el blog de reseñas de Andrés Accorsi

viernes, 1 de febrero de 2019

VIERNES DE RAREZAS

Vengo de leer dos libros sumamente atípicos, dos ejemplos de comic de autor, donde no existen restricciones de géneros y –por ende- se puede contar cualquier cosa o incluso no contar nada.
Arranco en 2009 cuando se publica en Francia la novela gráfica Rebétiko, del maestro David Proudhomme. A lo largo de casi 100 páginas, el autor nos invita a vagabundear por los barrios bajos de la Atenas de 1936 de la mano de un grupo de rebetes, unos músicos bastante atorrantes, casi marginales, que cultivan el rebétiko, un género popular barriobajero, no muy distinto a lo que fue el tango en sus orígenes. Me gustaría contar algo del argumento, pero la verdad es que –para 100 páginas- el argumento de Rebétiko es tan tenue, tan exiguo, que no da. Incluso cuando Proudhomme hace aparecer puntitas de conflictos que podrían dinamizar la trama, las deja ahí, sin explorar, o sin darles demasiado énfasis. La llegada del ejecutivo de la discográfica yanki podría haber gestado un conflicto copado; el hecho de que Beba es un minón infernal que se junta con cuatro o cinco lumpenes a los que sólo les interesa la música, el escabio y fumar hachís también. Incluso la coyuntura política podría haber soportado que la estructura dramática del relato se sostuviera en ella, pero tampoco. Proudhomme explica el contexto político del peor modo posible: a través de un personaje que lo único que hace es explicar el contexto político. Aparece tres páginas, expone la situación generada por la llegada al poder del filo-fascista Metaxas a lo largo de un “diálogo” con Markos y ya está, no lo vemos más.
¿Qué queda, con qué llena el autor casi 100 páginas? Con un slice of life de estos músicos borrachines y kilomberos, que desde la bohemia, la música y el desparpajo encarnan algo así como una resistencia rea y artística en los violentos años previos a la Segunda Guerra Mundial. ¿Alcanza para mantenerte atrapado? No, pero no es esa la idea de Proudhomme. ¿Y con qué te conquista? Claramente con la faz gráfica, que es perfecta. La línea es perfecta, el color es perfecto, la anatomía, las expresiones faciales, los climas, la reconstrucción de la época, todo eso es perfecto.
La narrativa… y, ya es un poquito más polémica. El autor abusa un poco de las páginas con ocho viñetas iguales, y cuando rompe esa grilla casi siempre es para sumar más viñetas chiquititas, muy pocas veces para darle más aire a alguna viñeta importante. En Rebétiko vamos a encontrar peripecias, secuencias con mucho ritmo, y también momentos muy tranqui, donde a Proudhomme no le interesa tanto cebarnos con una trama si no más bien seducirnos con los climas y transmitirnos sensaciones. Si no te jode leer comics donde la trama no es lo principal, acá vas a flashear fuerte con el dibujo, que es realmente majestuoso.
Algo parecido me pasó con Alienígena, la ópera prima de Julia Inés Mamone. Es una historia totalmente jugada a la introspección, a la reflexión, donde la autora no se sube al tren de la aventura y los cheap thrills ni siquiera cuando aparecen elementos fantásticos (el alienígena del título). También acá la música cumple un rol importante, contribuye mucho a la creación de este clima melancólico, que no cambia demasiado ni siquiera cuando Julia nos muestra garches bastante subidos de tono (con cinturonga incluído) entre la protagonista y sus distin@s amantes. El tema de la sexualidad está muy presente, de hecho la protagonista además de no tener nombre no está definida claramente como mujer. Dice “me siento solx, estoy rodeadx de edificios”… Recién cuando la vemos desnuda nos convencemos de que se trata de una chica. Porque también es importante en la obra el hecho de que este personaje no luce el típico cuerpo de “minita que está buena”, si no que es más bien corpulenta, con pelos en las piernas y menos cintura que Bob Esponja.
Buena parte de lo que pasa tiene que ver con la vida sexual y las fantasías sexuales de este personaje, que no lo dice abiertamente pero (postulo yo, en base a haber escuchado charlas y entrevistas que brindó la autora) se siente medio alienígena en un mundo cis, heterosexual y patriarcal. O sea que hay un mensaje (no muy panfletario pero bastante obvio) de militancia contra todas esas reglas tácitas que determinan qué carajo es “lo normal” en una sociedad.
El dibujo de Mamone es realmente exquisito, una mezcla muy sutil, muy lograda, en la que veo algo de Paul Pope, algo del estilo más “filo-gekiga” de Berliac, un laburo increíble en los fondos y muchos logros en el color. Le falta un poquito más de plasticidad, para que los personajes no se vean estáticos, pero quizás es algo buscado por la autora para subrayar que en esta obra lo importante no es la acción. Y la narrativa… de nuevo, acá tenemos una grilla hegemónica (seis viñetas casi iguales) que se rompe muy pocas veces. Pero bueno, al tratarse de una autora que está dando sus primeros pasos, no me parece mal que apueste a lo seguro. En todo caso, los saltos al vacío, los riesgos que asume Alienígena, los asume en otros rubros. Espero descubrir pronto nuevos trabajos de Julia Mamone, a ver para dónde agarra.
Gracias por todo y nos reencontramos pronto, con nuevas reseñas, acá en el blog.


1 comentario:

quique alcatena dijo...

Gran libro "Alienígena".