las estaban pensadas para darle un poquito de "cuiqui" a los muy jóvenes lectores que seguían a Leo y a Mot semana a semana. ¿Es una obra demasiado ochentosa como para que tenga sentido republicarla hoy? No, la verdad que no. Planeta-DeAgostini relanzó los seis libros en dos tomos integrales en 2008, y justo el Vol.2 coincide con los tres álbumes que no tengo (y jamás vi), así que cuando lo encuentre, me tiro a completar Mot.
Me voy a Estados Unidos, año 2005. Esta es la época en la que Dark Horse publicaba unos libritos hermosos con historietas de The Escapist, el personaje creado por los protagonistas de The Amazing Adventures of Kavalier & Clay, la famosa novela de Michael Chabon. Cada librito era una antología demoledora, y este Vol.6 no es para nada la excepción.
Para empezar bien arriba, trae la última historieta que dibujó Will Eisner antes de morir, que además es el regreso de The Spirit (después de muchos años sin nuevas aventuras y DÉCADAS sin ser dibujado por su creador), en un team-up bastante atípico con el héroe principal. No es ni ahí el mejor trabajo de Eisner, pero tiene un valor histórico enorme. Después tenemos una historieta de 15 páginas escrita y dibujada como los dioses por el glorioso Howard Chaykin, con nazis, femme fatales, traiciones, asesinatos, robo de obras de arte y un ritmo hipnótico. Gema absoluta. Paso de largo la de Eddie Campbell y los chistes, que no me llamaron mucho la atención, para centrarme en otras tres historietas: el noruego Jason mete dos páginitas muy locas, que me encantaron. El siempre eficaz Thomas Yeates forma equipo con el novelista Chris Offutt para meter a The Escapist medio a presión en una excelente historieta ambientada en la guerra de Vietnam, con un guion y unos diálogos poderosísimos.
Y la sorpresa más loca del tomito es una historieta en la que Steven Grant trata de homenajear (o en una de esas parodiar) a las historietas románticas que hacían Joe Simon y Jack Kirby a fines de los años ´40, pero se encuentra con un obstáculo maravilloso: se la dan para que la dibuje a Norm Breyfogle. Y Breyfogle se caga en la estética de Kirby, y hasta en la forma de narrar de aquellas historietas. Entonces plantea estas 12 páginas en su estilo hiper-kinético, moderno, trepidante, con angulaciones extremas, onomatopeyas pasadas de rosca y unas puestas imposibles. El resultado es una historieta que no se parece nada a las que intentaba referenciar, pero es una maravilla visual, en parte tirada abajo por un colorista (Milo Stone) que no entendió bien lo que quería hacer Breyfogle. Pero bueno... Eisner, Chaykin, Yeates, Jason, Breyfogle, Campbell... no hace falta decir mucho más... Si no tenías esta colección en el radar, sumala, porque además de excelentes historietas tiene muy buenos textos, que mezclan la historia del comic yanki tal como la conocemos nosotros con la historia tal como sucedió en el universo en el que Kavalier y Clay crearon a The Escapist para la editorial Empire.
Y cerramos acá en Argentina, año 2022, con el segundo libro de Mega, escrito y dibujado por Salvador Sanz, llamado "El despertar del Cisne Negro". La reseña del Vol.1 apareció por acá el 06/02/21 y si le pegás un vistazo vas a ver que el guion no me convenció demasiado. Esta vez está muchísimo mejor. Lo que en el primer tomo no se daba, que era un ensamblaje convincente entre los monstruos gigantes que se machacan y los seres humanos envueltos en un misterio sobrenatural, ahora sí está mucho más logrado. La machaca está porque no puede faltar, y por momentos es tan brutal que te quita el aliento. Pero lo otro también tiene mucho peso, porque aparecen revelaciones muy importantes, que le dan claridad y sentido al vínculo entre Elmo, su hija y la malograda expedición de su padre y estas criaturas ancestrales de infinito poder destructivo. El personaje de Felipe, apenas delineado en el Vol.1, acá cobra un protagonismo notable y se lleva varios de los mejores diálogos. Para el final del libro, el misterio ya está a punto caramelo y uno quiere leer YA el Vol.3, sobre todo para asegurarse de que en 120 páginas se puede resolver todo lo que está pendiente, y además dedicarle un buen espacio a (por lo menos) un combate más entre estas criaturas imponentes, extrañas y fascinantes.
El dibujo, de nuevo, muestra a Sanz en un nivel soberbio. No solo en la ssecuencias grandilocuentes en la Garganta del Diablo, sino también cuando tiene que dibujar a gente común en departamentos o esquinas de Caballito. Del costumbrismo al apocalipsis, Sanz la rompe en el dibujo, el color y la puesta en página y afina cada vez más el ojo en esos pequeños detalles que hacen más real y más cercana a una trama que podría irse tranquilamente al terreno del delirio psico-místico, o a la epopeya a todo o nada, alejadísima de nuestra realidad. El despertar del Cisne Negro, en cambio, se siente como algo cercano, posible, y seguramente por eso más desesperante que la saga promedio de monstruos que se dan murra. Mega pegó un upgrade ostensible entre el Vol.1 y el Vol.2, y si el tercero logra cerrar todos los plots de manera convincente, vamos a estar frente a una obra realmente demoledora. Si sos fan de Salvador, ni hace falta que te lo recomiende, pero si nunca entraste al mundo de este monstruo de la historieta argentina, mi consejo es que no arranques por acá, sino por el Vol.1, porque si no, no vas a entender una chota.
Nada más, por hoy. Prometo para muy pronto la reseña de la nueva peli de los Guardians of the Galaxy, pero eso sucederá ya entrado el mes que viene. Nos leemos en breve.
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1 comentario:
Ya habia visto algo de Mot pero con tu reseña me puse a buscar y conseguí los dos tomos de Planeta a buen precio!
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