el blog de reseñas de Andrés Accorsi

lunes, 24 de abril de 2023

LUNES A LA NOCHE

Hora de reseñar un par de libritos que pude leer en los últimos días. El primero lo había leído hace muchos años en castellano, pero cuando lo vi en francés, decidí deshacerme de la versión traducida por los españoles y quedarme con la original. Se trata de Wallaye!, el álbum de 1987 en el que Jano arma un esperado team-up entre dos de sus personajes más queridos: Keubla y Kebra. El primero ya había protagonizado un álbum solista el año anterior, y el segundo tenía cuatro o cinco álbumes a cuestas. El team-up propiamente dicho dura 12 páginas y sí, es lo mejor del libro. Lo más parecido a una aventura tradicional, con villanos, búsqueda del tesoro, persecuciones y tiros, pero sin dudas lo mejor. Previo a eso hay cuatro páginas que cuentan cómo Kebra decide irse a África, y cómo llega. Y antes y después, tenemos distintas historias cortas centradas en Keubla y otros piratas y traficantes del desértico norte del Continente Negro. Así como en las aventuras de Kebra el autor demostraba tener muy bien estudiado el submundo de las pandillas urbanas de Francia, acá vemos un retrato muy convincente de estos marginales del Norte de África. Una región a la que Jano nos presenta como dominada por el islamismo, la corrupción policial y el tráfico de mercancías legales e ilegales con el continente europeo. Me causó mucha gracia que en un comic escrito en francés uno de los piratas amigos de Keubla putee en argentino ("hijo de una gran puta", "la puta que lo parió") y lamentablemente no conservé la edición española para ver cómo lo "traducían". Las historias de Keubla y los traficantes son cortitas y van más para el lado de una breve anécdota cuasi-humorística. Sirven para conocer el ámbito en el que se mueve el personaje, sobre todo si -como yo- nunca leíste el álbum anterior (Sur la piste du Bongo). Y después está esa doble página de "Keublarama", un magnífico experimento narrativo sin textos donde Jano realmente se florea y te refriega por la cara toda su calidad como dibujante y como contador de historias. Todo el manejo del espacio como recurso narrativo que no puede mostrar en las páginas normales (porque tiene que meter entre siete y doce viñetas, a veces con bastante diálogo), lo despliega en esta doble página con una maestría inolvidable. No me quiero extender con loas para el dibujo de Jano, pero digamos que es una síntesis perfecta entre Floyd Gottfredson y Robert Crumb. En general, cuando pensamos en un autor francés que mezcla comedia con aventuras en parajes exóticos pensamos en una línea similar a la de Hergé, pero la verdad que lo único que toma Jano del creador de Tintin es el efecto de dibujar a los fondos, barcos y camiones en un estilo más realista que el que emplea para los personajes. El resto tiene más que ver con Crumb, con Gottfredson y con su propia cosecha, que también es muy atractiva. Por algún motivo que desconozco, Wallaye! además marca la última aparición tanto de Keubla como de Kebra, así que es un motivo más para recomendárselo a los fans de cualquiera de los dos personajes, y por supuesto a los fans de Jano y de la aventura con guarradas y protagonistas de dudosa profilaxis.
Después de una pausa de casi seis años, retomo la lectura de Thief of Thieves, con el Vol.5, donde sigue al frente de la serie creada por Robert Kirkman el equipo que la descosió toda en el tomo anterior: Andy Diggle como guionista y Shawn Martinbrough como dibujante. ¿Cosas para criticar? Sí, las mismas dos de siempre: 1) el comic parece estar concebido como el storyboard de una serie de TV con actores de carne y hueso, y tiene hasta el ritmo de ese tipo de relatos. Este tomo en particular tiene un "presupuesto" bajísimo, y está todo resuelto con poquísimas escenas de acción de esas que encarecen el costo de las producciones audiovisuales. Por un lado es un mérito de Diggle: la emoción y la tensión no bajan nunca, ni siquiera cuando te narra 130 páginas de una historia en la que prácticamente no hay machaca. Eso además diferencia mucho a Thief of Thieves de otras historietas del mainstream. Y por otro lado decís "dale, rompan todo... si total son dibujos...". Lo otro que le critico siempre a esta serie es que me gusta mucho más el Martinbrough salvaje y extremo que esta versión más careta, que quiere parecerse a dibujantes prolijitos y elegantes tipo Yanick Paquette, o a la versión más careta (o mainstream-friendly) de David Lapham. Me quedo con el otro Martinbrough, la bestia bruta del claroscuro, aunque reconozco que para lo que esta serie aspira a ser, este otro estilo funciona mejor. El resto, solo aplausos. Trama espectacular, ritmo atrapante, diálogos excelentes, desarrollo de personajes al palo, todo el tiempo, con giros cada vez más impactantes, cero vueltas de tuerca imposibles o absurdas para conservar el verosímil. La consigna de "el ladrón más grosso del mundo se quiere retirar y no lo dejan" se podría haber agotado tranquilamente en uno o dos tomos, pero Diggle maneja tan bien el elenco de secundarios, que todo el tiempo aparecen nuevas complicaciones para Conrad Paulson y su entorno, que fuerzan nuevas situaciones límite. En este tomo en particular, el foco está puesto en Celia Kowalczyc, secuaz y amante de Paulson, que cobra chapa y tridimensionalidad como para ponerse al hombro las mejores secuencias del arco argumental. Me quedan por delante dos libros más para completar la serie, y no los tengo (acepto donaciones). Pero sin dudas, aunque me tenga que comer otro parate de casi seis años, la voy a leer hasta el final porque es una cátedra. Me imagino a muchos guionistas más encumbrados que Diggle leyendo Thief of Thieves y pensando para sus adentros "la concha de la lora, ¿cómo estas cosas no se me ocurren a mí?"... Si te copa un comic que fluctúa entre robos a gran escala y runfla de la más baja calaña entre gente menos escrupulosa que un puntero de Cristian Ritondo, esta creación del Gordo Kirkman te va a convertir en zombie de los buenos. Y hasta acá llegamos, por hoy. Espero tener muy pronto nuevas lecturas para repasar "en voz alta" acá en el blog. Gracias y hasta entonces.

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