Por fin tengo un rato para
sentarme a escribir reseñas…
Este año se publicó en
Argentina la novela gráfica que revisita la biografía de Jean-Paul Sartre, un
ambicioso trabajo de Mathilde Ramadier y Anaïs Depommier originalmente
publicado en Francia en 2015. A lo largo de unas 130 páginas, las autoras
narran la vida de uno de los pensadores cuyas ideas le dieron forma al Siglo
XX, desde su infancia hasta 1964. Ahí el relato se interrumpe y el tramo
restante (que llega hasta el fallecimiento de Sartre, en 1980) se sintetiza en
una páginas de texto. ¿Qué pasó ahí? ¿Se quedaron sin nafta? Ni idea.
Hasta ese punto, tenemos
una historia… bastante aburrida. Me acuerdo que hace un par de años (el
14/04/17) me tocó leer la biografía de José Ortega y Gasset narrada por
Alejandro Farías y Hurón… y me parece que aquella vez los autores se las
ingeniaron para que la vida y el pensamiento de este filósofo llegaran a la
historieta con un poco más de onda. Ramadier y Depommier, en cambio, le ponen
todas las fichas a la construcción de los personajes (Sartre y su eterna
compañera, Simone de Beauvoir) y un par de fichas (no todas) a la
reconstrucción de las distintas épocas por las que transita la novela. Y hasta
ahí llegan. No se ven riesgos ni decisiones interesantes en la estructura del
relato, no hay una mínima picardía para clavar un flashback, una secuencia
onírica, para romper un cachito la diégesis… No te pido aventuras, piñas,
tiros… ni siquiera escenas de sexo explícito. Pero me da la sensación de que
esta misma sucesión de hechos se podía narrar de un modo más “historietístico”
sin renunciar al carácter documental que se supone que tiene que tener una
biografía.
Anaïs Depommier sale
bastante bien parada del desafío de dibujar páginas y páginas de gente que
habla, piensa, escribe o viaja, sin aburrir demasiado al lector. Vistas de
lejos, sus páginas parecen obra del maestro André Juillard. El dibujo, la
puesta en página, la composición de las viñetas… todos elementos que me
remitieron de inmediato a ilustre dibujante de Las Siete Vidas del Gavilán.
Cuando las ves de cerca, aparecen en Depommier mínimas imperfecciones (que
rompen con la frialdad absoluta del dibujo de Juillard) y cierta intención
caricaturesca a la hora de dibujar al protagonista. Un muy buen trabajo en rostros,
expresiones corporales, fondos, ropas y vehículos de distintas décadas del
siglo pasado… Lo único que no me copó fue el color, muy virado a unas
tonalidades verdosas y ocres. Ahí sí que Depommier se despega fuerte de
Juillard, casi un barrabrava de los cielos bien azules, las capas bien rojas…
En Sartre hay poco rojo y casi nada de azul.
La edición argentina es
muy buena, la traducción está argentinizada y si te interesa entrar al mundo
del filósofo y escritor que definió el existencialismo sin pasar por sus
voluminosos textos, esta versión de la vida de Sartre seguramente te va a
resultar atractiva, a pesar de que en términos comiqueros me resultó muy pecho
frío.
Salto a 2018, a EEUU. Ahí
me encuentro con una rareza: un álbum de Spy Seal, de Rich Tomasso, editado por
Image y con una estética que –ya desde la portada- imita milimétricamente a la
de Las Aventuras de Tintín. De todos los recursos que caracterizaron a la
seminal serie de Hergé, el único que no utiliza Tomasso es el de dividir las
páginas en cuatro tiras: The Corten-Steel Phoenix tienen todas sus páginas
divididas en tres. Fuera de eso, esto es una novela de espionaje MUY al estilo
Hergé.
Hay viajes a lugares
exóticos, escapes imposibles, misterios atrapantes, humor verbal y físico,
diálogos extensos combinados con escenas mudas, secuencias oníricas, fondos muy
trabajados que contrastan con figuras más simples… Obviamente desde la portada
Tomasso agrega un elemento más, que es el de un mundo donde las personas tienen
cabezas de animales, como en Blacksad y tantos otros comics. Y además, Malcolm
(el protagonista) no tiene 15 ni 16 años, sino unos cuantos más, con lo cual
hay un mínimo coqueteo con el tema sexo, que a Hergé no se le hubiese ocurrido
jamás incorporar a una aventura de Tintín.
¿Qué le falta a The
Corten-Steel Phoenix? Poquito. Un toque más de originalidad y quizás darle un
poco más de carnadura a los villanos. Entiendo que es la historia de Malcolm,
de su pasaje de Juan Carlos Nadie a temible operario del recontra-espionaje, pero
por ahí desarrollar un poco más a los malos le habría dado mayor espesor a los
conflictos que motorizan la trama. El resto, todo muy entretenido, muy
dinámico, con algunas escenas muy lindas, una mínima bajada de línea, diálogos
copados, buen equilibrio entre peripecias al palo y momentos más distendidos o
de comedia… Gran trabajo de este autor de New Jersey que abrazó la línea clara
más clásica con la pasión y la entrega de un belga o un holandés. Lo más
probable es que la próxima vez que se me cruce un comic de Tomasso a un precio
razonable me abalance sobre él, a ver con qué me sorprende esta vez.
Nada más por hoy. Gracias
por el aguante, nos reencontramos pronto y atenti, que ya estamos avanzando
rumbo a un mini-evento con el que vamos a celebrar (si se copan) los 10 años de
este blog. Ampliaremos en un par de semanas.
No hay comentarios:
Publicar un comentario