el blog de reseñas de Andrés Accorsi

lunes, 1 de abril de 2024

LUNES FERIADÍSIMO

Por fin encontré un ratito para redactar las reseñas de los dos últimos libros que leí... Había prometido volver pronto al extraño mundo de El Minúsculo Mosquetero, y acá estoy con el Vol.2 de esta serie creada por Joann Sfar en los albores de este milenio. Este tomo se podría sintetizar en dos palabras: sexo y delirio. Acá se coge mucho más que en el Vol.1, hay larguísimas secuencias en las que Sfar exhibe los genitales de sus personajes y los enreda en todo tipo de posiciones amatorias. Son secuencias entretenidas, sostenidas en diálogos muy ingeniosos, a veces muy agudos, en un libro muy hablado, con mucho texto en casi todas las páginas. Y por el otro lado, el delirio. Acá el autor ni se gasta en pensar una excusa para que sucedan las cosas que tiene ganas de dibujar. Le pinta crear un mundo subacuático, y ya fue, el mosquetero se mete en la bañadera, y se hunde hasta llegar a este mundo, en el que puede respirar bajo el agua, hablar y hasta fumar. Cuando se aburre de las criaturas submarinas, se copa con la figura de la esfinge egipcia, que también tiene una escena muy copada, y después se le ocurre dibujar personajes de la mitología griega: minotauros, gorgonas, ejércitos onda Esparta... Unas páginas después, volvemos a una especie Europa medieval, y mientras el mosquetero se revuelca con una señora muy atractiva, la acción nos lleva de nuevo a una Grecia mitológica, con un fauno, para desembocar en una batalla espectacular entre cosacos rusos, soldados griegos y un dragón impresionante. En esta batalla el mosquetero conoce a Taras Bulba, una hermosa mujer, y se enamora de ella... pero sus intentos por intimar con ella van a fracasar rotundamente. Y así volvemos a "la realidad/ el presente", donde todavía nos quedan varias escenas de sexo y diálogos por delante. Como hilo conductor de todo este incordio (en el que, por ejemplo, no se menciona más el hecho de que el mosquetero ahora es chiquitito y habita en un mundo en miniatura) tenemos al dibujo de Sfar en un nivel sencillamente glorioso. En la secuencia con Taras Bulba, además, el autor cambia la forma de colorear, para introducir unas aguadas que hacen más oscuro y más etéreo a su trazo preciso, nervioso, lleno de matices. La lucha contra el dragón ofrece viñetas más grandes, más estridentes, y en la página en la que el mosquetero debe huir de las Euménides, la puesta es una maravilla, una belleza experimental, ornamentada a todo culo, como lo haría Quique Alcatena. El único problema que tiene la faz visual de este álbum es que esas páginas repletas de globos de diálogo lo obligan a Sfar a acomodar como puede un montón de viñetas muy chiquitas, en las que el dibujo no se luce tanto. Pero ni bien afloja con la cantidad de texto, la magia de su plumín cobra protagonismo y brilla en todo su esplendor. Hasta acá, El Minúsculo Mosquetero es una serie tan rara que puede terminar en cualquier cosa. Me voy a enterar pronto, cuando le entre al Vol.3. Por ahora, es una bizarreada entretenida, con un voltaje erótico más alto que las obras promedio de Sfar, y con un despliegue fascinante en materia de dibujo. Argumentalmente es poco lo que tiene la obra para atraparnos, pero como rareza está muy bien.
Los amigos franceses de Glénat armaron un libro muy cheto de unas 300 páginas, en el que se recopilan los primeros trabajos de Gou Tanabe, antes de que fuera el monstruo sagrado que es hoy. Son todas historietas realizadas entre 2002 y 2005, en las que cuesta un poco ver el estilo que más tarde va a caracterizar al ídolo y lo va a poner en el Olimpo del manga contemporáneo. El tomo se llama "The Outsider" y arranca con la adaptación del cuento homónimo de H.P. Lovecraft ("El extraño", en las traducciones al castellano), muy lograda, sin estirar al pedo y sin casarse innecesariamente con el texto original. Las caras de los seres humanos todavía no están muy logradas, pero el resto está muy bien. Después aparecen las dos obras más antiguas de Tanabe: una adaptación de un relato de Anton Chejov y una de Máximo Gorki. Acá vemos a un autor muy primerizo, que maneja bien el claroscuro pero pifia en la figura humana. En los rostros muestra unas dudas bárbaras, como si no se decidiera entre un estilo más elegante, tipo Hirohiko Araki, o uno más potente y más crudo, más del palo alternativo, tipo un Taiyo Matsumoto de la primera época. El resultado es visualmente pobre, si bien la narrativa fluye de manera natural. Las historias en sí se hacen bastante embolantes, en parte porque Tanabe elige relatos que carecen totalmente de acción y se sostienen sobre todo en los diálogos. Y el tomo ciera con Ju-Ga, una serie breve, de apenas cinco episodios, en la que Tanabe crea la historia desde cero y nos lleva a la Era Kyoho, donde vamos a conocer a Gibon Gensho, un monje que además es maestro en la disciplina que da nombre a la serie. Acá tenemos relatos muy basados en la acción, con monstruos, villanos y un sano despliegue de poderes sobrenaturales. Los dos últimos episodios son los más atractivos, los que logran una mayor tensión dramática, y los otros tres... también son un poco aburridos, pero sirven para conocer al protagonista, sus poderes y algo del contexto histórico. A lo largo de los cinco episodios de Ju-Ga (realizados entre 2004 y 2005) el dibujo de Tanabe mejora ostensiblemente y si bien para el final no está ni cerca de su mejor nivel, tenemos páginas realmente impactantes, donde no hay que ser Nostradamus para vaticinar que ese pibe iba a llegar a ser una estrella. Acá vemos más yeites tomados de autores como Hiroshi Hirata y Ryochi Ikegami, que también aportan su influencia a un Tanabe que todavía buscaba un estilo... en las fuentes correctas. La verdad que no la pasé tan bien como suponía con The Outsider. Me sirvió para descubrir en plan arqueológico el "secret origin" de Gou Tanabe, y no mucho más. Menos mal que lo pagué muy barato. Y menos mal que tengo otros libros del ídolo en el pilón de los pendientes, como para tener la merecida revancha en un futuro no muy lejano. Nada más, por hoy. Gracias por el aguante y nos reencontramos pronto con nuevas reseñas, acá en el blog.

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