el blog de reseñas de Andrés Accorsi

jueves, 14 de febrero de 2019

RESEÑAS DE TRASNOCHE

A mitad de camino entre jueves y viernes, aprovecho un ratito libre para postear un par de reseñas.
Arranco con el Vol.2 de The Invisibles, para no perder el envión del Vol.1. Acá la apuesta de los que bancamos a este delirio de Grant Morrison empezó a dar sus frutos. La mejora respecto de los primeros ocho episodios es más que ostensible. El primer unitario hace lo que no hubo espacio para hacer al final de “Arcadia”: evaluar un poco las consecuencias de lo sucedido hasta el momento, cagar un poco a palos a algunos enemigos y –acá está la sorpresa- desestabilizar al equipo protagónico con la sublevación por parte de Dane McGowan, que no quiere saber nada con convertirse en el nuevo Jack Frost y se va a la mierda. Después vendrán otros tres episodios sumamente autoconclusivos, casi sin conexión con lo que Morrison nos había narrado hasta el momento, de los cuales dos (el de Jeremy Sutton y el de Bobby) son brillantes. Sí, es medio un bajón que una serie ofrezca su primer episodio brillante en el nº11. El propio Morrison, sin ir más lejos, había puesto altísimo el listón de su etapa en Animal Man con el nº5. Pero bueno, más vale tarde que nunca.
Después tenemos una trilogía en la que, mientras King Mob y los suyos buscan a Dane, Lord Fanny se mete en un lindo bolonki y Morrison aprovecha para revelarnos su origen y un montón de data acerca de un personaje que despliega un carisma infernal y cobra un trasfondo interesantísimo. Acá también hay saltos para adelante y para atrás en el tiempo, esoterismo, bizarreadas, violencia extrema, etc., pero presentado de un modo mucho más lineal y menos pretencioso que en “Arcadia”. Y cierra un unitario en el que –de nuevo- nos centramos en Dane, solo en la ciudad, de nuevo perseguido por el bando contrario y de nuevo “asesorado” por Tom O´Bedlam. Mucho de lo que no estaba bueno en el primer arco argumental, acá está buenísimo, en parte porque son 24, no 100 o más. Tanto la trilogía de Lord Fanny como el unitario de Dane terminan con cliffhangers jodidos como enema de chimichurri, como para que quieras leer YA el Vol.3.
En materia de dibujantes, Jill Thompson reincide con cuatro de los ocho episodios del tomo y en la trilogía de Lord Fanny se anima a entintarse ella misma, con lo cual todo se ve mucho mejor. Y los cuatro dibujantes invitados se lucen a full: Chris Weston, John Ridgway, un Steve Parkhouse magnífico y sobre todo Paul Johnson (en el unitario de Dane) tiran magia y categoría. Lo de Johnson brilla todavía más porque revisita personajes y situaciones que ya vimos en el Vol.1 dibujadas por Steve Yeowell: obviamente, la comparación beneficia ampliamente a Johnson. Prometo entrarle pronto al Vol.3.
Hacía bastante que no leía historieta boliviana y volví con la reciente antología titulada Toda la Nieve Bajo el Sol (antología de historietas sobre la ciudad de La Paz). En el texto que publiqué acá eñ 17/08/11 conté lo mucho que me impactó La Paz en mi primera y única visita a la ciudad donde se realiza el festival Viñetas con Altura, así que no está mal repasarla, para entrar en calor.
El libro tiene dos problemas: 1) Mezcla historieta con ilustración como si fueran lo mismo, o como si ambas disciplinas artísticas le interesaran de igual manera a todos los potenciales lectores. Si en subtítulo del libro aparece la palabra “historietas”, yo adentro quiero encontrar historietas, no ilustraciones. Lo cual no quita que muchas de estas sean excelentes. 2) En parte por la proliferación de ilustraciones, y de carátulas, y prólogos, y biografías, y páginas en blanco, el libro tiene pocas páginas de historieta, apenas 49 sobre 114 páginas totales. ¿Dije “pocas”? Pongamos poquísimas. 
Por suerte algunas son muy buenas. La última, a cargo de François Sanz, es una belleza. La de Andrés Montaño no está nada mal. La de Armín Castellón es otra exquisitez, quizás lo mejor del tomo. La de Diana Cabrera es rara, pero correcta. La del argentino César Carrizo está muy bien dibujada, pero quizás el argumento sea demasiado ambicioso para las exiguas seis páginas con las que contaba el tucumano, y además eligió una planificación que a mí no me copa. La de Alexandra Ramírez también tiene muy buenos dibujos y un color logradísimo, lástima que al durar sólo cuatro páginas se queda en una anécdota graciosa pero muy simple.
Y no encontré muchas más cosas para destacar. La portada del maestro Frank Arbelo, de quien me hubiese encantado encontrar una historieta dentro del libro.
De todos modos, lo importante es que descubrí a tres o cuatro autores que no conocía (Sanz, Montaño, Castellón y Cabrera) que muestran un nivel entre interesante y alucinante, como para cubrir dignamente el espacio de otros referentes del comic boliviano que aparecían en otras antologías (Crash, La Fiesta Pagana, etc.) y esta vez no fueron de la partida. Tengo muchísimas ganas de volver a Bolivia, aunque no sé cuándo sucederá ese regreso.
Acá al blog, vuelvo pronto. Seguramente el domingo o el lunes. Gracias y hasta entonces.


2 comentarios:

Jonatan Ruiz dijo...

hola Andrés.Se consigue la antología aca?

Andrés Accorsi dijo...

No creo. A mí me la mandó una amiga boliviana.