¡A la mierda! Tenía colgada L´Expedition desde 16/05/15!
Casi cinco años de pausa entre el Vol.2 y este Vol.3 (editado en 2017) que me
leí anoche y disfruté a lo pavote.
Este es un tomo rarísimo de la serie de Richard Marazano y
Marcelo Frusín, porque básicamente no hay acción. Fuera de una secuencia de
cuatro páginas en la que pasa lo mismo que en la portada del álbum, acá tenemos
54 páginas de rosca, diálogos, conjuras, silencios, tiempos muertos, en los que
los personajes esperan que pase algo y que Marazano aprovecha para hacerlos
hablar un montón entre ellos y sobre todo para profundizar en las
personalidades de cada uno. Por supuesto el capo, el ídolo, el poronga, es
Marcus Livius. De él depende que la trama de L´Expedition avance o se empantane,
a tal punto que de los dos años que pasa en coma, Marazano nos muestra apenas
un puñadito de momentos, en flashbacks que alguien le narra al propio Marcus
Livius. Así que la clave de este tercer (y anteúltimo) tomo es esa: tener
paciencia, dejarse atrapar por la red que teje Marazano, por el clima que se
enrarece a medida que los hombres que siguen vivos y leales a Marcus se
empiezan a impacientar, a dudar de su líder, a verlo más como un… enajenado que
como un amigo. Veremos cómo resuelve todo esto el guionista en un Vol.4 que
todavía no tiene fecha de salida en Francia.
Mientras tanto, nos espera una fiesta, que son 54 páginas
dibujadas por Marcelo Frusín a un nivel tremendo, arrollador. El rosarino
divide casi todas las páginas en tres tiras, como si estuviera trabajando para
EEUU, y despliega la acción (escasa, pero bueno) en no más de siete viñetas
grandes, en las que el dibujo y el color se lucen enormemente. Hay un trabajo
impresionante en los climas, en las secuencias mudas, en ponerle onda y
dinamismo a las escenas en las que sólo vemos gente hablando, la única
secuencia realmente trepidante (la lucha de Marcus Livius contra el león) te
quita el aliento, la reconstrucción de época es perfecta y –como siempre-
Frusín saca una ventaja irremontable cuando dibuja animales. Ya desde la tapa
te aniquila con ese león y adentro te tira fatalities con serpientes, panteras
y elefantes que no te vas a poder olvidar nunca.
Este es el momento en que la aventura a todo o nada se
toma un respiro para que crezca una trama de ambición, poder y locura que
seguramente va a detonar un final impactante e impredecible para esta maravillosa
serie que –a paso lento- está haciendo historia, por su vuelo, su profundidad y
por lo mucho que se juega a no parecerse a otras 700 sagas de aventuras con
ambientación histórica que pululan por el mercado francés. Quiero ya el Vol.4.
Me vengo a Uruguay, año 2019, cuando sale Diskettes, una
novela gráfica a todo color a cargo de los mismos autores de Rincón de la Bolsa
(ver reseña del 26/12/16). Esto tiene un sólo problema: los sellos Ninfa y Loco
Rabia publican un libro de 128 páginas de las cuales sólo 100 están ocupadas
por la novela de Nicolás Peruzzo y Gabriel Serra. Las otras 28 páginas (por las
que uno paga, y a las que tiene que ”alojar” en su biblioteca) son la nada
misma, la interminable sucesión de carátulas, prólogo, bocetitos, páginas en
blanco… No sé de dónde sale esa pésima costumbre, que se ve poco en los libros
de manga, o de comic europeo, y un poco más en los de mainstream yanki. Pero
aflojen con ese vicio, posta. No suma nada, encarece los libros al pedo, hace
que ocupen más lugar, que pesen más…
Lo bueno es que Diskettes es una gran novela gráfica.
Tiene excelentes diálogos, una excelente construcción de los tres
protagonistas, un gran aprovechamiento de la época en que está ambientada
(principios de los ´80, en las postrimerías de la última dictadura militar que
padecieron los hermanos uruguayos), tiene un elenco de secundarios
laburadísimo, la trama ofrece volantazos impredecibles que no sólo agregan
impacto, sino que le sirven a Peruzzo para hacer crecer el espesor dramático de
lo que narra, varios personajes que parecen estar de relleno cobran relevancia
en algún momento y le aportan muchísimo a la trama, nunca se rompe el verosímil…
La verdad que no son pocos los guionistas que aceptarían torturar a sus hijos
con tal de escribir una obra tan redonda como la que nos ofrece Peruzzo en
Diskettes.
Esta es una historia de afectos, de solidaridad, de ambición,
de intriga, en la que lo más importante es que el lector se sienta partícipe
del sueño, de las frustraciones, de los riesgos, los miedos y la forma en que
Antonio, Diego y Roberto se vinculan entre sí, con el entorno de una empresa (de
nuevo Peruzzo se florea en un viaje al interior de una empresa uruguaya) y con
sus respectivos entornos personales. Y para eso es fundamental que el dibujo
sea claro, creíble, que nos ayude a distinguir de una a todos los personajes que
desfilan por la novela. En esos y en varios rubros más, la labor de Serra es muy,
muy notable. Con un trazo que de a poco se va despegando de Matías Bergara y Rafael
Albuquerque, y con un gran manejo de la mancha negra y del color, acá Serra
avanza varios casilleros respecto de sus trabajos anteriores. Banco a muerte a
esta dupla, obviamente.
Y nada más, por hoy. Si están de vacaciones, aprovechen
para leer muchos comics, o repasen reseñas viejas, hasta que yo vuelva a postear
nuevas, acá en el blog.
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