el blog de reseñas de Andrés Accorsi

lunes, 20 de febrero de 2012

20/ 02: ¿POR QUE AMAMOS LA HISTORIETA?

Estoy leyendo un libro que todavía no terminé, así que la reseña va a estar mañana.
Hoy zafo con un texto de 2008, que ya salió en la Comiqueando Online. Es más largo que los de las reseñas habituales, pero tenele paciencia...
Hay un libro muy lindo (y que le agradeceré infinitamente a mi amigo Fabián por habérmelo regalado) que se llama ¿Pour Quoi J’Aime la Bande Dessinée?, o sea, ¿Por qué amo a la Historieta?. Lo publicó Delcourt en 2006, con motivo del 20° aniversario de la editorial y a lo largo de sus 120 páginas responden la pregunta del millón nada menos que 100 autores, entre ellos varios astros del mercado franco-belga (Caza, Sfar, Dionnet, Morvan, Corbeyran...) y un par de invitados yankis: Mike Mignola y Todd McFarlane. Algunos mandaron textos con algún dibujito, otros historietas completas y cada uno trató como pudo de explicar esta pasión que –como casi todas las pasiones- no tiene explicación.
¿Y vos? ¿Sabés por qué amás la Historieta? ¿Alguna vez pensaste qué cosas te llevaron a ser comiquero y no numismático, filatelista, presidente del Club de Fans de Wanda Nara, o miembro de Los Borrachos del Tablón?
Para empezar, habría que ver cuántos se hacen cargo de ser “comiqueros”. O sea, definir a quién le cabe el término y a quién no. El que lee todos los días los chistes de La Nación y una vez por año se compra el librito de Macanudo, o –Dios nos libre- de Gaturro ¿es comiquero?. El que compra la Fierro una vez por mes y no consume otras historietas, ¿es comiquero?. No, porque no hay pasión. Hay disfrute, hay un cierto grado de entusiasmo, pero no hay pasión.
Se me dirá “¿Qué hay en el mundo menos apasionante que un numismático?”. Responderé que yo los vi con mis propios ojos, cagados de frío en el Parque Rivadavia un domingo a las nueve de la matina, acechándose los unos a los otros en busca de esa fuckin’ moneda de Bélgica sin la cual la vida (su vida) no tiene sentido. Y créanme que para estar parado un domingo de invierno a las nueve de la matina en el Parque Rivadavia hay que sentir una pasión que te quema las vísceras, digna de una telenovela brazuca.
Para aspirar a la palabra mágica, la que te da acceso al grupo “de pertenencia”, es fundamental la pasión, el entusiasmo desmedido, esa sensación de “ma sí, dejo TODO por el comic”. Si no, no sos comiquero. Lo mismo se aplica a los otakus, nuestros primos filo-nipones, con la salvedad de que en Japón la palabra “otaku” se usa en forma despectiva, para discriminar a los geeks patéticos que no tienen vida por afuera del manga y el animé. Acá escuchamos a los pibes decir “No, tal chabón es un otaku grossísimo” y entendemos que lo están elogiando. En Japón, en cambio, cuanto más otaku sos, más te asemejás a una especie de subnormal invertebrado. Es un microclima tan excesivo que la pasión le gana a la vida... como pasa acá con el futbol, bengala más, puñalada menos.
Pero seguimos sin saber por qué mierda nos picó ESTE bicho y no otro. Mi abuelo Beto tenía una colección ZARPADA de partituras de tango, con primeras ediciones de tangos grossos, autografiadas por los músicos más capos, discos de 78, instrumentos del año del orto... toda la bola. Y asi, casi de keruza, sin darle demasiada pelota, coleccionaba también estampillas y monedas. O sea, en mi entorno familiar estaba bien visto cebarse mal con algo, ser fan A MUERTE de ese algo y coleccionarlo hasta que las paredes que nos rodean digan “Pará, flaco, no doy más”. Pero, ¿por qué elegí las historietas? ¿No era más fácil carroñar a mi abuelo y coleccionar cosas de tango? ¿O cartonearlo a mi viejo, que colecciona discos de jazz y clásicos del cine yanki?
Pero no: el jazz y el tango no tenían dibujos, y a mí me fascinaban los dibujos. Miraba todos los que podía en la tele en blanco y negro, o en el cine Los Angeles, o en el Real. Y cuando yo era chico, casi todos los personajes de los dibujos animados tenían sus historietas, que
1) se conseguían fácilmente en cualquier kiosco
2) no duraban ocho minutos (como los cortos animados) sino todo lo que yo quisiera hacerlas durar
y 3) eran A COLOR!
Contaban historias, como los libritos de cuentos que me traía mi abuela y yo tiraba a la mierda sin importarme que los escribiera Oesterheld, pero acá había algo más: no sólo leías la historia, también leías la imagen. Y muchas veces una cosa no se entendía sin la otra! O sea, no sólo te cebaba más porque aparecían los personajes de la tele, sino que además te EXIGIA MAS! Y no estoy hablando sólo de los comics de Barks, o de Oswal, o de cualquiera de esos hiper-capos que hicieron grande a la historieta infantil... Hasta la historieta más obvia, insulsa y verdulera tenía ese atractivo extra del leguaje corporal y gestual de los personajes que DECIA COSAS, de las onomatopeyas, las formas de los globitos y esos simbolismos limados (como la bombita de luz en la cabeza del Oso Yogui) que también DECIAN COSAS que el texto, el diálogo, lo que me leían mi vieja y mis tías, NO decían!
Creo que ahí está la génesis. Si te gusta descifrar ese código semi-oculto, si te seduce esa posibilidad de leer varias veces algo y encontrarle nuevas puntas, si te copa el desafío de tener que prestarle atención simultáneamente a dos cosas (texto e imagen) que a veces van de la mano y a veces a las patadas... te va a picar el bicho del comic y lo vas a amar para siempre.
Y si encima en la adolescencia descubrís que hay tipos grandes, serios, inteligentes, que fueron a la universidad y que se dedican a escribir sobre comics, y a pelar textos que exponen y destripan la inmensa complejidad de esos dibujitos aparentemente sencillos y de la industria que gira en torno a ellos... ahí estás perdido. Vas a querer más SIEMPRE.
Vas a dar vuelta la internet 16 veces en busca de toda la data, vas a asistir a eventos en ciudades devastadas por bombas atómicas con tal de conocer a los autores, vas a bajarte comics hasta llenar bulks enteros de DVDs, vas a renegar de los deportes (aunque no necesariamente de las salidas con amigos y amigas) como si fueran cancerígenos, vas a gastar en el vicio el equivalente al presupuesto anual de varias provincias... y un día, cuando duermas en el piso rodeado de cajas con comics y de estantes que cada día se parecen más a una letra U, seguramente te vas a preguntar ¿por qué CARAJO amo a la Historieta?
Seguramente la respuesta te va a hacer MUY feliz.

8 comentarios:

GunnY dijo...

no me voy a olvidar nunk del unicomix de año pasado q lo hicieron el domingo a las 9 de la mañana en la loma de ogete, q literalmente no llegabamos a 10 boludos, y entra ariel olivetti y dice "ehh ahi esta nuestra barra brava" jajaja.

por mi parte vengo de una familia que colecciona libros (casi nada de historietas desafortunadamente) y toda una infancia donde todos los meses se compraba la anteojito, billiken, condoritos, paturuzitos...ect, asi q el final era inevitable.

Anónimo dijo...

completamente de acuerdo!!!! a mi en lo particular me fascina lo imaginativo en el comics, por ser considerado una rama menor en el arte y estar por fuera de lo establecido, sus posibilidades narrativas son infinitas. en el cine hay dos tendencias, el cine serio y el cine comercial, en el medio hay cosas buenas, pero esta condicionado por la guita y el mercado. en los comics aun se encuentro ese sabor salvaje de q todo vale. en la literatura sucede mas o menos lo mismo. mas alla de la semiotica y de algunos intentos mas o menos serios de clasificar estudiar y diseccionar a las historietas, aun son libres (si a pesar del mercado y de los grandes monopolios). encuentro en esas historias, en ese hibrido maravilloso entre dibujo y texto ideas tan locas, tan originales q ni la pelicula mas limada ni el libro mas volado pueden alcanzar. trabajan aristas creativas mas jugadas, con saltos al vacio mas valientes y jugados q sus dos primos mayores. por eso las colecciono, por eso las amo y por eso venderia a mi madre por un numero faltante. alguien tiene "el corazon del imperio"??? mi vieja no es linda pero hace unas milangas q van como trompada. pienselo cualquier cosa hablamos por privado.
fede m

PABLO ONTIVERO/AUTOR dijo...

Es que las historietas se pueden tocar, se puede ver y reever. Es objeto de colección, lectura, y te maravilla con la imagen, y además te ofrece lo mismo que una novela o una pelicula, pero tenes más imagen que una novela, y más espacio para interactuar como lector que con el cine.
Tiene esa triple cualidad de objeto+pintura+Narración. Un libro lo podes leer, y ver la imagen que quieras, pero la imagen, la experiencia es innasible. Una vez que lo leiste, aunque lo vuelvas a leer jamas vas a "ver" la misma imagen. En la historieta si!

Anónimo dijo...

Muchas veces me pregunté por qué amo tanto la historieta, de dónde surge esa fascinación. Soy también un enfermito de la literatura, de hecho no hago demasiada diferencia a veces entre una cosa y otra, aunque está buenísimo lo que decís de la pluralidad de significados de la imagen, eso me deja pensando. PEro humildemente creo que algo que siempre me fascino del cómic (y fundamentalmente del cómic yanki, que es lo que más leo) es la noción de continuidad. Cuando un tipo escribe una novela, por más influencias, intertextos, etc, en algún punto está haciendo algo que empieza con él. Cuando te metés con Batman, Constantine o Wolverine estás siendo parte de algo mucho más grande. Esos personajes existían antes de que vos los escribieras y probablemente sigan vivos cuando vos ya seas fiambre. Y hay algo más. Tienen una personalidad, y a menos que seas muy verdulero, no podés simplemente hacer que hagas lo que quieran. Pero tienen una historia con la que podés trabajar, reescribir, reinterpretar. Creo que ciertos personajes de cómics han ganado, a lo largo de los años, una densidad que pocos personajes tienen en la historia de la literatura.
Esto ya quedó demasiado largo así que sintetizo: además de las posibilidades casi ilimitadas que brinda la conjunción texto-dibujo (o incluso sólo el dibujo) algo que me hace amar la historieta son los personajes, lo único parecido a una mitología que tenemos en esta época
abrazo y gracias por que este blog exista

Lucas

Javier Paredes dijo...

Sinceramente, y desnudando mi corazón, debo decir que en muchas oportunidades me pregunté: ¿porqué me gusta la historieta? ¿qué es lo que hace que me hace necesitarla? ¿qué hay en la historieta que me emociona y me hace buscar más? ¿porqué no me pasa eso con el cine o la literatura, u otras cuestiones?... y sinceramente nunca pude llegar a descubrir una razón. Puedo pensar en cuestiones técnicas, en la conjunción de imágenes y textos, en la secuencia, en la versatilidad, la pluralidad, bla bla... una serie larguísima de elementos que hacen a la historieta, que la definen, que la hacen ser lo que es... pero todo eso sigue sin ser mi respuesta.

Y la cruda verdad es que no puedo decir porqué me gusta realmente la historieta, no puedo decir porqué me corre un frío por el cuerpo cuando veo la obra de un dibujante talentoso, o cuando leo un giro inesperado en un guión, o cuando me entero de una futura salida de alguna serie en particular, no puedo explicar porqué se me hacen nudos en la garganta repetidas veces leyendo ciertos cómics... No puedo, y creo que eso es lo que, en definitiva, hace que siempre quiera más. Tal vez el día que lo descubra, el cómic pierda esa gracia que tiene hoy y que tuvo siempre para mí.

Como dijo el Joker (en una película, jaja!): "soy como un perro persiguiendo un auto, si lo atrapo... no sabría qué hacer con él"

QUE VIVA EL CÓMIC! :D

Rodrigo López dijo...

Andres, a raiz de este post te quería preguntar algo que he pensado hace mucho tiempo y no habia encontrado la manera de plantearlo; cual es el sentido de leer tanto y tan rapido?

Te lo prgunto porque tu lees casi un libro diario. Te has cuestionado alguna vez si eso es pasion, laburo u obsesion?. En el ultimo podcast comentaste que muchas veces leias cosas muy buenas pero que al poco tiempo ya no las recordabas muy bien porque siempre estas continuando con otra cosa. Mas que porque amamos la historieta mi pregunta seria para que leemos historieta?

Te lo comento porque yo leo rapido exclusivamente cuando leo algun comic bajado de Internet. La incomodidad de estar leyendo frente al monitor me hace devorar un libro en uno o dos dias. Pero cuando lo tengo en papel impreso me demoro mucho en terminar uno, una semana o a veces mas. Trato de disfrutar y “exprimir” lo que mas pueda el trabajo del autor. Como yo dibujo, tengo conciencia de el tiempo que a un dibujante le toma el realizar una pagina. Puede ser un dia o mas. No concibo el consumir una obra quizas de mas de un año en apenas un rato.

Compraste Pinocchio de Winshluss, te encanto, cuando las vas a volver a leer?...en 2 o 3 año mas?...en 10 quizas? Todos los años que le tomo a Winshluss el realizar esa obra completa, la edicion de lujo y el precio de la misa, todo eso para leer ese libro solo una vez en la vida?...

Bueno, esas es mi consulta, nose si para ti todo esto pase solo porque por trabajo necesitas consumir mucho, de manera rapida y sin mucho espacio para releer algo.
Yo tengo libros que he leido 5 veces o mas. Me gusta olvidarme de los detalles, releer la obra y encontrar nuevas cosas que quizas no vi la primera. Me inmagino que si tuviera 30 o 40 libros en mi estante (como quizas es tu caso) esperando para ser leidos, no me quedarian muchas ganas de releer otro que me gusto mucho. Pero bueno.
Es solo curiosidad, nose que piensas al respecto. Quizas estoy equivocadisimo y siempre estas retomando algun libro que te gusto mucho. Nose.

Saludos.

Andres Accorsi dijo...

Lo mío es patológico, Rodrigo. No se lo recomiendo a nadie. Empezó como un desafío y ahora es una especie de adicción.
Antes de empezar con el blog, cada tanto releía algo. Ahora no, muy rara vez. Y si releo, busco algo jugoso, que yo sienta que va a dar jugo para una linda reseña.
Ojo, sigo leyendo básicamente por placer. Pero no puedo parar, y mucho menos tomarme mucho tiempo para leer un comic, por extenso que sea.
Y no, los libros acumulados sin leer andan más cerca de los 80 que de los 40...

Anónimo dijo...

Respondo este pregunta que planteaste ¿porqué amo la historieta?
Empiezo dicendote que mi viejo me dibujaba a Superman, El hombre araña, Hulk, Batman, etc. en mis carpetas, cuadernos, todo lo que había por ahí. Además me contaba de los personajes de la Legión de Superhéroes como por ejemplo: "había un gordo que se transformaba en pelota y rebotaba por todos lados" jajajaja!!!
A mí me quemaba la cabeza ver eso; después, por supuesto, me compraba cualquier revista que anduviera por los quioscos (Novaro, of course).
Me compraban Anteojitos, Billiquen, Cosmik!!!! y casi cualquier libro que anduviera por ahí y que fuera de fantasía: Verne, Salgari, Stephen King!
La verdad es que yo leo, al igual que vos, compulsivamente, dos o tre libros a la vez; tres o cuatro materias (soy docente), miles de e-historietas que descargo todos los días, mis colecciones en papel que leo y releo. Pero siguiendo con los orígenes lo que más me marcó fue la colección de Humor de mi viejo ¡no dejaba de comprar una!, algunas Fierro (las tapas con minas en bolas no ayudaban mucho :)) y las colecciones de DAX, Nippur, Or - Grund y Mark que mi viejo había compilado y hecho encuadernar. Me pasaba horas y días leyendolas. Luego, legó Perfil y ahí si definitivamente decidí que esa era mi pasión. A partir de ese momento NUNCA más deje de leer y amar al género, no discrimino nada, y ahora que sigo este blog me atrevo a leer cosas que antes ni conocía.
¡Gracias! Juan Pablo