Vengo de unos días
complicados, con poco tiempo para leer comics y menos aún para reseñarlos. Pero
bueno, la meta de clavar 120 reseña a lo largo del año todavía está ahí, con
muchas probabilidades de cumplirse.
Me gustaría pensar que en
el mes y moneditas que pasó desde que reseñé la adaptación de Frankenstein
(29/08/19) mucha de la gente que habitualmente lee este blog se tomó el laburo
de googlear a Denis Deprez y flasheó a lo guanaco con las maravillas que hace
este increíble artista francés, injustamente desconocido en los países de habla
hispana. Pero bueno, no me hago muchas ilusiones. Vamos a suponer que la gran
masa del pueblo sigue sin haber descubierto a Deprez y voy a empezar la reseña
de su adaptación de Otelo (el clásico de William Shakespeare) contando que hay
un tipo que pinta como si fuera Vincent Van Gogh y que en vez de dedicarse a la
plástica, hace historietas. Un mago post-impresionista que maneja una paleta
alucinante, que (como Lorenzo Mattotti) planta muy pocas viñetas por página y
que además pone su virtuosismo pictórico al servicio de un relato, en función
de contar una historia.
Esta vez la historia es la
de Otelo, el imbatible general al servicio del poderoso Duque de Venecia, quien
se verá envuelto en una red de engaños, operetas y dimes-y-diretes orquestada
por su mano derecha, el envidioso y perverso Yago. La historia de amor entre el
moro Otelo y la bella Desdémona naufragará en un tsunami de celos, intrigas y
verdades a medias y al final (no spoileo nada, la obra de teatro debutó en
1604) la tragedia vencerá al romance. La versión de Deprez es sumamente
respetuosa de la original, con textos que suenan 100% shakesperianos y con el
truquito de que sea Yago quien narre la historia en primera persona. Un trabajo
realmente hermoso, de alto impacto visual, que capta a la perfección las tres
aristas del Otelo de Shakespeare: la político-militar, la romántica y la
trágica. Ojalá algún día se publiquen las obras de Denis Deprez en nuestro
idioma, así mucha más gente lo descubre.
Salto a Argentina, a 2019,
para comentar La Extraña Desapari- ción de Barnabas Jones, una excelente novela
gráfica escrita por Damián Connelly y dibujada por Kundo Krunch. De todas las
veces que Connelly jugó a trastocar los géneros más clásicos, a meterle
idiosincracia y bizarreada a las estructuras narrativas tradicionales, esta es
la vez que más se acercó a crear una Obra Maestra. La Extraña Desaparición…
retoma un montón de convenciones de los comics de superhéroes, pero es mucho
más que un homenaje, una sátira o una visión deconstructivista.
Acá vemos superpoderes
zarpados, dimensiones alternativas, clones, zombies, armas mega-poderosas,
dioses, piñas… lo de siempre, pero mostrado como nunca. La Extraña
Desaparición… además, repite el mejor truco de Watchmen: te hace creer que es
una “de superhéroes” cuando en realidad toma la estructura de un policial, un
clásico “whodunnit”, en el que los protagonistas intentan descubrir al culpable
de un homicidio. Connelly va para el mismo lado, pero esta vez la investigación
tiene que ver (como lo explicita el título) con la desaparición de un poderoso
personaje cuyo rastro llevará a Anima Riot y sus amigos por los rincones más
extraños de este universo. El personaje de Anima (elegida por Connelly para
contar la historia en primera persona) es otro gran acierto, al igual que el
sutil desarrollo de las tramas que además de piñas y rayos involucran besos y
caricias, a veces tan letales como las piñas y los rayos.
Buena parte de esta onda
extraña, única y adictiva tiene que ver con la estética de Kundo Krunch, este prolífico dibujante que (a partir de la obra que reseñamos el 28/09/18) pegó
un vuelco estilístico increíble y se convirtió en una especie de Ted McKeever. Acá
lo vemos despegarse un poquito de ese molde, probar cosas nuevas, exigirse muchísimo
en materia de fondos, angulaciones, puesta en página, y además incorporar con
inmejorable criterio el color, importantísimo en la creación de estos climas
asfixiantes y cautivantes de La Extraña Desaparición… Un trabajo absolutamente consagratorio
para el artista marplatense.
La edición es excelente,
tanto el tamaño, como la calidad del papel, la encuadernación, la impresión, el
diseño… Sin dudas este libro pone a la editorial Deriva en la lista de los
sellos a los que seguir muy de cerca, mientras uno se pregunta cómo fue que La
Extraña Desaparición de Barnabas Jones escapó al radar de las editoriales más
afianzadas en el mercado (mercadito) de la historieta argentina contemporánea.
Obviamente espero ansioso nuevas aventuras ambientadas en el universo de
Goddard (así se llama la ciudad donde operan Anima y sus compañeros), o aunque
más no sea, otras obras de Connelly y Krunch, que exploren otro universo pero conserven
la magia, el ingenio, la imaginación y la impronta de La Extraña Desaparición
de Barnabas Jones.
Nada más por hoy. Gracias
por el aguante y nos reencontramos pronto con nuevas reseñas, acá en el blog.
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