Casualmente los dos
libritos que tengo leídos tienen portadas sin color, resueltas con blanco,
negro y grises. Y la de Ryuko (reseñada el último jueves) también. No es lo más
común leer uno atrás del otro tres comics con tapas grises, por eso me llamó
tanto la atención la coincidencia.
Empiezo con Puertadeluz,
una novela gráfica de 2017 del maestro español Luis Bustos, quien –me da la
sensación- no tiene muchos fans de este lado del Atlántico.
Puertadeluz es un thriller
tremendo, de asfixiante intensidad, sutilmente decorado con una aguda bajada de
línea socio-política. Es difícil contar algo del argumento sin spoilear, por
eso voy a ser muy breve. Bustos nos ofrece 120 páginas de tensión, suspenso y
estallidos de violencia pensados para estremecernos de punta a punta, y todo
eso está muy bien. La construcción de los protagonistas (Antonio y su hija
Alicia) también está muy lograda, la irrupción de ciertos elementos de
ciencia-ficción no deslucen para nada una trama cuyo principal atractivo es que
se siente muy cercana… Entonces, ¿qué fue lo que no me cerró de Puertadeluz,
como para no ponerla al (magnífico) nivel de las otras obras de Bustos que leí
en los últimos años? Me parece que esta vez se nota demasiado que la gran
mayoría de los recursos narrativos que pone en juego el autor (que son muchos y
muy efectivos) tienen como principal objetivo estirar, desplegar en 120 páginas
una historia que –sin ninguna duda- se podía contar en 48.
Por supuesto, muchos de
esos recursos contribuyen también a crear ese clima espeso, jodido como enema
de chimichurri, que tanto contribuye al disfrute de la obra. Y además la
estirada nos permite contemplar en todo su esplendor el dibujo de Bustos, que
es extraordinario. Su manejo de la secuencia, de la aplicación de los grises,
esas manchas, esos esfumados, esos fondos demoledores (con la referencia
fotográfica perfectamente integrada al grafismo del autor), las expresiones
faciales, la acción… Todos esos aciertos que ya habíamos visto (por ejemplo) en
los dos tomos de ¡García!, acá aparecen otra vez, con su potencia expresiva
intacta.
Y bueno, tengo un buen
guión, buenos personajes y un dibujo de la recontra San Puta. ¿Me puedo quejar
de la desmedida extensión de la obra? Obviamente sí, pero eso no es óbice para
recomendar Puertadeluz a los fans de Bustos, de la buena historieta española o
de los thrillers a todo a nada, que no te dejan respirar hasta que no llegás a
la última viñeta.
Me vengo a Argentina, a
2019, cuando el sello OK Ediciones (capitaneado por el matrimonio de Rocío
Ogñenovich y Sebastián Koziner) lanza el primer tomo de Crónicas de Ciudad
Estrella, escrito y dibujado por Rocío. A lo largo de 60 páginas, el comic nos
introduce en una ciudad en la que co-existen los elfos, las hadas y los
hechiceros, pero todo visto desde los ojos de un inspector de homicidios común
y corriente, que debe investigar un crimen siguiendo el típico procedimiento
policial. La idea está buena y de hecho, las primeras 40 páginas se me hicieron
bastante llevaderas a pesar de que hay varios momentos en los que Ogñenovich se
zarpa con la cantidad de texto que mete en cada página. Para el último tercio,
cuando queda bastante claro quién es el asesino, el guión perdió rápidamente mi
interés, y me costó terminar el librito. La extensión de los bloques de texto
le jugó en contra, los diálogos tienen alguna falta de ortografía y muchas
frases que no me sonaron bien al oído, y la tipografía tampoco me sedujo en lo
más mínimo. O sea que lo único que me mantenía enganchado era la trama, y
cuando esta se hizo obvia, mi conexión con el relato de Ogñenovich se
desvaneció.
El dibujo, por su parte,
evidencia unas cuantas limitaciones. Desde la obvia repetición de los enfoques,
hasta los problemas que tiene Ogñenovich en la anatomía cuando tiene que
mostrar a la figura humana vista de lejos. La buena intención de complementar
un claroscuro fuerte con grises aplicados en el photoshop se desvirtúa un poco
cuando –además de los grises- empiezan a aparecer un montón de efectos
(brillos, degradés, texturas locas atrás de los personajes) que sobrecargan de
información a las viñetas y no llegan a ocultar el hecho de que los fondos
escasean bastante y, cuando aparecen, no están muy logrados.
Sin dudas hay mucho para
mejorar, tanto a nivel guión como a nivel dibujo, para que Crónicas de Ciudad
Estrella emerja como una opción atractiva dentro del panorama actual de la
historieta argentina. Veremos con qué me encuentro cuando salga el Vol.2… o
incluso mucho antes, porque tengo para leer pronto otro trabajo de Rocío
Ogñenovich.
Gracias por estar ahí,
festejemos juntos y en paz el fin de la mentira amarilla, y nos reencontramos
pronto con nuevas reseñas, acá en el blog.
1 comentario:
¡Luis Bustos es la repanocha! que dirían en la península ibérica-
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