sábado, 1 de abril de 2023
RESEÑAS DE SÁBADO POR LA NOCHE
Sigo avanzando a buen ritmo, y hoy de nuevo tengo dos libros léidos, listos para reseñar.
Allá por 2007, se empezaron a recopilar en España las famosas "Sales Blagues" (chistes sucios), esas adaptaciones al comic de chistes que pertenecen a la tradición oral, que realizara el maestro francés Philippe Vuillemin para la revista L´Echo des Savanes a fines de los años ´80. Se tomaron su tiempo, los editores españoles, para apostar por este material, que en Argentina apareció (en poquita cantidad, pero 11 o 12 años antes) en la revista Cazador Comix. Este primer tomo editado por Norma, el Vol.1 de Políticamente Inaceptable, ofrece casi 100 páginas de estas breves historietas (algunas de una sola página) en las que Vuillemin pone su particularísimo estilo gráfico al servicio de esos chistes que cualquiera escucho un millón de veces. Incluso los chistes menos zarpados (los pocos que no involucran racismo, sexo, mutilaciones, vómitos o caca) los leímos en historietas de Condorito o Larguirucho, también en los ´80. Obviamente en casi 100 páginas encontré un par de chistes que no conocía, pero la mayoría son historias que uno ya había escuchado (y reproducido) hace décadas y que tienen ganado un lugar (croto y marginal, pero lugar al fin) en la cultura popular.
De todos modos, el principal atractivo de Políticamente Inaceptable es el dibujo de Vuillemin, la forma en que su trazo grotesco y visceral, combinado con un coloreado generosos en matices, le da forma visual a estos relatos. Cómo elige narrarlos en formato de historieta y cómo potencia los aspectos más atroces y más escatológicos de los chistes con esas líneas y esas manchas que constituyen su inimitable estilo. No causa la misma gracia que yo (o quien sea) te cuente que un tipo pela una chota inmensa, toda sucia y llena de granos, que ver un dibujo de Vuillemin en el que un tipo pela una chota inmensa, toda sucia y llena de granos. El impacto es infinitamente mayor cuando esta bestia del Noveno Arte le impone su estética extrema y repulsiva al relato. La única historieta que no funciona del todo bien, en la que el dibujo y la narrativa no terminan de poner en claro, o de darle la fuerza que le tienen que dar a lo que está pasando es -paradójicamente- la más extensa: en las cinco páginas de "El Drama del Paro" (cuya trama no me suena similar a la de ningún chiste de la tradición oral) más de una vez tuve que frenar, volver un par de viñetas para atrás y tratar de seguir un hilo que no me resultaba del todo consistente. Pero de todos modos las imágenes son tremendas, de una potencia cómica indescriptible.
Hay tres libros más de esta serie editada por Norma, así que ni bien los vea por ahí, me tiro de cabeza. Entiendo que Vuillemin no es para todo el mundo, que te puede resultar asqueroso, nefasto, demasiado sucio, o demasiado ido al carajo en su retrato caricaturesco de negros, judíos, gays, etc. Y también entiendo que es humor, que es material de los años ´80, y que Vuillemin no reivindica ni promociona la violencia contra las mujeres, los gays o las minorías raciales o religiosas, ni la zoofilia, ni la coprofagia, ni ninguna de las otras atrocidades que dibuja en estas páginas. Creo que en realidad las expone, o incluso las critica, de una manera atípica y -a mi juicio- genial.
Me vengo a Argentina, a fines de 2022, cuando se recopilan en libro los comic books con los que se inició el universo de Capitán Barato, allá por 2014. Acá se presentan los personajes y los conflictos que más tarde van a derivar en la saga (creo que inconclusa la día de hoy) llamada Proyecto Tifón, que ya vimos en las reseñas del 15/01/19 y 16/03/20. El libro recopila varias revistas, cuyos argumentos se enlazan de manera bastante prolija para formar un arco titulado "Demolición Total", en el que distintos héroes y heroínas de nuestro país confrontan con una especie de Doomsday creado por la típica corporación maligna. Varios autores meten mano en los guiones, pero los mejores momentos y los mejores diálogos aparecen cuando el que se hace cargo de guiar a los personajes es Fede Sartori. El resto de los guionistas muestran inconsistencias bastante notables, como tener personajes argentos que se tratan de vos y usan localismos argentos, y que en medio de una conversación uno diga "se han marchado". ¿Cuándo hubo un argentino que dijera "se han marchado" en vez de "se fueron" o -si son de Tucumán- "se han ido"? Nunca en la fuckin´vida.
Leer todo este material de un saque permite notar de modo más contundente cómo evolucionó el concepto del Capitán Barato: al principio era un chiste de y para nerds de las historietas (de hecho fue una tira cómica que apareció en el sitio de Comiqueando, con dibujos de Lea Caballero), y entre los dos primeros comic books alguien (probablemente el propio Lea) decidió llevarlo hacia una saga de tono dramático, y construir en torno al personaje todo un universo de superhéroes argentinos que para el final de este tomo ya lo eclipsan por completo. El tomo cuenta con la participación de muchos y muy buenos dibujantes (Juan Frigeri, Kristian Rossi, Franco Viglino) pero yo me quedo con Germán Erramouspe, que me parece el que mejor entiende la dinámica que hay que ponerle al dibujo de superhéroes, sin perder identidad gráfica propia. Destaco también la labor de Rossi que empieza a colaborar con Capitán Barato como colorista, y la rompe toda, tanto cuando se colorea a sí mismo como cuando colorea a sus compañeros. El libro además incluye una brutal cantidad de pin-ups e ilustraciones, donde brillan las colaboraciones de animalitos como Salvador Sanz, Nico Di Mattia y Germán Peralta, además del ya mencionado Juan Frigeri.
Como sabe cualquiera que siga hace años este blog, no soy muy fan de los superhéroes argentinos y siempre disfruto más cuando los talentos de nuestro país se vuelcan a la creación de obras más personales, en géneros donde se sientan 100% a gusto. Pero dicho esto, acá me encontré con un trabajo muy serio, muy profesional, por momentos muy atractivo para cualquier aficionado a este tipo de relatos. Y además me encantó el formato, más compacto y más fácil de guardar que los comic books que salieron en la década anterior. Ahora a esperar el final de la saga de Proyecto Tifón.
Y esto es todo por hoy. Gracias y nos reencontramos pronto con nuevas reseñas acá en el blog.
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3 comentarios:
Pero los españoles apostaron por este material en tiempo y forma: habían publicado en la "Totem" durante los '80 a Vuillemin. De hecho Toutain le había dedicado en 1990 el especial N°13 de la Colección Grandes Autores Europeos, llamado "Lo mejor de sí mismo" -que tiene de estas historias-, y "La Cúpula" también publicó un librito en el año 2000 de título "Chistes Guarros", que es -si la memoria no me falla- el tomo tres de "Políticamente Inaceptable" pero en blanco, negro y grises. Tengo la suerte de haber conseguido los 4 libros -así que regalé el de "La Cúpula"- y son una genialidad, aunque los primeros dos son los mejores. Claramente los chistes por más manyados que uno los tengan, ganan muchísimo con el trazo de esta bestia. Mi preferido es el del nene jugando con mierda al que lo inquiere el policía....jajaja
Tengo el de la colección Grandes Autores Europeos, pero hace siglos que no lo releo. ¿Es el mismo material que publica Norma en esta colección?
No lo tengo, pero lo hojeé una vez hace mil, en lo de un amigo; creo recordar que hay material repetido en estos tomos, pero varios que no están en lo de "Norma", como ese del soldado joven que va a la guerra y no quiere morir virgen, con un dibujo bastante diferente al que estamos acostumbrados.
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