jueves, 11 de septiembre de 2025
JUEVES DE DIBUJANTAZAS
Tengo un par de libritos más leídos, así que vamos de una con las reseñas.
Para hablarles de Transat, la novela gráfica de Aude Picault publicada en Francia en 2009, necesito clavar un flashback fuerte al 28/02/17, cuando hablé de otra obra de la misma autora, porque la verdad que las similitudes son demasiadas.
En ese momento yo hablaba de un comic dibujado con "un trazo simple, fresco, con una línea hiper-clara, con mucha atención por el lenguaje corporal y las expresiones faciales, un gran manejo de las onomatopeyas, un tratamiento hermoso del color y un recurso que está bueno para transmitir la sensación de libertad, de descontrol en el sentido de escasez de reglas: Picault no le dibuja los marcos a las viñetas en toda la obra, como lo hiciera alguna vez el glorioso Will Eisner". Bueno, en Transat no hay color, es todo blanco y negro, pero el resto se aplica tal cual, sin cambiar una coma. El dibujo de Picault está todavía mejor que en Charanga, más angelado, más trabajado. Incluso hay momentos en los que abandona esa sencillez (absolutamente engañosa: dibujar así es un laburo de locos) para regalarnos páginas recontra-cargadas de líneas, en las que nos impacta con paisajes alucinantes, postales tanto diurnas como nocturnas en las que nadie habla, y es todo clima, todo fiesta para los ojos. El jueguito de no dibujar los bordes de las viñetas acá es más extremo, más jugado (valga la rebuznancia), más a tono con esa sensación de que lo que nos está contando Picault en esta obra es una especie de crónica en tiempo real, a mano alzada, de los sucesos que componen la trama de Transat.
Y vuelvo a otro punto de la reseña de Charanga, en el que la caracterizaba como "una historieta que logra algo muy difícil: mantener nuestra atención durante casi 90 páginas sin nada parecido a un conflicto fuerte, sobre el cual apoyar el desarrollo del argumento". Bueno, lo mismo se aplica a Transat, pero multiplicado casi por dos, porque esta es una obra de 165 páginas. -Pará, ¿me estás jodiendo? ¿165 páginas sin un conflicto fuerte, no será mucho...? No, no. Posta que la historia tarda un poquito en arrancar, pero incluso en esa larga previa, hay tantos diálogos copados que se hace entretenida. Finalmente, la trama se presenta más o menos así: la autora (y protagonista, porque es un comic autobiográfico) está medio hinchada las pelotas de una ciudad que la agobia y una rutina que la frustra y decide empezar a navegar. Estudia sobre navegación a vela, se baja de la bici para subirse a un barquito, y se empieza a cebar cada vez más, hasta terminar como parte de la tripulación de un velero que ¡cruza el Océano Atlántico!, obviamente haciendo el trayecto más corto, que sería desde el Noreste de Brasil hasta el Noroeste de África. Pero después siguen, hasta entrar al Mediterráneo, bordeando las costas africanas, y recién en Marsella los tripulantes del Zodiac se despiden y siguen por tierra, cada uno a su casa. Y la historia es eso: la vida de una chica que lo único que hizo en su vida fue dibujar historietas, ahora convertida en marinera. Las charlas con el resto de la tripulación, los lugares exóticos que recorren, las cosas que pasan a bordo del barco... y cómo esta zarpada experiencia le cambia la cabeza a Aude y se le ordenan un montón de cosas que tenía ahí, medio despelotadas.
Podría seguir escribiendo párrafos y párrafos sobre Transat, pero vamos a dejarlo ahí. Simplemente subrayar que es muy difícil de conseguir en castellano, porque la editó Sins Entido en 2010, imprimió una tirada chica (con el título de "Travesía") y nunca se reeditó. En francés sí, hay varias ediciones, tanto chetas como populares. Ojalá muchos más lectores descubran esta pequeña gema del Noveno Arte.
Vamos a EEUU, año 2016, cuando DC Comics publica una antología llamada "Legends of Tomorrow", en la que distintos equipos creativos trabajaban con personajes tercerones, de esos que ni en pedo sostienen una revista propia. Estaban los Metal Men, Firestorm, Metamorpho, y lo más invendible del universo: Sugar & Spike. Sí, los pibitos creados por el maestro Sheldon Mayer en 1956 como un comic humorístico apuntado a los más chicos, ahora tienen veintipico de años y se dedican a resolver casos complejos vinculados a los superhéroes. El guionista no es otro que el inolvidable Keith Giffen, quien nos presenta a una Sugar implacable, mala onda, sin un ápice de empatía o de piedad, y a un Spike más buenazo, enamorado en secreto de su amiga de toda la vida. Por supuesto entrelazados en una relación bien de comedia televisiva al estilo Moonlightning, con mucho diálogo, mucho retruque, repleta de comentarios que subrayan lo bizarro, lo absurdo de lo que está sucediendo en las tramas. Ojo, el resultado no es TAN cómico. Giffen abusa un poquito de ese esgrima verbal y termina por saturar un toque, como pasaba en su etapa al frente de la Doom Patrol.
Pero el atractivo está en los casos en los que se involucran. Como en los gloriosos tiempos de Ambush Bug, acá Giffen elige con certera mala leche aventuras bien ridículas de las que publicaba DC en los ´50, ´60 y ´70, esas que introducían en la "continuidad" elementos totalmente insostenibles como Batman con el traje de cebra, la isla con forma de Superman, el casamiento de Wonder Woman con un mosntruo, o el querido Itty, esa especie de plantita alienígena que acompañaba a Hal Jordan en sus aventuras especiales. Son bizarreadas bien de otra época que con solo mencionarlas desencadenan el inevitable "bwa-ha-ha", y en cada una de las seis historias, Giffen aborda una de ellas en un contexto no de delirio extremo como en Ambush Bug, sino en el marco de una investigación parapolicial que llevan adelante los protagonistas. Dije que son seis y nombré cuatro: también hay una con el Colonel Computron (olvidadísimo enemigo de Barry Allen) y una con la Legion of Super-Heroes, que para mi gusto es la más lograda. Con esta dinámica, la serie (miniserie, en realidad) logra variedad de argumentos y situaciones, siempre sorprendentes para el lector. Sobre todo para los viejos meados que sabemos que estos argumentos fumancheros no son inventos de Giffen, sino que son cosas que pasaron POSTA en las historietas de tiempos pretéritos, y que (como aquellas con las que jodía Ambush Bug) DC se esforzó y se esfuerza por barrer abajo de la alfombra. Capaz que para los más jóvenes, que se subieron al Universo DC con los New 52, o el Rebirth, esto no tiene mucho sentido, pero Giffen pone todo para que las historias te interesen igual, aunque no tengas la menor idea de quién era el Lamplighter o la Miracle Machine.
Y casi me voy sin hablar del dibujo, a cargo de la exquisita brasileña Bilquis Evely, acá todavía no tan afianzada como en sus trabajos posteriores. Esta es una Bilquis más tímida, si se quiere, que trata de no despegarse mucho de la estética tradicional del mainstream, de esos dibujantes casi irreconocibles entre sí, onda Pat Oliffe, Tom Derenick, Chad Hardin y tantos otros. Ya se nota que hay otra elegancia en el trazo, pero todavía no estalló la magia que hace que hoy Evely sea una dibujante de primera línea. Si sos fan de los rincones bizarros y extraños del Universo DC, o termo de Keith Giffen, o querés seguir la carrera de Bilquis desde sus inicios, no te pierdas Sugar & Spike: Metahuman Investigators. Por suerte hay un TPB que compila todas las historias que en su momento salieron en Legends of Tomorrow, así no tenés que rastrear las revistas ni fumarte historias de otros personajes que por ahí no te interesan en lo más mínimo.
Perdón por la extensión desmesurada de los textos, y nos reencontramos pronto, con nuevas reseñas acá en el blog.
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2 comentarios:
Imaginate un cago de Leslie Nielsen!! Tremendo!!
Que grande Giffen y el Ambush Bug! Y si, me acuerdo de Moonlighting, la serie comedia-romántica-accion del pelado Bruce Willis y la rubia en la que se inspiraron para hacer luego Castle y tantas otras, pero más que nada esa que es la única que me acuerdo. Imaginate un cago de Bruce Willis!
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