jueves, 18 de septiembre de 2025
DOS CLÁSICOS DE SIEMPRE
Hoy tengo para comentar aventuras relativamente recientes de dos personajes con larguísima andadura en el mundo de las historietas.
Empiezo en 2014, cuando la editorial Hermes le encarga al maestro Howard Chaykin que reformule, actualice o reactive de alguna manera a Buck Rogers, un personaje que llegó a las viñetas en 1929 de la mano de Dick Calkins y desde entonces se convirtió en el pionero absoluto en el campo de la ciencia ficción. De hecho, un personaje hoy mucho más recordado como es Flash Gordon, existe gracias al enorme éxito que tuvo Buck Rogers en aquellos años. Chaykin ya había revitalizado viejos conceptos como The Shadow y Blackhawk, así que habrá dicho "qué le hace una mancha más al tigre", y se puso manos a la obra para repensar los mitos de Buck Rogers en el Siglo XXI.
El principal aporte del maestro es el de la entrada en juego de un contexto político. Buck es un héroe con conciencia social, que ya desde su juventud a principios del Siglo XX se dio cuenta de que los oprimidos se tienen que unir para combatir a los opresores, que son poderosos, pero poquitos. Tras su larguísimo letargo, ahora nos lo encontramos en el Siglo XXV, donde su plan es el mismo: ponerle freno a las luchas intestinas entre las facciones de estadounidenses que sobreviven en un país sometido por invasores chinos, lograr una alianza entre todos y mandarse juntos, a derrotar a los usurpadores y recuperar el país que aman. Esta vez, la aventura de ciencia ficción de buenos contra malos, con naves espaciales, mochilas propulsoras y pistolas que tiran rayitos, se da en un contexto de revolución contra el poder establecido. Buck convence (no sin esfuerzo) a Wilma Deering y al resto de los cabecillas de los distintos grupos rebeldes de apoyar una movida muy arriesgada para detectar las debilidades de la ocupación china, y asestarle un golpe letal antes de que los invasores liquiden definitivamente a los pocos yankis que quedan en pie. De eso se trata, básicamente, Grievous Angels.
Lo más llamativo es que Chaykin no incorpora uno de sus elementos predilectos, que es el sexo. Acá no se coge, no se habla de coger y ni siquiera aparece la palabra "fuck". Este es un Chaykin apto para todo público, con diálogos afilados y momentos muy impactantes, pero acotados a lo que ya mencionamos: la aventura (intensa, vibrante) y el contexto político. Comparada con otras obras del ídolo, la trama de Grievous Angels es bastante lineal, menos enroscada. No llegás al final del tercer episodio pensando cómo corno va a resolver todo el despelote que se armó en el episodio que le queda, sino que (salvo el primer episodio, que funciona como presentación de los personajes y el mundo de Buck Rogers para quien no lo conoce) en general toda la historia avanza de manera bastante clara y orgánica hacia la confrontación final entre Buck y sus aliados y los invasores.
No me quiero extender con largas loas a la faz gráfica de Buck Rogers: Grievous Angels porque en los años que lleva el blog ya vimos unas cuantas obras de Howard Chaykin dibujadas en este siglo, incluso muchas de ellas con el mismo colorista que lo complementa esta vez, el siempre sólido Jesús Aburtov. La narrativa, la puesta en página, el trazo, es todo 100% Chaykin, todo muy fiel a la impronta del ídolo que ya vimos unas cuantas veces (igual para los que somos fans de Chaykin, nunca es suficiente). Y obviamente está buenísimo todo, a años luz de los dibujantes del montón con los que suelen llenar las páginas de sus revistas las editoriales del mainstream yanki. Si nunca leíste comics de Buck Rogers, empezá por acá, que lo de Calkins es absolutamente ilegible.
Nos vamos a 2020, cuando la tremenda dupla integrada por Jul y Achdé se despacha con una aventura de Lucky Luke que acá se publicó como "La Tierra Prometida". De nuevo, no quiero perder tiempo hablando del dibujo, porque en otras reseñas de álbumes de esta serie ya conté qué opino del trabajo de Achdé y de cómo esta bestia del Noveno Arte (cuyo verdadero nombre es Hervé Darmenton) honra y perpetúa el inmortal legado de Morris.
Por el lado del guion, Jul se enfrenta a dos grandes desafíos. Primero que nada, encontrar algo nuevo para hacer con un personaje que ya tiene casi 100 álbumes a sus espaldas y que ya vivió una cantidad de aventuras tan brutal, que es casi imposible no repetirse. Pero al guionista se le ocurre un argumento original: Lucky Luke debe escoltar a una familia de judíos ortodoxos que llegan desde Europa y necesitan atravesar buena parte del salvaje Oeste para llegar a la tierra prometida, un pueblo llamado Chelm City (como una ciudad de Polonia) en la que ya se han asentado unas cuantas familias de origen judío. Y ahí llega el segundo desafío: satirizar las costumbres de estos personajes, percibidos por Lucky Luke y Jolly Jumper como extravagantes y bizarros, sin faltale el respeto a la religión judía.
Buena parte del humor de este álbum se sostiene en ese contrapunto entre un cowboy simple, sin el menor contacto con la religión, ni con la tradición judía, y esta familia que respeta a rajatabla ritos extraños, rebuscados, incómodos, que hacen aún más traumática su adaptación a estas tierras inhóspitas que deben recorrer. Jul se caga de risa de la idishe mame, de los voluminosos libros religiosos, de la forma en que los judíos ortodoxos excluyen de su dieta un amplio espectro de comidas, y un larguísimo etcétera, siempre pensando en conseguir la complicidad del lector, sea judío o no. Obviamente no se puede zarpar mucho en la sátira, precisamente por eso: estos álbumes se leen mucho en países con grandes colectividades judías, y además siempre está flotando la sombra de René Goscinny, que también venía de esa tradición. Pero Jul es muy capo y logra un muy buen equilibrio entre esta sátira de las costumbres judías, su choque con las tradiciones de cowboys, milicos y tribus indígenas de los EEUU y -lógicamente- la aventura en la que vuelan tiros, flechazos y piñas. Tal vez lo más flojo sea el villano, que ya desde la primera secuencia en la que aparece se nota que no está a la altura del plan que urde para amargarle la vida a Luke y sus acompañantes. Tanto fracasa este pobre Ned, que Jul se termina deshaciendo de él unas 11 páginas antes del final.
Claramente no pongo a La Tierra Prometida en mi selección de las mejores historias de Lucky Luke, porque Jul y Achdé ya me ofrecieron álbumes mejores que este. Pero la verdad que lo disfruté bastante, me entretuvo, me reí mucho con los chistes (tiene referencias a Batman, Star Wars, los Hermanos Marx y un montón de boludeces más) y en varios momentos sentí esa magia que sentía de pibe cuando leía los Lucky Luke de Goscinny y Morris... lo cual ya es un montón.
Gracias totales, nos reencontramos pronto acá en el blog y el miércoles 24 en el canal de YouTube de Comiqueando, donde tendremos un nuevo programa en vivo de Agenda Abierta. Hasta entonces.
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4 comentarios:
Continua de la reseña anterior (con un gran agradecimiento a mi hermano Maxi en el desarrollo de personajes y trama).
Recap: Habiendo acudido a un llamado de auxilio, el licenciado en ciencias políticas y periodista especializado en historieta, Andrés Accorsi, se encontró confrontando con un perverso cocodrilo, luego de intentar atacarlo con una navaja victorinox, el pestilente reptil lo inmovilizó mágicamente y logró que Andrés se desplome mientras se disponia a embestirlo...
Major Tom presenta orgullosamente: Las Aventuras en blog de Andrés Accorsi...
Al despertar, no recordaba nada. Estaba en una cama de un hospital, con un respirador y el cuerpo sujetado a la cama por la pierna izquierda. Al intentar incorporarse, sintió un fuerte desgarro en el pecho... "Oh, no te muevas" le dijo una voz masculina... "Hola amiguito, yo soy Ignacio, me alegro que hayas despertado, la doctora se va a alegrar".. "Que me sucedió? Donde estoy? - preguntó Andrés Accorsi...
TO BE CONTINUED
Andrés se sumió en un sueño profundo, en el que conoció el valle, donde vivía el viejo Norberto. Durante el transcurso de su sueño, sintió que muchos años pasaron. Fue toda una vida. Lo primero que vieron sus ojos, es el cielo estando acostado, Norberto lo encontró y decidió encargarse de el, cuidarlo en su hogar, averiguar sus orígenes, incorporarlo a la vida social lugareña y conseguirle una ocupación mientras era rehabilitado. Andrés cumplió ampliamente las expectativas de Norberto, quien genuinamente se encontraba complacido de ver los resultados que lograba de Andrés. Rara vez recordaba o anhelaba regresar a su vieja vida, más cada tanto lo hacía... se sentía como un pinchazo en el pecho... ¡la sensación terrible de que no pertenecía allí y que debía encontrar su camino al hogar! .. ¿pero como podría hacerlo? No.. se decía, aquello era imposible. Esta era la realidad, la única que conocía, y debía aceptarlo.
Una tarde, caminando por el prado, Andrés vió un coyote que tenía un sombrero amarillo...
TO BE CONTINUED
Mientras tanto, se imaginan a Guy Williams cagando? impresionante...
O Koji mientras estaba dentro de Mazinger y tenía que ir al baño... imaginate eso, como decía John Lennon, imagine
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