Hoy la vida me premió con
unas lecturas de una calidad inverosímil. Me tengo que esforzar para que me
caiga la ficha de que realmente leí en dos días dos historietas tan buenas,
aparecidas una en 2006 y otra en 2007, muy pegaditas.
Voy primero con la de
2006, que es Después de la Lluvia, el Vol. -84 de La Mazmorra Amanecer, el
cuarto tomo de esta serie, y continuación directa del tomo de La Mazmorra
Monstruos que vimos un lejano (y binario) 11/01/11. Aquel álbum narraba sucesos
tan impactantes, que Joann Sfar y Lewis Trondheim se vieron obligados a romper
la progresión numérica y saltar del nivel -97 al -84 para explorar a full las
consecuencias. Pero hay mucho más que eso en las exiguas 46 páginas de Después
de la Lluvia.
Además del Dream Team
Absoluto de La Mazmorra (Sfar, Trondheim y Christophe Blain, que es como armar
la delantera con Messi, el Batistuta de 1993 y el Gordo Ronaldo del ´97)
tenemos una aventura al palo, trepidante, definitiva, con pinceladas de humor,
altísimas dosis de violencia, algo de sexo, rosca política, sacudones brutales
en el status quo de la serie, revelaciones tremendas sobre algunos personajes,
el regreso de otros, guiños a los que sabemos qué les va a pasar “más tarde” a
estos personajes por haber leído álbumes que van mucho más adelante en la
cronología de la serie… No le pongo el rótulo de “Historieta Perfecta”
simplemente porque hay varias cosas que no se entienden si no venís leyendo los
tomos anteriores de La Mazmorra.
El dibujo de Blain es
magistral, expresivo y dinámico como buen dibujo animado protagonizado por
animalitos antropomórficos, y a la vez oscuro, ominoso, turbio, como casi todo
lo que pasa en este álbum. Menos mal que un día me puse a ordenar mis álbumes
de La Mazmorra, menos mal que consulté un checklist en la web, menos mal que
identifiqué a tiempo que me faltaba un tomito y menos mal que el año pasado lo
conseguí a buen precio. Vivir sin tener completa esta saga es casi un pecado
mortal y morir sin haber leído Después de la Lluvia es prácticamente un crimen
de lesa humanidad.
Después de un paréntesis
prolongado, retomé Oyasumi Punpun, el manga de Inio Asano, con el Vol.11 (el
Vol.10 lo vimos el 23/02/20). Me dejó shockeado, cagado a trompadas. No puedo
creer lo que leí.
De nuevo Yuichi aparece
con cuentagotas, apenas un segundito. Y algo parecido pasa con el otro
personaje que me copaba, Sachi, también bastante relegada en este tomo. ¿Qué
onda? ¿Asano averigua qué personajes me gustan a mí para sacarles protagonismo
y esconderlos en escenitas de relleno? No, pero antes de que este tomo llegue a
la página 50 pasa algo tan grosso, tan tremendo, tan inesperado, tan
impredecible, la trama pega un volantazo tan zarpado, que nada de lo que venía
contando Asano en los tomos anteriores conserva demasiada relevancia. A la luz
de ESA escena (no la quiero spoilear), todo lo demás pasa a ser relleno. El
plot de Pegaso, el gurú de las buenas vibras, avanza un montón, Asano se
desloma para ponerle personajes secundarios copados, diálogos buenísimos… pero
empalidece por completo frente a lo otro, a lo más grosso, que tiene a Punpun y
a Aiko como protagonistas excluyentes.
Oyasumi Punpun sigue
siendo ese manga inclasificable, raro, introspectivo, donde los vínculos tienen
muchísimo más peso que la acción, donde el proceso de maduración del
protagonista le gana el spotlight a las líneas argumentales… pero en este tomo
hay acción, mucha y muy bestial, y Asano dispara una línea argumental con
fuerza suficiente para llevarse puesto a todo lo demás. Veremos qué nos prepara
este ídolo fuera de serie para los últimos dos tomitos.
Ah, juicio y castigo para
el que decidió tapar con esa sobrecubierta amarga y pechofrío una de las
ilustraciones más hermosas de ese virtuoso sin límites que es Inio Asano.
No mucho más, por hoy.
Gracias por el aguante y ojalá las boludeces que uno escribe sirvan para hacer
menos embolante el confinamiento.
1 comentario:
lo leí hace tanto que no me acuerdo que era ESA escena.
PEro sí recuerdo la tapa alucinante
Publicar un comentario