el blog de reseñas de Andrés Accorsi

viernes, 21 de marzo de 2014

21/ 03: DEADPOOL MAX Vol.3

Una de cal y otra de mierda. Me acuerdo que el Vol.2 (reseñado el 23/12/12) me había gustado bastante más que el Vol.1 (reseñado el 05/06/12). Parecía que David Lapham y Kyle Baker lograban encauzar esto hacia un final copado, fuerte, interesante más allá de la onda cazadoresca de sexo, puteadas y violencia en joda (y en dosis para nada habituales en el mainstream yanki). Sin embargo, después de aquel supuesto final, alguien en Marvel decidió continuar esta serie, y así salieron los seis números y el especial de Navidad que recopila este TPB. Claramente, acá está lo peor de la serie.
Los chistes son menos zarpados, menos graciosos, la violencia impacta menos, la comedia picaresca repleta de referencias sexuales se hace bastante reiterativa y hasta en un punto sosa, y cuando de nuevo le dicen a Lapham “inventate un final grosso, que cerramos”, no se le ocurre nada ni remotamente parecido a un final grosso. Hay un intento, un engaña-pichanga, pero al final el guionista termina por respetar a rajatabla un status quo que –uno supone- nadie va a usufructuar jamás, porque Marvel no va a volver a prestar a Deadpool a otros autores para que jueguen por afuera de las reglas del universo “titular”.
Por supuesto, no es todo una garcha. Algunos chistes funcionan bien y algunas situaciones tienen esa alquimia finita entre aventura, parodia, descontrol y guarangada sexópata que cuando logra cuajar, se hace muy entretenida. Y lo que más rescato de los guiones: los huevos para decir con total claridad que el villano posta, el más jodido de todos, es la CIA, no los fundamentalistas islámicos, no HYDRA, no Taskmaster. En ese arco final, en el que todos van contra los servicios de inteligencia yankis, casi no hay situaciones atractivas y el argumento hace agua por todos lados. Pero es el tramo en el que Lapham se dedica a caracterizar a “Blind Al”, la directora de la CIA y a la sazón villana principal de la saga, y en ese personaje puntual se nota un laburo muy acertado, muy filoso por parte del guionista.
El otro gesto loable de David Lapham es que en este tramo final de Deadpool MAX se arremanga y dibuja. Primero unas paginitas del especial de Navidad (choto a niveles intragables) y después el último episodio, con el que cierra la serie. Por supuesto siempre es un placer ver dibujar a un tipo que la tiene tan clara y que narra tan bien, aunque estéticamente no tenga nada, pero nada que ver con la impronta gráfica del principal dibujante de la serie (y principal motivo por el cual uno se compró estos brolis), el insumergible y cada día más grosso Kyle Baker. La verdad, no hay nada que haga Baker en este tomo que no haya hecho ya en los dos primeros, pero sigue siendo infinitamente placentero verlo dibujar en este estilo raro, muy basado en la figura humana y las expresiones faciales, con ese coloreado y esas texturas tan personales. También rompe un poquito las bolas ver cómo los fondos escasean escandalosamente (cuando no son fotos retocadas). Y las páginas que no dibujan ni Baker ni Lapham caen (como en el Vol.2) en manos de Shawn Crystal, un dibujante triste, sin onda ni imaginación, que hace lo que puede, que suele ser muy poco.
Como hincha de Racing, esta lección me la sabía de memoria: tener dos figuras en el equipo no te hace un gran equipo, ni siquiera te garantiza ganar un partido. En Deadpool MAX eso se ve clarito: dos monstruos que no fallan nunca, que en sus respectivos proyectos solistas son dos bolas de demolición, acá se juntaron y en vez de un hitazo memorable salió una obra menor, que en su mejor momento entretiene y en su peor momento parece un comic hecho por y para subnormales invertebrados, casi bochornoso en su apelación al mínimo denominador común. Si querés le echamos la culpa a Deadpool, personaje patético, copia trucha de Deathstroke pergeñada entre gallos y medianoche por el impresentable Rob Liefeld. ¿Será posible que Deadpool sea tan, tan choto que alcanza con ponerse su camiseta para que dos cracks indiscutidos jueguen mal? Da para pensarlo.

5 comentarios:

Anónimo dijo...

Nunca entendí porque gusta tanto este personaje. Intenté leer su serie de marvel now y no me gustó.
Incluso en la Uncanny X Force de Remender (una verdadera joya) es un personaje que queda desdibujado al lado del resto del equipo

whooa dijo...

creo que parte de la fama de Deadpool tiene que ver con el auge del humor choto del internet y es como un equivalente de "family Guy", un producto que no intenta dejar mensaje alguno, solo entretener.

Anónimo dijo...

sobre gustos no ahi nada escrito, si no te gusta no te gusta, que se le va hacer.

Anónimo dijo...

Sí, obvio. Yo siempre decía "Para gustos, colores". Pero ahora la onda son los bolsicartones. Cualquier gusto de los argentinos boludos puede ser encorsetado allí, a salvo del vil oxígeno que todo lo mella, incluso, al repudiable Deadpool, que es un muerto jugando al pool. Ya quisiera que venga acá así le juego y le gano a alguien, porque soy malísimo jugando a eso. :(
Después de ganarle, como si de una pokebola se tratase, le arrojo un bolsicartón y ¡toing! cautivo queda el coso ése. Siempre y cuando no utilice yo una imitación de ínfima calidad, ojo.

BOLSICARTON ES LA ONDA! dijo...

Para nada Anónimo, nuestros BOLSICARTONES no sirven para otro fin o uso que no sea la MÁXIMA CONSERVACIÓN de los comics, recordá que son los únicos fabricados con los mejores materiales y con control de calidad. ¡Somos los pioneros, el resto es copia!. Para guardar ¨Deadpool¨ o ¨argentinos boludos¨ todavía no hemos desarrollado la tecnología más adecuada (lo apuntamos). Todo el PODER de la CONSERVACIÓN funciona SOLAMENTE con la ineludible fusión entre bolsa y cartón, es decir, BOLSICARTON.

Saludo cordial